“I’ll never turn to the dark side. You’ve failed, your highness. I am a Jedi, like my father before me.”
Luke Skywalker
El 30 de octubre de 2012 The Walt Disney Company adquirió Lucasfilm y anunció la producción de una tercera trilogía, que comenzaría en 2015 con el Episodio VII de la saga y en la cual George Lucas habría de participar como consultor creativo, mientras que la productora Kathleen Kennedy quedaría a cargo de la producción ejecutiva de las nuevas películas de Star Wars.
Esa fecha es un punto de transición en la historia de una saga tan importante en la cultura mundial que, como hemos platicado en las dos entregas anteriores de Star WARPS, hasta la fecha sigue completamente vigente y exitosa entre públicos de todas las edades.
Y es que Star Wars ha pasado por todos los momentos y el tiempo ha dado a sus protagonistas y realizadores, a su creador y sus seguidores en todo el planeta un sinfín de experiencias y lecciones en todos los aspectos.
Como cuando, después de ser cautivados por la trilogía original, fuimos sorprendidos con una nueva entrega de tres precuelas que nos contarían el principio de la historia de los personajes que ya tan bien conocíamos, teniéndonos que replantear absolutamente todo lo que creíamos entender y dominar del universo alrededor de La Guerra de las Galaxias.
O aquel momento en el que morímos de coraje e impotencia al ver a un personaje tan patético como Jar Jar Binks tener que erigirse, por circunstancias inesperadas, como Senador en sustitución de Padmé Amidala y dotar de poderes especiales a Palpatine para crear un ejercito al servicio de la República Galáctica o la desilusión de ver pasar la producción artesanal fílmica de las primeras películas a una grosera composición digital, con un Yoda que vuela por los aires dando giros como Jackie Chan mientras pelea con clones.
Hoy y después de la transformación que ha sufrido la historia y todos los relatos alrededor de éste concepto mítico, los cientos de fans que esperamos el Episodio VIII, estamos ansiosos de saber qué será más poderoso: el valor de estas películas a nivel narrativo y en su aportación a la cultura mundial o el afán de tener taquillas agotadas, buscando conquistar más a un público millenial que a los adultos que crecimos bebiendo, comiendo y respirando Star Wars.
Luego de una regular Star Wars: Episode VII – The Force Awakens y de la sorpresiva Rogue One: A Star Wars Story, que fue estrenada en 2016 y que aborda las vivencias del grupo de rebeldes responsable de robar los planos de la primera Estrella de la Muerte, el Episodio VIII tendrá que elevar los niveles de calidad, emoción y drama que nos han dejado ya siete capítulos de está serie legendaria más allá de sus altibajos.
Se trata de re-inventar un clásico y a todas luces esa es una misión sumamente difícil…pero no imposible.
Hasta aquí nuestra propia trilogía, que junto con las editoriales de Oscar Adame, han construído éste concepto llamado Star WARPS. May the Force be with you…#StarWARPS