Tras 4 años de espera, Lykke Li regresó con ganas de bailar, con la tendencia de sonido que está poniendo en los primeros lugares de reproducción a artistas como The Weeknd y Kanye West. Li hace una clara escisión en el sonido de su nuevo álbum, So Sad So Sexy (2018).
La primera parte es mucho más bailable y alegre, con todas las tinciones del R&B y hasta algo de Soul. Algo hay en su técnica de canto que le distingue por cierta resonancia en la nasofaringe, y algo que causa cierta sorpresa en la producción es el uso del vocoder en ‘Hard Rain’, el tema abridor. Descomponer su voz en distintas tesituras y modular cada una por separado, como un prisma que permite descomponer un haz de luz en distintas longitudes de onda.
Ha sido un tiempo muy difícil para ella, tras haber perdido a su madre y al mismo tiempo haberse convertido en una. Una extraña sensación con tal vez las personas más amadas en su vida. La sensibilidad sigue siendo inherente en todo, en el concepto y definición que cualquiera pueda tener de la sueca; tanto en lo lírico, en lo musical y en esa estructura de composición que le ha caracterizado desde el ‘Youth Novels’ y que tuvo su punto más alto de expresión en ‘Wounded Rhymes’. Lykke Li tampoco descarta ser partícipe de esa tendencia que han tenido muchos álbumes recientes de incluir rimas de Rap en sus versos, dándole participación en esta ocasión a Aminé en ‘Two Nights’.
Sí, el disco es bailable, tal vez más incluso que el disco ‘I Never Learn’, pero sin llegar al punto de canciones como ‘Get Some’. La portada es una oda a la belleza que se puede encontrar en el sufrimiento al descubrirse sensible, al hacer una introspección de sí mismo, al conocerse por medio del dolor. El nombre del disco puede bien recordarnos el mismo tenor con el que Chelsea Wolfe tituló su álbum Pain Is Beauty (2017), compartiendo y hablando de cosas sobre las que cuesta mucho, pero que el hablarlas libera, o al menos eso decía Sigmund Freud.
La recta final del disco con las últimas 4 canciones son el clásico estilo de Lykke Li, de toda una forma de expresar sensibilidad. Temas con menos mano por parte de la producción, más sencillos en ese aspecto. De verdad uno puede imaginarse a ella con los ojos empañados y las lágrimas a punto de desbordarse cantando el coro de ‘So Sad So Sexy’, que no son más que esas 4 palabras repetidas constantemente. Tal vez canciones como ‘Better Alone’ sean parte de un encore o de un conjunto de canciones con el mismo tinte triste durante la parte media de un concierto. Son versos muy difíciles para presentar en vivo, de desolación, de tristeza.