Lugar de Origen: Sonora, México
Año de Fundación: 2012
Miembros: Carolina Enríquez, Esli Meuly, Rafael Domínguez y Alfonso López
“Estamos perdidas en medio de un bosque grande y verde. Decidimos salir a pasear previo a un concierto, por lo cual traemos puestos nuestros vestidos de novia, cortos. Pasamos las manos sobre las plantas, todo a nuestro alrededor está húmedo. Nos sentimos solas y débiles, por lo cual empezamos a buscar algo de compañía. En eso vemos que se acerca un venado junto a un conejo, los llamamos y acariciamos. No queremos que se vayan, nos hacen sentir acompañadas.
Ellos nos siguen a una casa rosa de madera, encerrada por un cerco blanco y rodeada de flores. El patio trasero es nuestro escenario, un lugar colorido y hermoso en el cual nos esperan varios amigos sentados sobre mantitas, como si fuera un picnic. Hay mucha gente de la industria, gente que toca y gente que no, pero que son buenas personas. Junto a ellos, están flotando nuestras influencias, las almas de David Bowie, Kurt Cobain y Janis Joplin nos ven tocar ‘Quiero Ser Nadie’, el primer tema que tenemos en español. Al público le agrada, nos damos cuenta de que todos disfrutan con los ojos cerrados”.
Esta es una pequeña historia que escribimos junto a Carolina y Esli de Rotten Daisies, una agrupación sonorense integrada por cuatro chicos que no pasan de veinte años. En ella, la vocalista y la guitarrista de la banda se sumergen en un mundo desolado, triste en apariencia, pero que encuentra una liberación repleta de brillantina de colores pastel y de grises intensos al final. El sonido de Rotten Daisies no es distinto.
“La música se trata de liberarte de una frustración, casi todas las canciones las he compuesto estando enojada o triste”, me comenta Carolina al otro lado del teléfono, líder y fundadora del proyecto que tras cuatro años de pequeños conciertos dentro de su ciudad de origen, finalmente ha logrado publicar su primer álbum de estudio, un brillante material con evidentes influencias del grunge más claustrofóbico. Sonidos intensos creados por guitarras violentas repletas de fuzz y gritos desesperados que relatan las dificultades del vivir en un país tan violento como lo es México. “Tengo la posibilidad de viajar, hacer música y arte, pero soy consciente de que en cualquier momento puede pasar algo en la calle y terminar con todo”, indica la vocalista.
Ellas se encuentran en su sala de ensayos, el cuarto del baterista, en donde cada semana se tiran a un piso rodeado de amplificadores. Improvisan en este espacio amplio, pintado de azul y con un piso que simula un tablero de ajedrez. Un lugar obscuro, sucio, repleto de ceniza y de cables tirados por todos lados. “Te describo la escena: Está lloviendo, hay un gato y nos estamos riendo”, declara la también guitarrista de Señor Kino entre risas, indicando que frente a ella está colocado el maniquí que ilustra la portada de su álbum.
Porcelain Mannequin (2018) es una oda al terror de amanecer muerta, fuente de un ataque de celos o un intento de violación. Es la representación sonora de la ansiedad que estas chicas sienten al vivir rodeadas de noticias asquerosas, eventos que no deberían de ocurrir en una sociedad civilizada, pero que son la norma en el mundo machista en el cual vivimos.
No pudieron haber elegido un mejor ícono visual para expresar lo que es su música que su maniquí, él “representa a todo lo que pasa con las mujeres, es una figura ideal de mujer, es un cuerpo objetivado, desnudo, cubierto de sangre”, explica Carolina. “A la gente le gusta ver mujeres desnudas, pero no les gusta ver lo real, la realidad es que los cuerpos están cubiertos de sangre”, finaliza.
El álbum brilla entre violentos up-tempos, rompimientos armónicos y distorsiones que podrían ser fácilmente catalogadas dentro del movimiento grunge. Pero, contrario a muchas, esta no es una agrupación revival más a un género tan explotado, es una adaptación del movimiento al imaginario de dos niñas, repleto de elementos fúnebres y ataques de ansiedad que contienen un gran discurso social.
“Tenemos una canción que se llama ‘Musk’, la cual habla del feminicidio de Valeria, una niña que mataron dentro de una combi en Neza”, me dice desde Sonora sobre una canción que no entró en el material, “es nuestra letra más explícita, aunque en toda nuestra música hay referencias a problemáticas de todo tipo, pero es cierto que hacemos énfasis en etiquetas de problema femenino”.
Esta es una intención que se han comprometido a mantener durante el tiempo que dure su carrera, misma que a lo largo de los próximos meses tendrá un giro importante gracias a la adopción de un nuevo lenguaje, pues su álbum debut está compuesto por completo en inglés, pero a palabras de Carolina “a todos los músicos nos pasa que nuestro primer material no nos satisface demasiado. Yo soy una persona insegura, creo que le tengo mucho orgullo y cariño, pero pude haberlo hecho mejor”.
Para Rotten Daisies el mejorar consiste en hacer que su mensaje llegue a más gente, rompiendo con la Torre de Babel que supone el inglés en su comunidad, para compartir estas historias con la desnudez que se merecen. “Las canciones que tenemos ahora las ideé en inglés porque soy muy insegura, no quería que la gente entendiera de que hablaban“, me comentó Carolina, “sobretodo en mi casa, son muy personales“. Ella está de acuerdo en que este nuevo giro le dará una nueva cara al grupo, pues además de convertir su mensaje en uno mucho más accesible, la lengua hispana es más cálida, agresiva, y las pronunciaciones se remarcan con una mayor fuerza.
“Creo que últimamente se habla más de lo que sucede en el país. No he visto que algún artista que toque rock lo haya hablado en su momento, menos gente de nuestra edad”, comentó, “las adolescentes se están empoderando mucho, la juventud en el país está cambiando y creo que si ponemos ese tipo de música y contenidos en los medios, podremos hacer un cambio”. Es por esto que Rotten Daisies se ha presentado como una bocanada de aire fresco dentro de una industria emergente que se distingue por estar repleta de chicos privilegiados que no muestran visión social. Esta banda la muestra, de forma directa y contestataria, de un modo que parece 100 por ciento orgánico. El discurso político del cuarteto es uno sincero que va intrínsecamente ligado con su estética y sonido.
“Yo estoy hablando sobre los feminicidios en México, los estándares de belleza, todo lo que es la xenofobia y la exigencia de parecer gringo”, me declaró Carolina, adelantándose a algo que podría causar mucha polémica y restarle valor a su propuesta en ojos de los más conservadores, admitiendo que lo que están haciendo es retomar el estilo generado por la cultura dominante anglosajona para transformarla a su contexto. El mayor acto de rebeldía, “en vez de seguir reproduciendo los modelos norteamericanos y eurocentristas, queremos hacer algo más nuestro y que la gente que le gusta el grunge pueda tener algo de su región que esté hablando sobre ellos y que suene de esa manera“.
Carolina creció en Hermosillo, Sonora, mismo lugar en el cual entró en contacto con una de sus mayores influencias. A través de la televisión, ella vislumbró su futuro en un documental de VH1; “observé a Courtney Love siendo mujer y sosteniendo una guitarra, me di cuenta de que ella estaba haciendo lo que yo quería hacer, me llamó mucho la atención el sonido, la estética y todo lo de ese movimiento”. Sin embargo, no encontró gente que compartiera su afán por la música de Hole y el discurso del girl-riott hasta los 18 años, “empecé a construir cuando encontré a personas con los mismos gustos. Fueron las primeras personas con quienes pude compartirlo”.
Por otro lado, Esli, la guitarrista de la banda, creció en Estados Unidos y su afición por Nirvana se la debe al videojuego Guitar Hero. “Con la ayuda de Internet empecé a investigar las canciones que tocaba en el videojuego”, me indicó, declarando que Carolina la invitó a la banda debido a que estaba haciendo cosas similares con su anterior banda, “se siente bien trabajar con gente que se acopla a ti, coincidimos en todo tipo de ideas que queremos expresar en la banda”.
A palabras de ambas, la expresión de Rotten Dasies radica en el liberarse de todo lo que cargan. Los miedos, las inseguridades. Todo a favor de cerrar los ojos y dejarse llevar por la música, tal como indican en su relato. “Me desquito en esta banda con la gente que te juzga por ser mujer, que habla de tu imagen, todo el tiempo se me juzga por existir”, aclaró, “cuando me paro en el escenario a cantar ese tipo de cosas, les estoy mostrando mi persona, mis sentimientos y mi cuerpo, todo eso que me critican. Se los grito, me siento muy bien al gritarles”.