La primera semana de octubre vio la publicación de la nueva reedición del álbum debut como solista de Gustavo Santaolalla, el legendario músico, compositor y productor argentino. El material titulado Santaolalla (1982) es uno de los materiales más representativos del rock latinoamericano puesto que rompió con todas las prohibiciones expresivas que se mantenían dentro de la Argentina de la dictadura del Proceso de Reorganización Nacional.
Influenciado por el punk-rock que se estaba desarrollando en Inglaterra y Estados Unidos, Gustavo tomó toda su rabia para imprimirla en este álbum debut, marcando una nueva era al desmarcarse por completo de lo que se estaba presentando en la industria musical de su país. Hoy, es considerado como un punto de partida imprescindible para lo que vendría en las próximas décadas en el rock en español, siendo el álbum que le abrió las puertas a proyectos como Virus, Charly García y Soda Estéreo.
Es por ello que hablé con Gustavo Santaolalla sobre el impacto del álbum y las razones detrás de su creación. A través de una platica en ZOOM en la cual también discutimos su interés por la vinatería. “Oye, quería preguntarte si te molesta que coma unos hotcakes mientras charlamos”, le declaré, al abrir mi apetito durante el segmento de nuestra conversación sobre las delicias del Valle de Guadalupe. “Desayunemos juntos, a comer y hablar, no hay nada mejor”, señaló mientras sacaba los cubiertos.
Fue una conversación distante si pensamos en el hecho de que él se encontraba en Los Ángeles, California. Pero, a la vez, fue una de las charlas cálidas que he tenido en este año marcado por una pandemia que nos imposibilita disfrutar de un abrazo. Pese a ello, las platicas y las experiencias memorable se siguen desarrollando.
¿Has estado en Los Ángeles durante todo este tiempo extraño de pandemia?
Sí, he estado aquí. Tú sabes que yo viajo muchísimo. Seis, siete meses al año, yo estaba fuera de Los Ángeles y esto me frenó. El último viaje que hice fue el show con Soda Estéreo como invitado. Fui al Foro Sol para tocar ‘Cuando Pase El Temblor’. Fue hermoso.
Bueno, eso fue de las últimas cosas que pasaron…
Sí, bueno, después venía lo del Vive Latino y por ahí vi que por varias causas… pues yo tenía que tocar por un tema mío de estar con el grupo en el que estoy y me la veía venir porque ya se estaba poniendo muy, muy mal. No me pareció que estaba en condiciones, pero de todas maneras, yo quería tocar. Eso fue lo último que hice fuera del país, justo antes había estado en Lima, Perú, pero eso fue lo último.
Lo que ocurrió fue que nos mudamos de casa en Los Ángeles. Vivimos en una misma casa desde hace 30 años y fue muy duro dejarla porque la amamos. Ahí nacieron nuestros hijos y todo, pero finalmente logramos mudarnos a una casa más chiquita, pero sin venderla. Ahora vive nuestra hija ahí, en la casa grande. Nosotros vivimos en otro lugar más pequeño, pero muy lindo, en Maryland, Washington. La otra casa es en Echo Park, mucho de Echo Park se convirtió en el centro de los hipsters
Sí, es la zona hipster
Y luego no me dejaban entrar
Si no, no formabas parte del gremio
Claro porque yo no podía ingresar. Nos mudamos a un lugar que queda muy cerca de ahí y que es muy lindo, se llama Maryland Washington y entonces imagínate en medio de todo esto, visitar esos lugares fue una cosa increíble y siempre trabajando. Aparte siempre he estado ocupado haciendo muchas cosas porque la pandemia a mí no me significó esta onda de introspección o eso de parar. No tuve tiempo, porque estuvimos trabajando, estoy trabajando muchísimo.
Tengo cuatro proyectos en Netflix y uno en Hulu. Hay películas, documentales y cosas bajo el nombre de Santaolalla. Eso sin mencionar el enorme release de Last of Us II, el cual siempre tiene secuelas porque se están haciendo entrevistas, notas, y cosas. Así que he estado muy, muy ocupado, y muy feliz trabajando en lo que me gusta, lo que me encanta, lo que adoro: La música.
Quiero entender cómo divides tu tiempo porque la autogestión con tantos proyectos al mismo tiempo debe ser algo complejo que a ti ya te viene seguramente, de manera natural. Mucha gente ha estado lidiando con esto en la contingencia porque están en casa por primera vez en su vida y están tratando de decidir qué hacer con su tiempo
Como he sido muy inquieto con el tema de viajar y de andar por todo el mundo, de hecho, he dado tres veces la vuelta al mundo en viaje. O sea, salir a un viaje de Los Ángeles y pegar toda la vuelta al mundo y regresar. Pero también tengo muchos años de… yo llevé una vida casi monástica, entre los 18 y los 24 años, cuando estaba en un grupo en Argentina. Se llamaba Arcoíris y llevábamos una vida comunitaria, de mucha disciplina.
Se trataba de una búsqueda espiritual que todavía conservo, claro. Pero en ese momento llevaba una vida prácticamente monástica, o sea que vivía bastante.. digamos, no encerrado, pero muy metidos en un lugar. Me ha tocado, por distintas circunstancias, estar a veces como semi encerrado en lugares por períodos largos y yo tengo también una… como una cultura de eso también, lo puedo hacer. No es que me ponga loco. Y como tengo tantos intereses en una cosa y otra, encima de que puedes estar grabando y haciendo música, y olvídate, puedo pasar toda la vida en eso…
¿Y vas justamente gestionando el tiempo en un día de manera organizada o vas dejando que los proyectos surjan?
Sí, y tengo un equipo de gente con quien trabajo, algunos desde hace más de 20 años, otros de más de 30 años. Por ejemplo, Lucía, mi asistente, trabaja conmigo desde hace más de 20 años. Entonces hay como una especie de caos, pero un caos que se organiza.
Es bastante cuántico, sobretodo cuando surgen cosas complejas jaja. Yo siempre he dicho -en el momento en que haga agua algo, ahí me voy a preocupar- porque son tantos proyectos en los que me he involucrado y tantos universos. Te decía que aparte de eso, tengo una pequeña editorial de libros, tengo un proyecto vinícola de vinos desde hace 15 años. Hoy en día tengo un proyecto de hierbamal que es una hierba también en Argentina que se llama Porongo
Oye, yo creo que de ese.. la última vez que estuviste en cabina, algo platicamos de ese proyecto vitivinícola porque yo te conté que estoy haciendo desde hace unos años un festival de gastronomía, vino y música en el Valle de Guadalupe, que a ti de Los Ángeles te queda a cuatro horas.
Me dijiste que fuera a conocer. Muero de ganas de verlo porque lo del vino es una cosa que siempre me interesó y me encanta lo que ha ocurrido con el vino en general, con las últimas dos décadas, que realmente se ha metido en la gente.
En Argentina, el vino forma parte de la canasta familiar. Los productos de la familia que involucran la leche, el pan, todo y el vino. Nosotros hemos crecido en nuestra casa, en nuestra familia, con una botella de vino, incluso se toma el vino con soda. Pero, como fue creciendo la cultura de la gastronomía, junto con la gastronomía viene el vino, porque la verdad que no hay nada mejor para comer que hacerlo con un vino. Aparte de que engancha, realmente tiene hasta una función. El vino degrada las grasas, te ayuda a saborear mejor la comida.
He visto que países cerveceros por naturaleza, como México o Irlanda, han entrado también en la cultura del vino. ¿Por qué? Porque es una cosa maravillosa, así como la cerveza tiene lo suyo y es fantástico. El vino es algo que nos acompaña desde la historia de la humanidad, entonces es muy lindo lo que está pasando en todos los países. En México yo he visto como había un par de bodegas que hacían unos vinos interesantes, pero hoy en día hay más. Hay mucha, mucha gente que está haciendo proyectos súper interesantes a los que me encantaría poder acercarme más.
Oye, lo que te decía del vino es que, además estás tan cerca. California también se ha puesto muy serio en el tema de los vinos, no solamente en Napa, sino hay otras regiones.
Claro. Mucho más al sur, cerca de Atlanta
Me quiero regresar 1982 cuando editas Santaolalla, la primera vez. Vives hace 30 años en Los Ángeles, y en comparativa, pensemos en tres lugares: LA, México y Argentina, en 1982 las realidades eran muy diferentes en estos tres lugares, ¿qué estaba pasando en Argentina cuando editas este disco? Sabemos que en L.A el rock ya estaba muy encaminado en toda la Unión Americana y en México veníamos de una década donde no podíamos escuchar rock, donde no había producción. Del oscurantismo de los 70 en el rock y en Argentina la dictadura. ¿En qué estábamos ahí?
Nosotros ya habíamos pasado la década de los 70 donde realmente desaparecieron 30 mil personas a manos del gobierno, donde vivías en un estado de terror. Yo tenía enfrentamientos con la policía viviendo ya en Estados Unidos, durante dos años, más o menos, después de no estar aquí seguía teniendo problemas con la policía porque estuve detenido muchas veces desde los 16, 17 años hasta que me fui, innumerables veces. Nunca, por suerte, me lastimaron.
Yo, a los 20 años, que medio comenzaba la década, ya era bastante popular con mi grupo Arcoíris. Y entonces los tipos ya cuando me llevaban y todo, sabían perfectamente quién era, pero lo hacían para hacerte la vida imposible. Supuestamente era averiguación de antecedentes y como yo no pertenecía a ningún partido político, no consumía ningún tipo de sustancias, nada, no tenían ningún motivo para llevarme preso, pero te detenía para averiguar tus antecedentes y después te dejaban ir.
Básicamente te hacían la vida imposible porque si no te cortabas el pelo, no te convertías en lo que nosotros queremos, todo o si no corrias el riesgo de que un día te agarrara uno y aparecieras en una zanja. Era espantoso vivir de esa manera. Con todo lo que venía relacionado a eso, porque todo eso viene con una limitación artística total. No se podía hacer nada.
Te empezabas a auto-censurar; estabas escribiendo algo y decías -no, mejor no porque esto no va a pasar o me van a venir a agarrar de los pelos-. Bueno, me fui en el 78 y cuando llega este momento en que se me presenta esta oportunidad, yo ya había llegado a Estados Unidos y me había ilusionado muchísimo con la escena de lo que estaba pasando acá porque todavía en mi país tenía ese contenido contra-cultural que en Estados Unidos se había perdido. Acá los grupos eran Boston, Kansas, los pioneros de corporate rock, o rock corporativo, que era aquella cosa de Woodstock, de cambiar el mundo con la música.
Sí, se había desdibujado la intención, ¿no?
Totalmente. Yo venía de un país donde te metían preso por tener el pelo largo, entonces me sentí realmente desilusionado, pero en el 78 también es el año donde los Sex Pistols terminan su gira en San Francisco y se paran, pero dejaron un reguero ahí, lo mismo que los Ramones. Entonces tanto los Ramones de este lado del Atlántico, como los Pistols del otro lado, y todos los que venían alrededor de estos… se armó una cosa impresionante. Yo cuando vi eso, dije -esto sí me gusta-. Eran chicos que aunque sólo sabían tocar tres acordes, tenían toda la intensión.
Sí, tenían la actitud y el porqué, ¿no?
Pero ya había aparte el punk y el indie wave y había gente muy interesante y también músicos de mi generación. No te olvides que Sting es del mismo año que yo. Y Andy Summers es más grande todavía, entonces digo que hubo gente que de pronto venía de aquellos años antes y había conocido toda esa música pero que se daba cuenta de que esta nueva estética le proporcionaba una nueva plataforma para poder expresar las cosas con ese sentido, con esa potencia que tiene la esencia.
Yo lo abracé, fui y me corté el pelo, me compré la corbatita, el saquito y con Anibal Kerpel hicimos una banda quizás adelantada a su tiempo, porque había una mezcla de punk, jazz y new wave muy especial, donde, bueno, llegamos a grabar nuestro disco con Unicorn Records, donde grababa Black Flag. Tocamos acá en los clubes e hicimos por ahí un vídeo que fue uno de los audiovisuales que utilizó MTV en su prueba piloto.
MTV salía nada más que en Arizona al principio porque la estaban probando y ahí pasaban nuestro video, y luego hicimos otro video que fue elegido entre los 100 mejores videos por un libro que editó Rolling Stone en aquel momento. Entonces yo tenía todo esto y aparte, en un momento, en un break toqué el bajo y produje a una banda seminal del movimiento punk-new wave acá en Los Ángeles que fue The Plugz, una banda chicana liderada por Tito Larriva. Yo produje y toqué el bajo en un álbum de ellos que para mi es hermoso que se llama ‘Better Luck’ era un álbum bastante oscuro pero muy interesante.
Bueno, en ese contexto me sale la oportunidad de ir a Argentina a grabar un álbum, en ese tiempo todavía existía el gobierno militar, aunque había pasado ya un poco la parte sanguinaria, pero poquito tiempo después se arma la guerra de la marina, que fue un manotazo de ahogado por parte del gobierno militar para tratar de inventar algo y todavía seguir en el poder y fue en realidad el último clavo que le hacía falta en el cajón.
La cuestión es que tu tenías que pasar por un filtro que decidía si el disco debía salir o no, o sea, ¡Una censura! Tenías que mandar la grabación y las letras y yo sabía que la música ni la iban a escuchar, entonces en las letras y las partes que sabía que no iban a pasar, las edité pero en el álbum estaban. Entonces lo mandé, no la escucharon, porque hubieran escuchado esas líneas que te digo que estaban prohibidas, y me hubieran prohibido el disco, y entonces como saqué esas líneas de la letra, y en la letra vieron que no decía nada incorrecto, adelante. Y salió el álbum.
Este álbum fue muy especial en aquel momento, porque en Argentina se había continuado también, seguía esa realidad, ya no tan violenta, pero seguía esa realidad militar que hacia que la música temiera o tuviera alguna potencia diferente de lo que pasaba acá en Estados Unidos, se había de alguna manera… no sé si era achanchado la palabra, pero se había como una cosa muy establecida y eso sacudía todo. De hecho, muchos músicos y gente que venía de antes, se sintió muy mal con eso y al principio criticaban muchísimo. En aquel momento fue, bueno… de hecho, los chicos venían a escuchar cómo grababa el disco.
¿El disco completo lo grabaste en Argentina y estabas yendo y viniendo a Los Ángeles o fue una etapa en que regresaste a Argentina?
El disco lo grabé en 15 días, lo grabé y lo mezclé. Porque también en lo del punk y lo del new wave había una cosa de inmediatez. De algo inmediato. Entonces me grabé el disco casi como si fuera en vivo. Yo grabé el disco y cantaba y tocaba el disco con los músicos al mismo tiempo, no había forma de grabar el bajo y luego la batería primero. Y bueno, un año después de mi disco de Santaolalla, Charly (García) saca Clicks Modernos (1983).
Bueno, claro. Todo estaba pasando ahí.
Exacto. La revista Rolling Stone después lo declaró como uno de los discos que marcó la apertura a la modernidad de lo que fue los 80 porque después de ese álbum vienen los twist, todo eso que ya se estaba gestando. Mira, cuando voy a hacer el álbum, yo me imaginaba que aparte de los grupos ya conocidos que llenaban teatros y todo eso, me llevaron a ver un trío a un club donde había unas 50 personas y era Soda Stereo. Cuando vi a Gustavo Cerati me volví loco, qué impresionante. Me acuerdo que lo fui a saludar y hablamos de música
¿Te impresionó la primera vez que los viste?
Me impresionó muchísimo. Me impresionó él. La banda estaba bien, pero él me mató y me acuerdo que también en ese viaje, me llevaron a ver a Sumo y había gente así también. No sé si eran 50, 60, pero era así más o menos.
Era justo el momento seminal de toda esa gente que luego impactó a toda Latinoamérica. Me llama la atención que iba a ser no solamente el disco, sino que el disco per sé era un disco firmado como Santaolalla. Es decir, que tuvieras ya en ese momento la claridad o inquietud de hacer algo. Creo que eso podría estar relacionado con la historia de la portada
Tu sabes que la portada es mi electroencefalograma
Más personal no podía ser, ¿no?
Sí. Mi electrocardiograma. Creo que si lo hicieras en este momento, sería un disco con líneas lisas, jajaja. Pero en ese momento no, y de hecho, aparte que viste, no sé si estés familiarizado con el tema de la gráfica, pero hice un proceso de separación color con tintas puras, entonces era más casi como una serigrafía, como si fuera un grabado, porque trabajar con tintas puras es como, si quedaba la tapa te pegabas, porque tenía ese color rosa salmón, mate y el electroencefalograma y el electrocardiograma estaban en tintas roja y azul brillante.
Estabas justamente en el momento donde tenías esta necesidad pero también esta claridad de hacer algo personal.
Sí, porque nunca lo había hecho. Y me tardé muchísimo, porque hice eso, y después pasé a la guerra de la marina y nunca lo toqué, ese disco en vivo. Después hago otro disco, Ronroco, motivado por el gran Jaime Torres, él me empujo para hacerlo y contiene grabaciones de mi vida de un periodo de 13 años. Grabaciones que yo me tenía juntando y no las sacaba, y las guardaba, y las guardaba. Sale ese álbum que es el que me abre las puertas al mundo del cine, ¡años después! Nunca lo toqué en vivo.
Después saco mi álbum GAS en los 90, un álbum grunge que tampoco lo toqué en vivo porque tenía opciones, tengo esto, tengo el otro, y decía ¿qué hago? Sé que no lo voy a poder salir a promocionar porque tengo otras obligaciones y compromisos. Entonces la alternativa era no hacerlo, saber que no iba a poder promocionar ni nada, pero por lo menos que quedara un registro, y me decidí por esa. Entonces saqué GAS, tampoco lo toqué y años después saqué Camino, otro álbum instrumental en la línea de Ronroco y tampoco lo toqué.
Pero me parece muy interesante porque es como ir dejando fragmentos que avalan lo que tu también estabas viviendo como creativo, como productor y como músico en lo personal.
Correcto. Sí. Finalmente, cuando cumplí 60 años, que ya van a ser 10 años porque tengo 69, fui pasando un montón de cosas, y una de las cosas increíbles es que por primera vez en mi vida creo, apreté el botón de pausa. Yo nunca miraba para atrás, siempre estaba buscando nuevos desafíos, nunca me gustó quedarme en mi zona de confort, si tú ves los más de 100 álbumes que he producido, vas a ver la variedad, lo ecléctico que son, porque siempre me gustó como tal ese desafío. Cada vez que miraba para atrás, yo decía ¡Loco! La cantidad de cosas que hay por atrás y vivía con eso.
Nunca volvía a escuchar los trabajos de atrás, seguía y seguía y de pronto tuve la necesidad de parar y decir ¿cómo llegué hasta acá? Y ahí empecé a ver cosas que la verdad me reconfortaron mucho. Encontrar que tenía una coherencia toda mi obra detrás de la búsqueda de identidad, de hacer cosas que representaran quién era yo y de dónde venía. Que siempre tuve la búsqueda de la excelencia en lo que hacía, que siempre busqué en mi obra un porcentaje importante de atemporalidad. Yo creo que todo el arte, toda expresión artística tiene que tener atemporalidad, tiene que tener un elemento de atemporalidad. O sea, una buena canción la tienes que escuchar dentro de 10 años y tiene que seguir siendo una buena canción. Que inclusive trascienda en estética.
¿El secreto sería que la esencia tiene que ser real? O sea, ¿que lo que estás haciendo sea por las razones correctas?
Ese es el punto clave. La realidad, la honestidad de una obra. Por eso yo siempre digo que se vive en dos categorías: buena o mala. No hay género malo. Cuando dicen -no al reggaetón, eso no es música- ¡No! Hay reggaetón malo, ¡malísimo! Pero hay reggaetón bueno también, como lo hay en la música clásica.
Tiene algún significado especial decidir reeditar este disco de 1982, esto que tu volteas a ver, que a mi me gusta mucho, sobre todo, entender el pasado, no desde la lejanía, sino como un árbol, ¿no? Voltear a ver nuestras raíces y entender quiénes somos en un pasado que es un presente vivo. Tiene algún significado especial que haya sido en este año tan complejo?
No necesariamente, no tengo todas las respuestas porque hay cosas que seguramente uno descubre con el tiempo, como tantas cosas. Entonces, obviamente algo tiene que ver con esta necesidad de cambio, porque ese disco marca una decisión de cambio y de reseteo en cómo nos aproximábamos a hacer discos y a la música. Fue como pensar todo de nuevo. Estamos frente a una realidad que nos está poniendo bastante en esa situación, de que tenemos que pensar todo de nuevo. Entonces, ahí en ese contexto creo que hay algo para ver, para investigar.
Pero es un disco muy importante para mí, porque es el primer disco de mi carrera solista, que en realidad yo considero que comienza hace tres años cuando empecé a tocar toda esa música, porque nunca la tocaba. Ahora tengo un proyecto donde reviso ese pasado. Entonces ese disco es el primero en mi historia, es el primero que concibo fuera de argentina. Es un disco que de alguna manera marcó una época. Marcó el comienzo de algo nuevo en mi país. Y lo quiero mucho. Ahora que lo he remasterizado suena excelente.