Durante los últimos años ha ocurrido un fenómeno muy particular en la industria del cine. Actores que dominaban la taquilla y se consideraban como los más grandes a-listers de la época, comenzaron a hacer películas de bajo presupuesto, creadas para ser lanzadas directo en video, llevando sus carreras a terrenos desangelados.
Tal es el caso de Bruce Willis, Nicolas Cage o Morgan Freeman, quienes han tenido productos que solo aparecen hasta el fondo de servicios de streaming. En esta ocasión, le toca el turno a Liam Neeson y Laurence Fishburne. Si bien, The Ice Road es una película apadrinada por Netflix, la carencia de budget en una cinta de acción siempre es notable. El filme se grabó completamente en Canadá, y cuenta con un apoyo monetario del país, que incluso se muestra como un public placement en repetidas ocasiones.
The Ice Road nos pone en los zapatos de Mike, un camionero que trabaja con su hermano, un veterano hérido en batalla que sufre de una discapacidad mental, pero es un experto ingeniero, sirviendo como su contraparte perfecta para arreglar todos los desperfectos automotrices que surgan en el camino.
Ambos son despedidos de su trabajo actual y salen en búsqueda de un nuevo empleo que los ayude con sus problemas económicos. Mientras vemos los problemas de los dos personajes principales, lejos en un territorio casi desolado en las heladas tierras canadienses; un grupo de mineros se queda atrapado en un derrumbe, debido a una explosión causada por gas metano.
Goldenrod, personaje interpretado por Laurence Fishburne, es encargado con la tarea de transportar el equipo necesario para salvar a los mineros desde otra parte en el lejano territorio canadiense, en un tiempo récord, antes de que se agote el oxígeno dentro del derrumbe.
Mike y su hermano Gurty se unen a esta tarea junto a Goldenrod y Tantoo, chica interpretada por Amber Mindthunder; además de Benjamin Walker, quien toma el rol de Varnay, un aseurador de la compañía, quien debe acompañarlos en el peligroso viaje a través de los caminos congelados.
Los personajes se dividen en tres tráilers gigantescos, cada uno con la misma carga, y emprenden esta travesía repleta de obstáculos y peligros que ponen en riesgo su vida.
En concepto la película no suena mal, pero su mayor problema es cuando la falta de presupuesto se hace visible y los efectos especiales asemejan al de películas como Sharknado u otros ejemplos de contenidos lanzados directo a video.
Las actuaciones son medianas en su mayoría. En este caso, Liam Neeson ya no es el héroe de acción en el que se ha convertido en los últimos años, su rol se presenta más como el del capitán de esta mini-flotilla de tráilers, encargandóse de mantener con vida tanto a su hermano, como a los demás conductores, lo cual es bienvenido cuando hemos tenido una racha de cintas en las que el actor, interpreta básicamente al mismo personaje, una y otra vez.
El principal problema del filme, es que lo que pudo haberse convertido en una cinta de acción en donde vemos al hombre contra la naturaleza en estos peligrosos caminos canadienses, se convierte en una pelea continua cuando se introduce a un villano que trata de frustrar el viaje de los personajes hasta las minas.
Las secuencias se vuelven más absurdas conforme avanza la película, y la total falta de empatía con los personajes principales, hace que nunca te involucres de lleno con lo que está ocurriendo en pantalla. Esta tendencia de equiparar cintas de acción de los 90’s cada vez es más presente en el cine actual, pero el problema de todos estos intentos, es que fallan en capturar el alma y la vibra que definía al cine de aquella época.
La trama llega a estancarse en una par de secuencias en concreto, y lejos de ver la majestuosidad de Canadá y los peligros que se prometen desde un principio, nos concentramos en forcejeos entre los personajes y problemas que vienen de un guion carente de imaginación, el cual, probablemente también está restringido por el presupuesto final de la producción.
Siendo completamente honestos, la cinta resulta ser entretenida, pero al final, olvidable. Liam Neeson ya cuenta con otros trabajos como The Grey o la primera entrega de Taken, los cuales son muy superiores, haciendo que este tipo de intentos por rellenar los catálogos de las plataformas de streaming, palidezcan por su falta de desarrollo y propuesta.
Tanto Fishburne como Neeson lograr añadir una nota baja a su carrera, pero el problema también es de la industria como un todo. El Hollywood actual ha olvidado que estos actores no solo se reconocían por los blockbusters de acción, sino por sus actuaciones en dramas y sus grandes análisis de personaje. Esto es precisamente lo mismo que ha atacado a otros actores como Bruce Willis, que si bien saltó a la fama por la saga Die Hard, tenía trabajos que explotaban más su talento histrionico, haciendo que el actor saliera bien librado.
Sí, The Ice Road no es una total pérdida de tiempo, pero podría haberse desarrollado de una manera distinta, siendo más interesante para el espectador, al tomar la premisa y llevarla por un camino diferente.
En general, ya llego el momento en que revaloremos a Liam Neeson por lo que era antes, y lo alejemos de estos intentos fallidos de acción, para regresarlo a los roles de carácter que hagan un mejor uso de las habilidades, como lo hemos visto en trabajos como La Lista de Schindler, La Misión, Kinsey o incluso, Batman Inicia.