Finalmente está aquí. Tras años de rumores, películas previamente canceladas, y una de las campañas más prometedoras en la historia de las adaptaciones de los videojuegos, tenemos el estreno de The Last Of Us, la serie de HBO que toma la ya clásica la historia de Joel y Ellie para llevarla a un público lejano al PlayStation.
Una tarea que parecía imposible, debido en gran parte a la mala fama que tienen los audiovisuales basados en videojuegos, y porque el título que nos ocupa es ampliamente considerado como una de las obras definitorias del medio, llegando incluso a ser llamado el mejor videojuego de la historia. Errar no era una opción ante un fandom tan exigente y con la posibilidad única de llevar por primera vez a una de las historias más desgarradoras del siglo a las grandes audiencias.
Y a todo esto, ¿cuáles son nuestras primeras impresiones? Este piloto es una clase magistral del cómo adaptar un título de tal relevancia cultural y éxito crítico a un nuevo formato. Los detalles desprenden un amor por la fuente. La mayoría de los fotogramas parecen una calca del título y hay escenas en las cuales logran transmitir el sentir de movimiento-control del título al audiovisual.
Los automóviles, los edificios, el diseño de los personajes y su vestimenta, todo está en perfecta sincronía con el videojuego. Sin embargo, esto no tendría ningún peso si los personajes no cargaran con el mismo carisma, sobretodo siendo una historia cuyo centro es la interacción entre sus personajes, y aquí es donde la serie sorprende, puesto que Pedro Pascal encarna perfectamente a Joel y la pequeña Bella Ramsey hace lo propio con Ellie.
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Sabíamos que HBO no iba a guardar la cartera en esta adaptación y su presentación lo demuestra.
Expandiendo en la escena introductoria al videojuego, un sutil, pero descorazonado relato corto que nos plantea los orígenes tanto de los sentimientos de Joel, como de la infección de hongos que termina por gestar un panorama post-apocalítico en el mundo, la secuencia juega con algunos clichés del género zombie, pero al mismo tiempo ahonda en el mensaje central de su fuente original: Los efectos sádicos de la co-dependencia.
-Él te ama-, le dice su hija a Joel con respecto a su tío, a lo que él responde. -No me ama, solo necesita de mí-, en tono de burla. Un breve resumen enmarcado por una serie de elementos, como la anciana que necesita de su enfermera para sobrevivir o la propagación de una infección zombie en la cual un hongo hace presa al cuerpo de su víctima, va empujando sutilmente la raíz emocional que rodea al título. Elementos que no existen en el videojuego, pero que logran desarrollar de gran manera lo expuesto en él.
Es sorprendente la inteligencia con la cual están expandiendo su historia sin estirar de más o ser reiterativos. Todo aquí suma en lo que es un gran inicio para lo que promete ser la primera gran adaptación del medio de los videojuegos a la televisión.
Neil Druckman, creador y desarrollador del título original, además de su secuela, es el showrunner y guionista de esta serie, un movimiento inusual, pero que parece haber dado sus frutos al ser quien mejor entiende al producto original. Sin embargo, él llegó a HBO apoyado por el creador de la ganadora del Emmy, Chernobyl, Craig Mazin, quien también mete de su cosecha como un narrador de historias que ya ha comprobado que es un genio para crear brillantes momentos de tensión y claustrofobia.
La crítica especializada que ya tuvo oportunidad de ver la totalidad de la serie afirma que este es el capítulo menos impresionante de la misma. Por lo cual, solo queda esperar, más emocionados que nunca, por su continuación la próxima semana en HBO-Max.