En el conteo regresivo hacia el estreno de Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi, en WARP estamos haciendo una revisión de la historia, la evolución, los gadgets, las naves, los personajes y las razones por las que esta serie se convirtió en una de las más exitosas e influyentes de la historia del cine en los últimos 40 años.
Hasta el lanzamiento de Star Wars: Episode VI – Return of the Jedi en 1983, la última película de la trilogía original, todos estabamos inevitablemente inmersos en el universo de esta saga extrordinaria, ya sabíamos lo que era la Fuerza, quiénes eran los Jedi y los Sith, cuáles eran los conflictos entre la República, el Imperio y los Rebeldes, habíamos temblado de emoción al escuchar a Lord Vader declarar “I´m Your Father” a un estupefacto Luke Skywalker, mientras pendía de una antena, antes de caer al abismo.
Sabíamos también que Leia era su hermana y que juntos, eran el útlimo eslabón de una dinastía especial.
Sin embargo, aún faltaba dar el paso definitvo para transformar esta trilogía inicial en una auténtica serie. Luego de conflictos personales y dudas profesionales, además de dejar madurar la tecnología CGI (Computer Generated Imagery), George Lucas decide filmar las precuelas a la trilogía original, iniciando en el Episodio I con un joven Anakin Skywlaker, luego su transición y caída al lado oscuro, hasta convertirse en Darth Vader, concluyendo con su trágico deceso.
Dieciséis años después de Return of the Jedi, llegó a los cines Star Wars: Episode I – The Phantom Menace (1999), la primera cinta de una nueva trilogía centrada en los años previos a la anterior, una precuela de la saga.
Liam Neeson, Ewan McGregor, Natalie Portman, Jake Lloyd, Hayden Christensen, Samuel L. Jackson y Christopher Lee fueron algunos de los principales miembros del reparto, que también contó con la presencia de algunos actores de la trilogía original.
Star Wars: Episode II – Attack of the Clones (2002) y Star Wars: Episode III – Revenge of the Sith (2005), estrenadas nuevamente en intervalos de tres años, completaron una saga de producciones que recaudó aproximadamente 5,510 millones de dólares entre las seis películas, convirtiéndola en una de las series más exitosas de todos los tiempos.
Así, con cada nuevo capítulo de esta historia, las relaciones familiares, temporales y personales se iban complejizando, evidenciando no solo un entramado genealógico importante entre los personajes, sino además vínculos trágicos y nudos narrativos muy interesantes entre los protagonistas y antagonistas de la saga.
A eso, hay que sumar la aparición de nuevos mundos y seres que ayudaron a expandir de manera brutal el universo de Star Wars: nuevas batallas, nuevos planetas, nuevos androides y vehiculos galácticos fueron consolidando la vastedad e importancia de La Guerra de las Galaxias.
Drama, diversión, romance, odio, sangre, batallas épicas, esperanza, trascendencia, mente, espiritualidad, todas las emociones humanas se conjugaron en esta historia que en su continuación siguió atrapando las conciencias de todos los que fuimos expuestos al poder de la Fuerza.
En una próxima entrega revisremos la última transformación de esta inefable serie hasta la actualidad y luego de los nuevos parámetros crestivos y narrativos que planteó la venta de la franquicia a los Estudios Disney, tema que para muchos aficionados de Star Wars sigue siendo un asunto polémico y criticable.
Hacia el futuro, serán muchas las generaciones que se sigan viendo conquistadas por la intensidad, la aventura, el poder y la magia de esta Guerra entre las Galaxias que aún sigue en proceso… hasta la victoria final. #StarWARPS