Este martes Gustavo Santaolalla, una eminencia dentro del rock latinoamericano, presentó un recorrido por sus 50 años de carrera en un concierto de dos horas y media, mismas que se vieron cortas ante los miles de trabajos compositivos en los cuales se ha visto involucrado.
Fue una velada exquisita dentro del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, misma a la que el argentino declaró como “su invitado de mayor honor en su centésimo aniversario”.
El nacido en El Palomar se presentó ante el público con una sonrisa en su rostro, misma que se mantuvo a lo largo de todo el concierto. Lo primero que tomó fue una guitarra acústica y dio el concierto acompañado de seis músicos con violines, violas, campanas, tambores, sintetizadores, pianos, tubulares y por supuesto, el icónico charango con el cual ha ganado fama en la industria del cine y de los videojuegos.
Inició con ‘Inti Raymi’ y continuó con 11 temas más que pertenecen a su experiencia Desandando El Camino. Dio muestra de su virtuosismo vocal en ‘Quién Es La Chica’, el solo de batería en ‘Y Una Flor’ emocionó a los presentes y las dulces melodías de ‘Un Poquito de tu Amor’, ‘Vasudeva’ y ‘Zamba’ generaron largos sollozos dentro de un público tan variado como la cantidad de géneros en los cuales se ha inmiscuido Gustavo en su carrera.
Del punk, la canción popular, el pop y el rock a sus bandas sonoras que se caracterizan por el estilo minimalista con el cual convergen instrumentos típicos de Latinoamérica en estructuras ambientales. Personas de la tercera edad cantaron canciones como ‘Mañana Campestre’ mientras los adolescentes esperaban la interpretación del soundtrack de The Last Of Us, videojuego que hoy cumple cinco años y en el cual Gustavo Santaolalla ha estado trabajando durante dos años para su secuela.
Todas las canciones fueron una delicia con el acompañamiento de sus cinco músicos, los momentos in-crescendo de todas sus canciones pop y los tiernos coros de sus melodías.
Tras un pequeño intervalo de 10 minutos y tras haber interpretado canciones como ‘No Existe Fuerza en el Mundo, ‘A Solas, ‘Todo Vale’ y ‘Paraíso Sideral’, Gustavo tomó el charango entre los gritos de los presentes. El primer tema que interpretó con este instrumento fue ‘De Ushuaia A La Quiaca’, “este tema es sobre un viaje que hice con mi amigo Sixto Palavecino, recorrimos carreteras de todo Sudamérica durante horas y terminé componiendo este instrumental que después terminó siendo parte del soundtrack de Diarios de Motocicleta”.
La interpretación finalizó entre fuertes aplausos, de hecho, se llegaron a escuchar gritos de “Gustavo, eres grande”, dentro del público y entonces él decidió introducir a su siguiente instrumental. “Esta es una canción para los más chicos, sé que muchas nuevas generaciones me siguen por el videojuego, me llegan mensajes de niños de 12 años que me dicen ‘oye, vi un video en el que cantabas, no sabía que lo hacías’ gracias a este tema que es sobre el amor. Esto va para todos ustedes, mis pequeños seguidores y todos los gamers”, entonces empezó a interpretar el tema principal de The Last Of Us con el arpegio distintivo del título de Naughty Dog que ha sido considerado desde su lanzamiento como el mejor videojuego de la historia. Fue una interpretación extendida de unos seis minutos de duración que incluyó la integración de campanas, tubulares, baterías, piano y violines dentro de su instrumentación.
“Ahora voy a aprovechar a la banda que me acompaña para tocar un meedley de Brokeback Mountain”, anunció previo a interpretar una mezcla de los principales temas de la película del 2005 que le valió su segundo Premio de la Academia. Tras terminar, el compositor devolvió el instrumento a su lugar y volvió a tomar la guitarra eléctrica.
La noche prosiguió con ‘Hasta El Día En Que Vuelvas’, ‘Mañana Campestre’, ‘Pena En Mi Corazón’, ‘Vecinos’, ‘Ando Rodando’ y ‘No Sé Qué Tienen Mis Penas’, entre anécdotas y bromas que hicieron del concierto uno de los más íntimos y divertidos del año. El fin llegó con ‘Pa’bailar’, un tema en el cual todos se levantaron de sus asientos para hacer lo que indica el título de la canción, bajo luces de colores y con la sonrisa de Gustavo Santaolalla, agradecido de un público tan entregado a escuchar su música y la historia detrás de ella.