Damon Albarn ahora es oficialmente islandés. Sí, con ciudadanía y todo. Se levanta temprano, hace yoga y según sus propias palabras, se ha convertido en un cocinero excepcional, tanto que le molesta que jamás lo hayan considerado para participar en la versión británica de Master Chef Celebrity. También le urge que se le empiece a caer el cabello porque así ya no tendrá que preocuparse por cómo cortárselo: en 2020 –por ejemplo- se hizo un mullet simplemente porque le pareció divertido, y después se lo tuvo que dejar durante diez meses porque ya no se le ocurría que otro estilo adoptar.
A sus 53 años, de lo único que se arrepiente en su trayectoria musical es no haber colaborado con Kendrick Lamar, Prince, Dr. Dre y David Bowie cuando pudo:
‘’Después de la primera década con Blur entendí que lo mejor era hacer las cosas solo cuando realmente tienes el deseo de hacerlas. Y tener el deseo también implica estar preparado para ellas. A finales de 2014, mientras me encontraba a la mitad del tour promocional de Everyday Robotos, recibí un llamado de Ray Davies, que a su vez había conseguido mi teléfono gracias a Paul Simmon. Resultó que Ray y David Bowie querían hacer un disco conmigo; pero me lo expresó con mucha urgencia, tanta que me abrumó un poco y no me sentí listo para involucrarme en algo en lo que claramente ya me llevaban ventaja. Les dije que si después de la gira todavía seguían interesados en grabar, lo haríamos. Con el paso de los meses todo se complicó y ya no hubo manera de que nuestras agendas coincidieran. Poco más de un año después, David murió. Él ya lo veía venir y por eso la prisa… Yo me sentí triste, y como un tonto, para ser honesto’’. -Damom Albarn en entrevista con Teddy Jamieson para The Herald en 2019.
Honesto. Esa es probablemente la mejor palabra para describir a Albarn en este momento de sus vidas: la personal y la profesional que, sin querer, poco a poco se han vuelto la misma. No teme a envejecer, no es un Rolling Stone cuyo espíritu veinteañero se mantiene intacto a pesar de las guerras y las arrugas; por el contrario, decidió asumir el paso de los años con una dignidad poco común.
Es más papá que rockstar y está en el proceso de ser más artista y menos el frontman de Blur o la “mente maestra detrás de Gorillaz’’. Quizá por eso decidió comprar una casa en Reykjavik y nacionalizarse islandés después de tantas visitas: porque en toda la región nórdica –al menos como rasgo sociocultural- valoran la introspección, la paz y el silencio.
Después de 30 años en el ojo público, tuvo la imperiosa necesidad de hacer un disco que se tratase única y exclusivamente de lo que veía a través de la ventana de su cuarto: montañas, nieve y nada más.
‘’No porque haya dejado de importarme la gente y los problemas del mundo; de hecho creo que a mis 53 estoy más preocupado que nunca por el mundo que le dejaré a mi hija, sólo que ahora, a diferencia de cuando tenía veinte o treinta años, prefiero cuestionarme qué hay en mi interior que valga la pena aportar a todas esas conversaciones’’. -Damon Albarn para The Current
Simon Tong –ex guitarrista de The Verve- pudo corroborar las habilidades culinarias de Damon ahora que fue a pasar unos meses con él a Devon para terminar lo que será el segundo álbum solista de Albarn:
‘’Creo que para Damon es más fácil ser feliz ahora que cuando éramos los muchachos del Britpop. Hace veinticinco años necesitaba saberse guapo, encantador, misterioso; también necesitaba la heroína y las peleas. Actualmente lo veo y me parece que le basta cocinar para sus ocho invitados, dormir bien y molestar a su hija… Hacer música, obvio: pero creo que eso es tan natural en él que es capaz de crear bajo cualquier estado de ánimo. Me atrevería a decir que es la única persona que podría hacer una canción sobre no tener estados de ánimo’’. -Simon Tong en entrevista para Rolling Stone
Al menos hasta que inició su carrera con Blur, la vida de Damon Albarn había tenido pocos momentos de dolor y sufrimiento. Como muchos otros relatos en la historia del arte británico, el del hombre ahora también llamado Makandjan Kamissoko (o al menos así lo nombraron en Mali) surge como hijo de Hazel -diseñadora de producción teatral- y de Keith, un comunicador reconocido de la BBC. Clasemediero. Nacido en Londres el 23 de marzo de 1968, su entorno familiar lo llevó a desarrollar un interés prematuro por la música, y antes de los doce años ya sabía tocar piano, guitarra, violín, triángulo y tubófono xilofónico cromático.
Su capital cultural y ese desahogo socioeconómico permitieron que pusiera atención en cosas que el resto de niños de su edad no notaban: el concepto del nacionalismo –para empezar- que le ha servido como objeto satírico, de reflexión y le da motivos para preocuparse con relativa frecuencia.
‘’La primera vez que fui consciente de cuán dañino puede ser el nacionalismo la viví en 1978, cuando acababa de iniciar la Copa Mundial de Futbol en Argentina. Recuerdo que todos en la escuela estaban muy emocionados por ver los partidos en horario de clase. A decir verdad yo me creía ese discurso propagandístico que lo hace ver como la gran fiesta multicultural del planeta, así que un día decidí ponerme un jersey de la selección irlandesa en sustitución del uniforme normal. En lugar de celebrarme, como yo esperaba, fui reprendido por las maestras y apaleado por los niños de mi salón. Lo único que no dejaba de preguntarme era: ¿Qué no se supone que somos pueblos hermanos? ¿Acaso no nos une la reina?’’. -Damon Albarn para NME. 2005.
Ahora no es que Damon haya dejado de sentirse inglés o que prefiera su pasaporte islandés o las condecoraciones que recibió en Mali; más bien, por salud propia, pone en entredicho su propia concepción del estado-nación en cada oportunidad, y hace de la gente que le rodea, su verdadera patria.
Lo cual resulta curioso si consideramos que viene del único país que considera su música popular como patrimonio cultural cuantificable para el cálculo del Producto Interno Bruto; y que además, evalúa al Britpop como su última gran ofrenda sonora para el mundo.
‘’No sé qué piense Jarvis o los chicos de Suede o los Gallagher; pero nosotros iniciamos esto porque estábamos jodidos después de toda la mierda que dejó Thatcher cuando la sacaron del cargo. Si yo fuera la reina no estaría muy conforme con eso’’.-Graham Coxon en entrevista para MTV. 1994.
-‘’¿Te consideras una persona egocéntrica? -Cuando eres joven y te hacen sentir importante en esta industria, es difícil no serlo. Digo, es lo que te ofrecen en cada programa, cada restaurante y cada club nocturno que visitamos: ego y drogas. ¿Cómo esperan que no nos volvamos adictas a alguna de las dos cosas?’’.
Antes de iniciar las grabaciones de 13 –el sexto álbum de estudio de Blur- Damon se vio obligado a cuestionarse todo tipo de cosas sobre su personalidad dentro y fuera de los escenarios. Era 1999 y el Britpop empezaba a mostrar signos de decadencia mediática: los grandes grupos de aquella oleada sacaban sus peores trabajos y el impulso de las boybands y las girlbands se apoderaba de la isla.
El vaivén entre Oasis y Blur había desgastado a un público ávido de emociones amigables y optimistas propias del inicio de milenio. Lo peor es que la rivalidad ni siquiera estaba sustentada en la realidad: al igual que los Beatles y los Stones 30 años antes, habían sido sometidos a las estrategias de publicistas y mercadologos que se hacían de un peso jamás visto en la industria.
Y ellos cayeron en la trampa: sucumbieron ante sus propios personajes y empezaron a comportarse como completos cretinos con sus equipos tras bambalinas, con periodistas y hasta con los fans.
Creyendo que nadie estaba a su altura, Damon, Noel, Liam, Graham y compañía se encontraban de vez en cuando para tomar el té y reírse de todo lo que pasa a su alrededor.
‘’No se odiaban entre sí, odiaban a todos los que estaban fuera de ese círculo. Damon en particular se sentía el salvador de la música inglesa. Y evidentemente, nosotros también lo odiábamos. Era la clase de persona que pretende ser encantadora sin dejar de lado su soberbia’’. -Skin, miembro de The Skunk Anansie
Esa necesidad de refrendar su figura fue también el final de la primera etapa de Blur y su relación con Justine Frischmann tras ocho años de relación.
‘’De repente Damon se dio cuenta de que ya pasaba más tiempo imaginando la expresión de la gente al escuchar sus canciones nuevas que intentando interpretar sus sentimientos a través de la música. Ya no se trataba de hacer arte sino de buscar validación’’. -Justine Frischmann en entrevista para NME. 2007.
Para Damon Albarn, el proceso de rehabilitación como persona y como músico duró más de diez años. El primer paso fue exiliarse y el segundo, despersonalizar totalmente su obra. De esa inquietud surgió Gorillaz: harto de que se prestara tanta atención a los rostros y a lo que se vociferaba en el jetset, encontró en Jamie Hewlett a alguien que correspondía al objetivo de regresarle al arte su debido lugar. Y sin desearlo, ese proyecto pionero en la construcción de realidades alternas dentro de la música se convirtió en un fenómeno global aún por encima de Blur.
‘’Tras el éxito del álbum debut nos dimos cuenta de que teníamos que adoptar otro tipo de responsabilidades con este proyecto. El mundo nos planteaba nuevos problemas y el público base de Gorillaz buscaba desahogar sus incertidumbres en algún lado’’. -Jamie Hewlett en entrevista para The New York Times
Mali Music, Tink Tank y Demon Days gestaron al Damon Albarn politizado y activo socialmente. Su vínculo con la literatura y las artes plásticas lo inspiraron a desarrollar narrativas distopicas y en constante cuestionamiento de su entorno; pero sobre todo, delimitaron una ruta para que se alejara de todas esas conductas típicas de una estrella pop sin madurez.
‘’No fue rápido ni sencillo. De hecho estoy consciente de que en el camino logré que muchos amigos me odiaran, incluyendo a los chicos de Blur y al mismo Jamie (Hewlett). Por eso los aprecio tanto: haga lo que haga siempre están para mi y ahora mi misión es ser recíproco con eso’’. –Damon Albarn en entrevista para la BBC. 2016.
El estira y afloja en su crecimiento personal ha ido de la mano con la crianza de su hija, quien ahora tiene 22 años. Pese a estar ocupado con tantos proyectos en activo, siempre tiene espacio para Missy. Es la única persona con la que se permite ser adolescente de nuevo. Le habla con la boca llena, le restriega su barba en las mejillas y arruina sus selfies.
Con todo y que ella resultó ser una adolescente rebelde, también fue su referencia para ser alguien más empático y mejorar sus modales.
‘’Aprendí a disfrutar las entrevistas. Ahora entiendo que el tiempo de la gente es tan valioso como el mío y hago lo posible de que cada conversación tenga algo especial, algo diferente… Incluso si tengo 35 de esas al día’’.
Tras la muerte de su amigo y mentor Tony Allen –baterista legendario que perteneció a Fela Kuti- Damon Albarn decidió apropiarse de uno de sus mantras: todos deberían hacer música porque la música libera el alma. Y esa es su misión en cada interacción social que tiene: emocionar a las personas para que emprendan su propia aventura sonora.
‘’¿Quién definió lo que es la buena o la mala música? Eso no importa. Lo único que debe preocuparnos es que nos haga sentir plenos’’.