#WARPYearbook2018: Un año en moda, colecciones, momentos y tendencias

// Por: Diego Galán

jue 27 diciembre, 2018

De un privilegio de clase alta a un vehículo de expresión popular que comúnmente habla más de lo que pensamos sobre nuestros valores, intereses y más que de personalidad mucho sobre nuestros hábitos de vida. La moda es una maquinaria inevitablemente relevante, peligrosamente seductora y increíblemente reveladora.

Cualquier modo de expresión actual busca ser democrático pero también individualista, la moda provee roles sociales, complejidad simbólica, aspiraciones y es una extensión de la identidad. Por todo esto es tanto una herramienta como un arma.

El 2018 fue un año de interesantes interacciones en un industria de moda que también busca volverse más sensible a lo que pide el consumidor final, la sustentabilidad, los cambiantes roles de género y sociedad así como el controversial tema de la apropiación cultural, han sido puntos claves para cualquier diseñador o marca.

A nivel social, también los consumidores de moda han cambiado sus hábitos de consumo, no solo en quien es la persona por la que se dejan influenciar, pero también en como ellos mismos lo definen y bajo qué métodos compran. Las thrift shops, la moda de bazares y el DIY hoy también son importantes voces en este mundo.

Con todo esto, aquí delimitamos algunos momentos y tendencias de este 2018 que hablan no solo de lo que viene, pero de lo que actualmente apreciamos y más allá de esto analizar cuales son las razones por las que pasa esto.

En la industria, Dior se a mantenido como una de las voces más relevantes al adaptarse rápidamente, a algunos de los cambios ya mencionados. Con presentaciones como la de Cruise 2019, proyecto por mano de Maria Grazia Chiuri, se reflejó un cambio en el acercamiento hacia cómo incorporar influencias ajenas a una industria como esta. La colección refleja inspirada en las escaramuzas mexicanas y su perfil revolucionario hizo un compromiso recíproco a nuestra cultura integrando dentro de su proyecto diferentes productoras, fotógrafas y músicos mexicanas.

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Adicionalmente a esto, Dior también presentó su popular colección Pre-Fall 2019 para hombres, con presentación en Tokyo, Japón que se convirtió en uno de los espectáculos más llamativos en el año por su escenografía y propuesta. Aquí se mostró la visión de Kim Jones, buscando crear un especie de balance entre la variedad de estilos que existen actualmente en la moda, para poder ofrecer algo a cada quien, sin importar sus peculiaridades. El trabajo también fue interesante por su influencia en el trabajo del ilustrador japonés Hajime Sorayama, mejor conocido por sus robots femeninos y estilo de superrealismo. La combinación de estos elementos futuristas y sincretismo de streetwear y formal wear han dado una pauta de lo que se puede esperar.

Por otro lado, Raf Simons el diseñador que se volvería tan famoso por su enorme involucración en el mundo de la industria musical, haciéndolo un icono de la cultura popular, lanzo este año una colección que parece ir en contra de todo lo que hizo anteriormente. Su colección Primavera 2019 Menswear, empuja en contra de esta ola de street wear que inunda el mundo de la moda, como parte de un argumento de Simons contra un exceso de “hoodies with prints” para inspirar el desarrollo de un posible descuido de la ropa “formal”.

Foto vía Raf Simons

A pesar de este contra-ataque de parte de Simons, parece que aún diseñadores tanto de street wear como de un estilo mucho más formal encontraron espacios relevantes para su trabajo, como en el caso de la colección de Rick Owens.

Adicionalmente al regreso de Kate y Laura Mulleavy en el New York Fashion Week presentando un show para Rodarte después de un silencio de dos años. Las diseñadoras presentaron una colección inspirada en Picasso y Kate Bush buscando un espíritu naturalista, creciente, glamouroso.

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Como hablamos, la moda habla en diferentes estratos, aparte de la industria, no cabe duda que el look implementado por figuras públicas, artistas y celebridades también es uno que define poco a poco lo que entrará en el estrato del interés más mundano.

Algunas de las tendencias que más empezaron a crecer dentro de este espacio fueron las del regreso de algunos estilos muy particulares de la moda de los 90s y 2000s. En primer lugar el regreso del llamado normcore, que apareció hace algunos años, como un estilo argumento que se resume a un estilo “sin pretensión” y “normal” que usualmente también es sinónimo del estereotipo de ropa que usaban en estas décadas los padres suburbanos en edad media. Con esto, hubo un regreso del fanny pack y de los sneakers grandes, todo con una cierta modernización. Balenciaga, Vetements y Veja son algunas de las marcas que han hecho esta integración una relevante y de gran seriedad.

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Entre otros extraños fenómenos, llego la incorporación de los bike shorts y del PVC como material transparente para bolsas y abrigos, como utilizados en la colección de Chanel Spring 2018.

Un estudio de Quartzy, enfocado en la verdadera popularización y longevidad de algunos de estas tendencias se enfocó en un agregado de diferentes medios, adicionalmente de ver datos de en Google, Pinterest y ventas de e-commerce.

Los resultados mostraron la popularización definitiva del fanny pack, el regreso de marcas como Fila y Skechers, Dr. Martens adicional a algunos estilos de mezclilla highwaist y de corte acampanado lo cual habla de nuevo, confirma el regreso de este estilo de los 90s como un neo-grunge combinado con el estilo del “middle aged dad”.

Por otro lado, en la ropa de cualidades más formales, la aparición de un estilo gótico-pradera a sido el definitivo en vestidos para mujeres. Ropa descrita como modesta, de cuello alto y detalles robustos. Todo inspirado en las cortes británicas de mitades del siglo XVI.

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Finalmente, el último estrato de la moda a revisar y qué es fundamental, es el de algunos de los pedazos específicos de atuendo cuyo impacto social fue notorio y que de esta manera sin apoyo de una campaña o una marca se han vuelto inmediatos del ideario social.

Entre ellos, destacaba de manera un tanto lamentable uso de un MAGA hat por parte de Kanye West, que fue tomado como una gran traición por parte del músico a una comunidad afro-americana que suponía apoyar, y también el abrigo con el mensaje “I really don’t care, do you?” de Melania Trump justo después de salir de un campo de detención de niños migrantes.

Tristemente ambas instancias fueron simples artículos de ropa que en el año se convirtieron en recordatorios de problemáticas socio-políticas y que en su mismo aparente “impacto” revelan el fuerte valor simbólico de la moda.

En búsqueda de acabar en una nota positiva, otro de los momentos de la moda en el año, fue el uso de rosas blancas como parte de la indumentaria en los premios GRAMMY. Este como símbolo de combate frente al acoso sexual y la legislación de programas de apoyo en asistencia a esta problemática.

Foto vía Getty