No creí que pudiera animarme tras perder todo contacto con mis amigos en Ceremonia, y al observar a unas cuantas filas de mí como una chica con quien solía salir se besuqueaba con otra persona. Me sentía como un gran perdedor, con un hueco en el estómago y encabronado con la vida. Ya no quería estar ahí.
Nunca una canción se me había aparecido de una forma tan irónica, logrando cambiar por completo mi sentir. Beck Hansen no dio siquiera una señal de cuándo saldría al escenario, sólo lo hizo, de forma impulsiva y gritando el primer verso de su clásico de 1993, ‘Loser’, un himno que marcó a la Generación X, una oda al valemadrísmo, al renunciar y dejar ser con la actitud correcta: repleta de felicidad. A veces se pierde, pero siempre se tiene un brillante futuro y este fue inmediato gracias al increíble concierto de Beck.
De ahí Beck no me soltó y tampoco soltó a ningún asistente del festival. El Güero nativo de Los Ángeles, California, dio unas palabras respecto a lo cercano que se siente con la gente y cultura mexicana, -“yo nací en un lugar repleto de latinos, su alegría me interesaba, pero no tanto como la forma en cómo me decían: Güero“-, pidiendo al público asistente que le recordara a aquella época sonó al unísono ‘Güero’.
‘Devils Haircut’ de su clásico Odelay (1998) levantó aun más los ánimos con su ridículamente divertido coro y violento riff de guitarra. Los saltos no pararon y se mantuvieron con el primer sencillo de su último material Colors (2017), ‘Wow’, una pieza repleta de color, de elementos electrónicos, coros, beats, de todo.
‘The New Pollution’ fue muy divertida de ver también, al igual que el tema que le dio su título a su último material, pero fue con ‘Qué Onda Güero’ que el público enloqueció. La canción situada en un tianguis latino, gracias a los sampleos de saludos y paisaje sonoro, fue coreada de inicio a fin por miles de mexicanos que entienden a la perfección de qué es de lo que habla.
‘Mixed Bizness’, ‘I’m So Free’ y ‘Go It Alone’ relajaron un poco los ánimos, pero Beck Hansen se mantuvo con su carisma, chuleando a los asistentes, diciendo que ahora somos amigos y que podemos salir y dejar nuestros sombreros a un lado. -“No quiero tocar canciones tristes, pero este tema de Morning Phase (2014) me lo pidieron especialmente”-, declaró antes de interpretar el hermoso tema radicado del álbum que le dio el Grammy a Mejor Disco del Año al cantautor estadounidense.
‘Think I’m in Love’ fue un hitazo, al igual que ‘Black Tambourine’, ‘Dreams’ y ‘E-Pro’. Puros temas clásicos de mediados de la década pasada, nostalgia de la buena.
Tras un corto receso, Beck regresó junto a su banda para interpretar ‘Sexx Laws’ y una versión bastante alargada del clásico ‘Where It’s At’, una de las canciones más experimentales por las cuales se le reconoce al güero, repleto de cambios en su tempo, instrumentación y armonías.
Se despidió ante un público completamente complacido con un medley que integró canciones como ‘Good Times’, ‘Miss You’, ‘Cars’, ‘Once In a Lifetime’ e ‘In the Air Tonight’. Soberbio.