Han pasado seis años desde que Carolina Enríquez empezó a trabajar en las primeras canciones de Rotten Daisies dentro de su habitación en Sonora, México. Una colección de composiciones que dan muestra de la sensibilidad que tiene una joven mexicana a las noticias de acoso y violencia que se dan todos los días dentro de nuestro país, descritas en instrumentaciones agresivas que juegan con tintes del grunge más agresivo.
Han pasado muchas cosas para la artista desde entonces, en donde sobresale su unión a la formación de Señor Kino, en donde toca el bajo, y el lanzamiento del primer álbum de estudio de su propio proyecto Porcelain Mannequin (2018), compartiendo créditos con la guitarrista Esli Meuly, el también guitarrista Rafael Domínguez y el baterista Alfonso López.
Hoy la banda está celebrando su primera visita a la capital del país, en la cual oficializaron su cambio de nombre a Margaritas Podridas en un concierto bastante exitoso que transportó a los presentes al mundo desolado y triste en apariencia que la banda construyó, con su look de película de terror de los años setenta, pero que encuentra una liberación a todas sus ansiedades en gritos llenos de brillantina, estampitas de las Chicas Superpoderosas y colores pastel.
Ellos se presentaron por primera vez en la Ciudad de México en un escenario tan escandaloso y colorido como lo es su música. Las paredes de Sangriento, de tabiques grisáceos adornados con graffitis, cargan con el sentir urbano y sucio que transpira la agrupación. Fue el escenario perfecto para verlos tocar, relatando a un público adolescente las dificultades que conlleva el crecer como una mujer en un país tan violento como lo es México, sin dejar de lado las problemáticas juveniles de sentires relacionadas con el aislamiento y la soledad.
De hecho, Carolina nos relató que “cuando vengo a esta ciudad siempre me deprimo mucho, porque yo sé lo que pasa aquí a los alrededores y no me los puedo sacar de la cabeza. Ecatepec, Naucalpan, todos esos lugares donde siempre hay muchas noticias de feminicidios y violencia. Aunque soy de Hermosillo y me la estoy pasando bien, no puedo”.
Pese a ello, la agrupación brilló con sus violentos up-tempos, rompimientos armónicos y juegos de distorsiones, tocando las canciones de su álbum debut a la perfección. Sin embargo, poco antes de ellos se presentó el quinteto con tintes de un post-rock alegre, Cheberries; el trio grrrl-riot, PJ’s at Punkphies; y el proyecto consentido de nu-gaze en el país, Sadfields. Siendo las primeras dos agrupaciones una sorpresa para los presentes, pues aunque de música sencilla, sus integrantes logran entregar piezas pegajosas y bailables.
Esta curaduría fue diseñada especialmente por Margaritas Podridas, en un intento por crear un line-up ecléctico que diera cabida a grupos vulnerables. “Queremos que todos se sientan bienvenidos, por ello elegimos a gente queer y que comparta nuestras convicciones”.
En entrevista, Rafael declaró que la intención de la banda “no es intentar el evitar estar tristes, si no vivir con eso y enfocarlo en arte”. Carolina agregó que “contrario al masoquismo, trata sobre el no ocultar lo que realmente estamos sintiendo”, mientras que Eli dijo “estamos exteriorizando todo porque seguimos sintiendo todo lo de nuestras canciones”.
Con aquella actitud es con la cual se pararon sobre el escenario, completamente disfrazados con esta temática de terror, cargando instrumentos llenos de estampas coloridas y en posiciones estáticas. Los instrumentistas tocaron sus primeras notas mirando al suelo, dejando colgar sus brazos con cada rasgeo a la guitarra o golpe a la batería, mientras Carolina y Esli miraban a su público con bastante cariño. Ellas bromearon entre risas sobre los problemas técnicos que tuvieron con sus micrófonos previo a la presentación y sobre lo difícil que ha sido el llegar desde Mexicali hasta la Ciudad de México.
Iniciaron con cortes crudos, repletos de guitarras intensas y armonías limpias como ‘Porcelain Mannequin’, ‘Dysmorphia’ y ’40s Meltdown’, ante los cuales su juvenil público se empezó a azotar en moshpits intensos en los cuales participaron tanto hombres como mujeres. Por otro lado, canciones más tranquilas como ‘Hurt Heart’ sirvieron para que los escuchas tomaran un poco de aire y apreciaran la fragilidad que esconden todas las canciones de la banda en su punto más profundo.
Al finalizar, todos los que se dieron cita a apreciar por primera vez la música de Margaritas Podridas en la Ciudad de México, no pudieron más que decir que la banda sí cumplió y con creces. Pese a su edad, la banda es una de las más brillantes que tiene el país en este instante. Con un story-telling muy bien trabajado, un discurso empoderador y canciones adictivas, se posiciona desde ya como una de las más grandes promesas del grunge y la música latinoamericana.