Hace un par de días se celebró el 25 aniversario de Jurassic Park (1993). El filme de Steven Spielberg fue todo un evento de la época, y sigue siendo hasta la fecha, uno de los clásicos más recordados de la cultura pop.
Basada en la obra de Michael Crichton, Jurassic Park nos plantea la genial y peligrosa idea, de establecer un parque repleto de dinosaurios, creados genéticamente gracias a la combinación del ADN de sus antepasados extintos, y el de una común y corriente, rana.
En su estreno la película rompió todos los récords de taquilla posibles, e incluso se terminó llevando a casa, 3 premios de la Academia. Lo que es aún más importante, fue el logro en la evolución de los efectos por computadora, siendo una de las primeras cintas en incorporar CGI, el cual desde mi punto de vista, se sigue viendo bastante bien hasta la fecha.
El éxito y el estatus de la película, aseguraban que Universal Pictures, la compañía detrás de la creación de este clásico, quisiera secuelas para poder seguir explotando la genialidad de Spielberg, la cual prometía generar millones de dólares.
Tras 25 años y 5 películas, hoy tenemos Jurassic World: Fallen Kingdom (2018), la quinta película en la serie, y la segunda después del semi-reboot que sufrió la saga en 2015 con un masivo éxito de taquilla.
Fallen Kingdom o El Reíno Caido por su nombre en español, se vuelve a enfocar en Claire y Owen, interpretados por Bryce Dallas Howard, y Chris Pratt, protagonistas de Jurassic World, quienes se rencuentran varios años después de los eventos ocurridos en la cinta del 2015, para salvar a los dinosaurios de la Isla Nublar, los cuales están en peligro de extinción, debido a la inminente erupción del volcán, ubicado en su ahora hábitat.
La premisa de esta quinta película en la saga, suena bastante bien en papel, a pesar de las ciertas similitudes que puede tener hasta cierto punto con películas previas ubicadas en este mismo mundo. Esta misma premisa, es la que le ofrece al filme una cierta tonalidad obscura, que la verdad, se hace presente a lo largo de toda la historia, sirviendo como un buena contraparte a Jurassic World (2015), la cual temáticamente era completamente distinta.
Tomando en cuenta que esta es una de las principales bondades de la película, es que este mismo tono también la hace única dentro de la serie, sintiéndose hasta ciertos extremos como una entrega bastante rara, que por lo menos logra definirse de las otras 4 entregas que hemos visto con el paso de los años.
El problema de “Jurassic World: Fallen Kingdom”, es que este ambiente de extinción, también se convierte en un arma de dos filos, porque el largometraje comienza a dejar una sensación de que ya hemos visto suficientes películas de esta franquicia, y la temática, y los caminos por donde suele avanzar la trama, ya están gastados.
La primera parte del filme, es lo más destacable de esta secuela, e incluso me atrevo a asegurar que tiene una de las mejores secuencias de la serie. Pero el problema, es que después de este punto, todo comienza a caerse poco a poco.
Acción, aventura y momentos trepidantes, caracterizan esta primera mitad, los elementos que han definido a la franquicia desde su creación hace 25 años. Para la segunda mitad, la trama comienza a mostrar ciertos matices que ya habíamos visto en The Lost World: Jurassic Park (1997), y la historia se comienza a mover de una manera un tanto extraña, en un espacio contenido, que llega a resultar incluso anti climático.
Uno de los más grandes aciertos y errores de la cinta, es que se apega mucho más al canon, e incluso aboga a la nostalgia del filme original, tocando ciertos temas y atando varias subtramas con personajes y eventos anteriores. La bondad de estas alusiones, y estos guiños, es que personalmente fueron más emotivos y poderosos que los que hemos visto en todas las otras secuelas, pero el problema por otro lado, es que se mete con la mitología de la saga, arruinando un poco aspectos previos.
Para la segunda mitad, Fallen Kingdom empieza a perder el encanto que nos había mostrado en un principio, y exagera en el uso de momentos de Deus Ex Machina, en una cadena que parece que no tendrá fin. Los héroes están acorralados y no sabemos cómo podrán salir de esta situación, hasta que un evento inverosímil o la casual llegada de alguien más, los salva del peligro. Esto pasa una, y otra, y otra vez, hasta llegar al punto en que esto se hace tedioso.
Colin Trevorrow, y Derek Connolly, guionistas de la cinta, pecan en introducir temas que se sienten fuera de lugar, los cuales incluso llegaron a plantearse en posibles guiones para la serie con el paso de los años, y al final se terminaron abandonando.
La película tiene un giro en la trama completamente innecesario, y que se destaca por ser uno más de estos tópicos que hacen que el canon de este universo, se sienta como un tren a punto de descarrilarse.
A pesar de que Fallen Kingdom juega con la serie de una manera muy parecida de cómo lo hace Star Wars The Last Jedi (2017) con La Guerra de las Galaxias, cabe destacar que los momentos de tensión están extremadamente bien manejados por J.A. Bayona, antes de llegar a la conclusión, cuando se acercan más a lo absurdo.
La presentación gracias a su tonalidad obscura, es única, y uno de los mejores aspectos del filme, junto con la música de Michael Giacchino, que es de primer nivel. Las actuaciones son cumplidoras, y ya que esta película se siente completamente diferente a su antecesora, se podrían haber aprovechado mejor, ya que a veces se ven disminuidas por el exceso de escenas de riesgo.
La verdad es que desde un punto de vista subjetivo, Jurassic World: El Reino Caído (2018) no es una mala película, incluso me atrevo a decir que personalmente me parece superior a otras entregas que hemos visto en el pasado. Pero estamos llegando a un punto en el que la serie ya debe encontrar una conclusión, para no tomar muchas más de las malas decisiones temáticas, las cuales se comienzan a alejar de la premisa original de Crichton y Spielberg.
Al igual que como se percibe en Solo: A Star Wars Story (2018), estos filmes que han estado presentes a lo largo de nuestra vida, están llegando a un punto en el que necesitan un descanso, a pesar de sus resultados en taquilla, que aún siguen convirtiéndolas en productos redituables.
Personalmente, los guiños al filme original, el rol menor pero poderoso de Jeff Goldblum, y el ambiente obscuro de una extinción próxima, hacen que la película haya sido de mi agrado, percibiendo un poco más, una originalidad que tal vez no estaba presente en su antecesora de 2015; pero como un paquete completo, el filme simplemente no tiene el mismo punch, ni el carisma de varias entregas anteriores.
Jurassic Park comienza a necesitar de un cierre definitorio y la conclusión de Fallen Kingdom nos trata de presentar un universo mucho más grande, que bien podría estar presente como ese cierre necesario o como el comienzo de una historia que de cabida a muchas películas más en la serie, cuyo futuro queda en manos de la suerte.