Hace ya 18 años que Disney atrapó un rayo con la que sería una de las más grandes franquicias en su historia. Piratas del Caribe, basada en la legendaria atracción de los parques Disney, se convirtió en un éxito de taquilla inconmensurable que estableció a Jack Sparrow como uno de los grandes personajes de la cultura pop, y nos ofreció cinco películas diferentes con grandes resultados en taquilla.
A la fecha, fuera de Marvel y Lucasfilm, Disney no ha podido equiparar este éxito en su estudio propio. Tuvimos otros esfuerzos fortuitos similares como El Llanero Solitario, John Carter, El Príncipe de Persia o Las Crónicas de Narnia. Todas fallando al intentar establecer una franquicia, quedando en su mayoría en el olvido.
Esta plan continuo de Disney vuelve a tocar puerto con Jungle Cruise, la nueva película del estudio, en donde se adapta otra atracción clásica de los parques Disney, ahora bajo el mando de Jaume Collet-Serra, con Emily Blunt y Dwayne Johnson a la cabeza de una increíble travesía por el río Amazonas.
En el filme tenemos a Blunt como Lily Houghton, una adinerada aventurera que lleva tratando de convencer por mucho tiempo, a una sociedad de exploradores ingleses, para que se le proporcione un artefacto que podría ayudar en una expedición para encontrar un legendario árbol, cuyos pétalos podrían curar cualquier enfermedad que azote a la humanidad.
Lily con ayuda de su hermano McGregor, interpretado por un encantador Jack Whitehall, logran robar este artefacto que resulta ser una mítica piedra en forma de cabeza de flecha, proponiéndose así, viajar a Brasil para encontrar este árbol que probablemente sea solo un cuento de hadas.
Los hermanos logran llegar a este majestuoso río en donde después de una serie de desventuras, se encuentran con Frank Wolff, un capitán o skipper, haciendo alusión a la atracción original, interpretado por Dwayne Johnson, quien les ayudará en esta travesía, por medio de una cadena de elaborados engaños, sorteando la muerte en contra de un príncipe alemán que también busca los petalos mágicos. Este villano es interpretado por Jesse Plemons, quien no es el único antagonista del filme, también tenemos a un grupo de conquistadores españoles que sufren una terrible maldición desde tiempo inmemoriales.
Jungle Cruise promete siempre ser una gran aventura al mero estilo de Indiana Jones, retomando tintes de otras expediciones míticas a la jungla, como podemos ver en The African Queen o Romancing the Stone de Robert Zemeckis. Justamente, Dwayne Johnson y Emily Blunt capturan muchos aspectos de estos filmes, con una relación que sirve incluso como un homenaje a las interacciones que tenían Humphrey Bogart y Katharine Hepburn o Michael Douglas y Kathleen Turner en las antes mencionadas.
A pesar de estos guiños cinematográficos en la interacción de los personajes principales, Jungle Cruise no logra transmitir la energía, la acción y la adrenalina que han tenido otras grandes películas de aventura. Justo este tema es el que me hace recalcar la magia que tienen filmes como la trilogía de Indiana Jones o incluso las versiones de La Momia, protagonizadas por Brendan Fraser, que si bien no contaban con una manufactura memorable, lograban mantenerte al filo del asiento durante toda su duración.
Piratas del Caribe lo hizo de una manera única en su tiempo, con personajes inolvidables, acción perfectamente bien orquestada, y una rica mitología que añadía un sello de calidad, pocas veces visto en el cine.
Si bien, Jungle Cruise palidece ante todos estos ejemplos, por lo menos es un escalón arriba dentro de los peldaños de Disney, en comparación a otras cintas previamente mencionadas, como la fallida El Llanero Solitario.
En definitiva, lo mejor de esta aventura en el Amazonas, son los protagonistas. Tanto Johnson, como Emily Blunt, tienen un encanto inigualable. Además de que la química en pantalla es grandiosa, haciendo que nos enamoremos de Frank y Lily, y disfrutemos verlos en su peligroso recorrido.
En general, el cast completo cuenta con este mismo carisma en pantalla. Jesse Plemons como el villano es completamente caricaturesco y ridículo en el buen sentido, y Jack Whitehall incluso nos ofrece un momento importante para la comunidad LGBTTTIQ+ en cuanto a la historia y el enfoque de Disney en el tema.
Con este buen ensamble en pantalla, en lo que falla Jungle Cruise definitivamente es en sus secuencias de acción. Si bien, algunas de las escenas cuentan con grandes stunts y escenarios únicos, en su mayoría son planas y olvidables. Esto sucede básicamente durante todo el filme. Es difícil emocionarse con lo que está pasando en pantalla, lo que bien podría ser un problema especialmente de dirección.
Jaume Collet-Serra siempre ha pecado de ser un cineasta gris a lo largo de su carrera. En su filmografía, podemos ver un par de cintas protagonizadas por Liam Neeson como un héroe de acción. Pero precisamente, las secuencias no son para nada emocionantes.
Este factor se une a la poca inspirada trama, en la que todo gira alrededor de un macguffin, cuya leyenda y misticismo no está bien explicado en muchas ocasiones, hasta que vemos un gigantesco y burdo flashback en el que podemos entender qué pasa, sin llegar a conectar como lo hacíamos con otros artefactos a lo largo de la historia del cine, que parecían tener mayor importancia y servían como un motor mucho más destacado dentro de sus respectivos guiones.
Esta trama en ocasiones se siente extremadamente similar a la de Piratas del Caribe: La Maldición del Perla Negra, tomando en cuenta que hay una maldición que ha transformado a un par de hombres que han vivido más de 400 años. Estos españoles provenientes de la era de la conquista, son encabezados por el actor venezolano, Edgar Ramírez, quien interpreta a Aguirre.
El diseño de estos villanos resulta tomar muchas notas prestadas también de Piratas del Caribe, específicamente de su segunda entrega, El Cofre de la Muerte, haciendo notar que en efecto, Disney quiere volver a lograr lo que hizo con la exitosa serie de películas. Esto desemboca en un resultado extraño para el espectador, quien inmediatamente pensará en el icónico Davy Jones y su tripulación de piratas errantes.
Lo único que demuestra este intento, es que los presupuestos de ambas cintas son extremadamente dispares. En las cintas de Johnny Depp veíamos un gran diseño de producción, maquillaje y efectos visuales; Jungle Cruise por otro lado, es muy notorio con el CGI y los escenarios que claramente están grabados en su mayoría, en pantallas verdes.
Dejando de lado la comparativa, además de las actuaciones, otra de las cosas que mejor hace el filme, es referenciar a la atracción de donde proviene, convirtiéndose en un particular deleite para los fanáticos de los parques Disney. Frank tiene el clásico humor que utilizan los skippers en el ride, y además nos muestra un par de momentos que son tomados directamente de secuencias reales en la travesía en Disneyland. En el filme podemos ver un par de guiños más, con personajes como Rosita o el icónico Trader Sam, quien es una figura sumamente importante para los asiduos a la mitología Disney.
Al final, viendo a Jungle Cruise como un todo, el resultado es mixto. Si bien, la película se siente como un mejor resultado que otros proyectos que ha puesto en cartelera, la casa del ratón, definitivamente carece de muchos aspectos que se destacan de filmes con temáticas similares. En general, esta aventura de Emily Blunt y Dwayne Johnson es mediana en muchos puntos diferentes, pero tal vez el carisma de los protagonistas, ayude a que logren establecer una nueva franquicia comercial en el género de aventura fantástica, el cual lleva bastantes décadas sin ser el éxito asegurado que llegó a ser alguna vez.