#WARPPresenta: Entrevista con Fernando Grediaga, el actor de ROMA que trabaja en Universal Music

// Por: Staff

dom 24 febrero, 2019

Por: Fernando Valencia

Hablar con Fernando Grediaga, mi tocayo, como me llama, es escuchar el entusiasmo en su voz. No es para menos, se trata de un trabajador de Universal Music México que un buen día fue a un concierto de Radiohead en la Ciudad de México y un encuentro fortuito lo posicionó dentro de una de las películas más exitosas de los últimos tiempos. 

“Fue por medio de  Carlos Cuarón. La relación con él viene del trabajo. Yo he trabajado siempre en disqueras, me tocó estar en el soundtrack de Rudo y Cursi con él y con Camilo Lara. Eso fue hace unos diez años. Además estudió en el Colegio Madrid y juega futbol en el Ajusco, ahí nos veíamos. No somos amigos, pero somos conocidos”, me comentó.

Una noche que le cambió la vida

Cuéntame todo detalle de esa noche

Ese día llegué con mi esposa al concierto y delante de mí estaba Carlos. Entramos cuando el concierto había empezado, estaba oscuro y había música fuerte, nos saludamos rápido y ya. Después de un rato nos dimos cuenta que Alfonso estaba al lado. Comentamos algo rápido al respecto, pero ni lo saludamos ni nada, yo no lo conocía.

El concierto fue increíble. Me acuerdo que mi esposa fue a comprar chelas y le sacaron el celular de la bolsa. Estuvimos medio preocupados por ese robo a mitad del concierto, pero ya no había mucho que hacer. Seguimos viendo el show, tomando chelas, tocaron “Creep” y nos pusimos muy contentos.

Terminó el evento, en la marabunta de la salida íbamos en bolita con Carlos y Alfonso platicando del concierto y de la vida en general. Alfonso no hablaba mucho, se me quedaba viendo raro. Ellos se fueron al backstage a saludar a la banda, yo me fui con mi esposa al coche y comentamos que Alfonso era un tipo interesante, punto final. Me fui a la casa a dormir.

Me marcó dos días después y me dijo que el teléfono se lo había dado su hermano Carlos, que quería pedirme ayuda con algo. Yo asumí que era cuestión de la disquera: derechos de sincronización, contacto de algún artista, soundtrack. Le dije que con todo gusto. Él me contestó que quería castearme. Yo no entendí muy bien el término, le pregunté si quería que un artista fuera a un casting. Me dijo que no, que yo. Ahí me cayó bien el veinte.

¿Cuál fue tu reacción ante esta posibilidad?

Le dije que muchas gracias, pero que no me parecía una buena idea. Además tenía mucho trabajo. Él me contestó que lo sabía, que su hermano le había comentado eso, pero que fuera, que me necesitaba en su nueva película. Me dijo que era un papel con poca presencia en la película pero muy relevante en la historia.

Le pregunté si me podía mandar el guion para tener más información de la película. Me comentó que eso no se podía, que solo él tenía acceso a él, pero que confiara y fuera al casting ese día, era urgente. Medio me reí, le dije que no. Tenía una comida. Él me preguntó si la podía cancelar. Era todo tan directo que no me dio tiempo de pensar en cualquier pretexto, le dije que sí podía pero no debía y me contestó que la cancelara, muy seguro. El baboso era yo porque no estaba dándole la dimensión real a quien me hablaba ni menos al proyecto que me invitaba.

Me agarró en frío. Cancelé mi comida, que ni me acuerdo con quien era.

Pese a todo, Alfonso nunca fue claro respecto al motivo por el cuál te insistía tanto en tomar ese papel…

Después del casting le hablé a un par de amigos, entre ellos Quique (Rangel) de Café Tacvba, que está casado con Irene Azuela, una actriz. Él me dio un poquito de información, me comentó que hubo un casting para actrices mexicanas de entre 30 y 40 años, que todo era muy hermético. Al parecer era para una película autobiográfica de un director mexicano muy famoso. (Guillermo) Del Toro no figuraba en ese momento, (Alejandro González) Iñarritu acababa de ganar con The Revenant, entonces no podía ser él. Se volvió claro que era Alfonso.

Pude contextualizar un poco mejor lo que estaba pasando. Todo esto fue en cuestión de tres o cuatro horas. No me dieron mucha información en el casting, solo hicieron unas pocas tomas, me pidieron que hablara a cámara diciendo quién era y luego una escena con una actriz que estaba ahí.

Por supuesto, para una persona que no se dedica por completo a la actuación es imposible descuidar las obligaciones para aparecer en una película. ¿Fue complicado aceptar el papel por tus otros compromisos? 

Esa misma tarde me hablaron para decirme que a Alfonso le había gustado y que se había sacado de onda porque me había cortado el pelo, entonces me pidieron presentarme para una prueba de peluca al día siguiente a las 8 de la mañana. Me tomaron las medidas y me dijeron que el sábado había una prueba de imagen, yo no sabía qué era eso.

En el mismo lugar donde fue el casting me tomaron fotos con mobiliario, con los cuatro niños, Marina y la señora Verónica (García), quien hace de mi suegra. Eso era un sábado temprano, yo tenía que volar el viernes a Monterrey para un concierto de Alejandro Sanz. Planeaba llegar al medio día para poder dormir, pero me pidieron que adelantara el vuelo. Me convencieron y ese fue el día que volví a ver a Alfonso después del concierto.

Al tratarse de una cinta basada en las memorias de una persona, es lógico que los personajes tengan que asemejar a sus contrapartes de la vida real. Sin embargo, Cuarón mantuvo el hermetismo durante la filmación, siendo vago en cuanto a las descripciones y buscando en su lugar provocarlas de manera orgánica. ¿Cuál fue el proceso mediante el cuál aprendiste sobre tu personaje?

En la prueba de imagen me empezó a dar un poco más de información: era un doctor de clase media, médico nuclear, tenía un tic que con la lengua me tocaba los bordes del bigote. Yo ya tenía sospechas e información de buenas fuentes de que era autobiográfica, entonces asumía que era su padre. Nunca hubo una reunión o una cena en la que me diera más información de las características del personaje.

Ya en set, cuidaba mucho a las personas que me estaban caracterizando y peinando. Ahí es cuando vi por primera vez una foto de referencia del señor Antonio. La demás información que me daba era para escenas específicas. Por ejemplo, me decía “vas llegando del hospital de trabajar, tienes problemas con tu jefe, mañana te vas de la casa”. Todo eso lo decía en privado, te jalaba a una esquinita y te explicaba, nunca hablaba con todos al mismo tiempo.

¿Aprendiste algo terminando el rodaje de la película?

Me di cuenta ya después de terminada la película que nos daba instrucciones contradictorias. A mí de repente me decía “tal hijo no es tu favorito, es el otro”, y claramente al niño le decían “tu papá es tu ídolo, lo amas”. Así es como matizaba las escenas y las llevaba al punto donde quería llevarlas. En la despedida, por ejemplo, hubo varias tomas en la que no me daban un beso, de pronto Marina me besa, hay un segundo de blackout hasta que me doy cuenta que estoy a cuadro y me tengo que seguir.

Entiendo que esas direcciones también se las daba al staff. Le decía a uno que corriera para un lado y a alguien más que corriera para el otro y chocaban. Él mencionaba que era la manera de generar la realidad.

https://www.youtube.com/watch?v=fp_i7cnOgbQ

¿Tuviste alguna dificultad para desenvolverte ante las cámaras?

En mi trabajo pedí vacaciones para los primeros días de filmación que eran corridos. No avisé para qué eran las vacaciones, estaba seguro que me iba a bloquear, me iba a quedar con la mente en blanco, me iban a decir que no servía para eso y me tendría que regresar a mi trabajo.

Me daban taquicardias, me sudaban las manos, me temblaba la voz, pero trataba de concentrarme, de dar lo mejor posible. Conforme vas teniendo más participación, tomas mucha más confianza. De hecho en la escena del elevador con Cleo, me sentí muy seguro y la disfruté mucho más que las otras. Resultó que era la última. Yo no lo sabía porque no habíamos visto el guion. Cuando me dijeron que muchas gracias y un aplauso, me dio coraje porque sentí que pude haber dado más después.

Habiendo logrado actuar con éxito, ¿te gustaría repetirte como actor?

Sí, seguro. Se lo decía a Alfonso en el Festival de Morelia. No sé qué tanto fue él que me hizo hacerlo y qué tanto fui yo, que pude. Me gustaría trabajar con otro personaje secundario, en un proyecto interesante, por placer. Probar otros métodos más ortodoxos con guion, llamados normales, actores. Tal vez entro en un proceso de actuación “normal” y soy malísimo.

¿Si pudieras trabajar con cualquier director del mundo, con quién lo harías?

Cualquiera de los que soy fanático. (Michel) Gondry, (Darren) Aronofsky, Iñarritu, Del Toro, muchos mexicanos jóvenes. Creo que no me fijaría mucho en el director, sería muy esnob de mi parte. Primero, cualquier director que se interese en trabajar conmigo tiene la puerta abierta. En segunda, si el proyecto es interesante y no La Rosa de Guadalupe. Tres, que tenga disponibilidad de hacerlo con mis tiempos de trabajo y familia como prioridades. Cuarto, hacer todo lo posible por participar pero por gusto.

¿Desde dónde veras la Ceremonia del Óscar?

Estoy en este momento yendo al aeropuerto para tomar un avión a Los Ángeles. Afortunadamente me invitaron a la Ceremonia y conseguí un esmoquin a tiempo prestado por una marca, lo cual agradezco. Estoy con mi esposa, llegamos hoy, estaremos ahí tranquilos. Vamos a cenar con Lynn Fainchtein, la supervisora musical de la película, que es muy buena amiga de los dos.

Mañana tendremos un brunch con Participant Media, que es una de las productoras de la película. Produjeron también otro par de películas, entre ellas Green Book. Luego en la noche, celebramos el cumpleaños de Gaby (Rodríguez), la productora de Roma. El domingo alfombra roja, premios, after y el lunes de regreso a la realidad.

¿Cuál es tu conclusión con todo lo que te ha sucedido?

Todo fue una bonita coincidencia de tiempo y espacio, un poquito de valor para ponerte ahí y un poco de irresponsabilidad por parte de Alfonso también.