¿A quién no le gustan los universos inmersivos? En lo personal, cuando se trata de música, este tipo de materiales son de los más disfrutables y estimulantes, porque que todo tenga que ver dentro un mismo desarrollo conceptual es un trabajo arduo no solo para el artista, sino también para todo su equipo creativo. Se toma el recurso sonoro, claro, pero no se queda solo allí, abordando un tema, estilo y demás.
Es así que surge Felicilandia (2021), el más ambicioso e importante álbum de Álvaro Díaz, el promotor de una nueva imagen dentro del «urbano» dentro de su natal Puerto Rico. Un disco conceptual en el que nos enbarcamos en una aventura en un parque de diversiones. Una aventura donde el reggaetonero es extravagante, soberbio y hasta rayando la arrogancia, Álvaro emplea una manera más adepta de presentarse ante el mundo, un mundo casi completamente consumido por lo digital y las nuevas formas de ver la ciber-realidad -si es que el término existe-.
Quizá por eso la fácil adaptación del escucha promedio en la música de Díaz a través de las pantallas negras; temáticas simples que se transportan en el consciente colectivo cuando hablamos de amor, desamor, tristeza y felicidad. No digo que sea simplón o sin chiste, más bien que este recurso se debate entre lo cotidiano y la nula pretensión.
Felicilandia (2021) es un disco con corazón, uno nostálgico, un recorrido por un universo donde Álvaro busca acompañarnos en nuestros ratos más amargos, así como en los más dulces. Un disco adaptable a estados de ánimo y géneros musicales. Una nueva manera de ver el género urbano puertorriqueño. Un mundo donde los niños tristes pueden ser felices.
Y este tema es importante tocarlo, porque Álvaro Díaz ha tenido un paso increíble en nuestro país: De ser un reggaetonero que llenaba pequeños foros a tener el show más grande en su carrera en México, con un Pepsi Center abarrotado en minutos, y con fans que ya se encuentran haciendo filas desde la madrugada previa a su show. Una manía que se resumen en la naturalidad de su música y de la clara visibilidad de lo que el esfuerzo y la constancia traen como resultado.
Desde una horda de fans esperándolo impaciente en el aeropuerto, hasta quienes se forman durante horas. Esta nueva generación de artistas de urbano se dejan ver como los potenciales nuevos headliners hispanos. En nuestro idioma. Ya lo vimos con Feid en el Auditorio Nacional, C. Tangana en el Palacio, hasta Alemán en el mismo Domo de Cobre. Álvaro forma parte de esta generación que actualmente están llegando a una consagración mediática y de público, pero la particularidad de Alvarito viene en la manera de proyectar los discos y darle una visión más inmersiva. Conceptual, porque los conceptos nutren más.
Donde los niños tristes pueden ser felices
Ya tenías rato sin pisar México en una gira de formato solitario, y vienes ahora con una gira, podemos llamarle, “completa” al incluir no solo la Ciudad de México, sino también Monterrey y Guadalajara. ¿Cómo es para ti regresar a nuestro país?
“Lo siento prácticamente como volver a casa. La última vez en forma que tuve un concierto, lo recuerdo bien, fue a inicios de febrero de 2020, en El Plaza; fue un día después de haber lanzado Díaz Antes: La Ciudad de los Niños Tristes (2020). Y creo que mi carrera estaba en un momento donde había perdido un poco el control de mis lanzamientos. Pero volviendo, es volver al lugar donde más entrega tienen mis fans. Cuando hice Felicilandia (2021), solo pensaba en cómo iban a sonar cuando las cantara en vivo exclusivamente en México. Ya me imaginaba todas las escenas, y por fin se nos dará el momento.
Y pues estoy ansioso, va para un año que salió el disco completo, el Felicilandia (2021), y por fin vamos a poder corearlas en México, porque pues se vino la pandemia, pero afortunadamente estamos aquí ya con las canciones aprendidas. Felicilandia (2021) nos logró poner en una posición en la que podemos preparar un show más grande, quizá el más grande que hayamos hecho. Estamos preparando una gira especial en el que daremos un espectáculo increíble”.
¿Dirías entonces que Ciudad de México y el proyecto de Álvaro Díaz tienen un vínculo especial?
“Totalmente. La Ciudad de México es mi segunda casa; es el público que se ha mantenido real a mi música desde los inicios y que me quieren hoy aún después de tanto tiempo. Esto es recibir mi premio, este tour. Porque en México se estrenará este tour, y espero que todo salga bien para llevarlo a más partes del mundo próximamente.
Justo que mencionas esto sobre que a partir de ese momento consolidaste más tu carrera, sí se nota mucho en el Felicilandia (2021), pero me pone a pensar: ¿En próximos discos planeas mantener la visión conceptual de este trabajo, o será más espontáneo y como se vaya dando?
“Hacer las cosas de manera conceptual siempre ha estado en mí, desde el San Juan Grand Pix (2016) y hasta mucho antes. Lo que fue Felicilandia (2021) es el primer disco donde sí lo sentí como tal. Porque los anteriores son mixtapes, por lo que este último ha sido la primera vez que me siento cómodo. Yo sé que hay cosas off the record que no podemos contarle a la gente. Siempre preguntan ‘cuándo sacará música Alvarito’, y hay cosas externas que nos limitan, pero quiero que sepan que todo el tiempo estoy dispuesto a sacar música, siempre hay algo nuevo para ofrecerles.
“Lo de los conceptos siempre va a estar en mí, pero no siempre estará tan obvio y evidente, ¿sabes? Aunque haya techno, aunque haya trap, reggaetón, lo que sea, tengo un sonido que suena característico. Suena a Alvarito. Escucho algunas canciones y me doy cuenta que nadie más haría este estilo. Justamente hace poco estaba en Puerto Rico con Rauw, y estábamos escuchando el SAYONARA (2023), mi próximo disco. Me decía él que ‘todas las canciones tienen algo muy épico’, y yo solamente le enseñé las canciones de forma aleatoria”.
Claro, por esta misma consistencia que debe tener un disco.
“¡Sí! Raramente aunque haya un reggaetón, hay un techno. Aunque haya una balada, hay un trap. Viven en el mismo universo”.
Resulta curioso que afirmes que todos tus discos hayan sido conceptuales; se nota a leguas. Y digo curioso porque esto genera una contrarrespuesta a la manera que tiene la industria y el mismo público de consumir música, y más en tu género, en tu gremio que es más común escuchar tracks que se hacen trends, suenan en clubes nocturnos y demás. ¿Tú cómo lo ves? ¿Crees que tu proyecto se ve afectado por esta manera?
“Sí, 100%. Estoy claro en eso. Es más difícil llegarle a la gente con un disco completo conceptual que con uno o dos tracks considerados hits. Pero por el tipo de artista que soy, y el tipo de arte que hago, me favorece. Hace poquito me di cuenta que cuando estaba escuchando dos discos completamente diferentes: Al escuchar una canción del primero y luego poner otra del segundo son universos completamente diferentes, pero si sigues en cada uno, siguiendo la narrativa, caes en una inmersión grandísima. Eso es lo que creo que pasa con mi música.
Por ejemplo, me encanta ‘Ramona Flowers, y sé que a la gente también, pero estoy seguro que cuando salga el próximo disco completo, la gente le tomará más cariño y sentido. Lo mismo pasó con ‘Gatillera’ o ‘Problemón’. Es juntar las piezas que forman lo que es un trabajo artístico en su totalidad. A mí me beneficia más sacar un proyecto completo que un sencillo. Mi público se activa más, aunque es más difícil explicárselo a la disquera, pero es que no ven que hay 5000 personas con tatuajes de Coco porque se sienten identificados. ¡Eso es de por vida! Tenemos que darle vida igual a cada canción y a cada proyecto.
Pues muchas gracias, Alvarito. Esperamos seguir acompañándote en tu carrera, como dices tú, como el mejor público que tienes en el mundo.
¡Sí, de verdad! Ahora sí que valió la pena estar con Alvarito todos estos años, porque ahora es para sentirnos todos orgullosos.