Sound of Metal no es una historia fácil sobre autodestrucción o sobre renacimientos. No es solo una cosa o la otra, es las dos al mismo tiempo.
Ruben (Riz Ahmed, quien se convierte en esta cinta en un talento a no perder de vista) es un baterista de heavy metal. Él y su novia, Lou (Olivia Cooke, también en una actuación soberbia) viven una vida de gitanos de primer mundo. Viajan en una cámper a los diferentes lugares donde tocan. Cargan con su mundo a cuestas y se tienen a ellos mismo como verdadero hogar. Suena idílico. No lo es.
Un día, mientras tocan, Ruben se da cuenta que casi no puede oír nada. Se alarma, pero no se lo toma muy en serio. Va a una farmacia, y el encargado lo envía a un especialista. No son buenas noticias: Ruben se está quedando definitivamente sin oído, no puede ni siquiera atinar a repetir una lista de palabras sencillas que el especialista le dicta. Está sordo.
¿Qué cosa más terrible le puede pasar a un músico que perder el oído? Dicen que Beethoven, al final de su vida, pegaba su cabeza a la cola del piano para sentir las vibraciones, una suerte de canto de cisne para el gran compositor.
Ruben piensa que todo se puede arreglar. Un poco de buena suerte, invertir en una operación y listo, seguimos con la gira y nuestros sueños de rockstar.
No tan rápido. Lou sabe que Ruben es un adicto que lleva cuatro años sobrio. Cualquier crisis emocional puede desencadenar su adicción a la heroína. Ruben jura que eso no sucederá. Riz Ahmed dota a Ruben de una vulnerabilidad que rompe el corazón: de pronto estamos seguros que lo que sigue es su caída en desgracia, el drama de las drogas, caer en la oscuridad. Esperen, esta no es una historia llena de clichés, no es la misma historia de adicción que hemos visto decenas de veces. Es algo mucho más real, más cercano.
Ruben tendrá que aprender a vivir con el silencio. Joe (Paul Raci, otra gran actuación; no hay malas actuaciones en esta historia) lo admite en una comunidad de personas sordas que lidian con una adicción. ¿Podrá Ruben encontrar un lugar entre ellas, podrá sobrevivirse a sí mismo?
Riz Ahmed es un descubrimiento de Darius Marder, el director. Sin duda un actor inmenso. Con solo un pestañear de ojos nos revela todo el mundo interior de su personaje: roto, triste, ingenuo, valiente.
El final es una bala. Cuando Ruben por fin llega a la paz, algo sucede dentro de los que miramos. Es una conmoción silente. Y Ahmed está ahí para recibirnos: Ruben alcanza el sosiego tanto como el espectador.
Sound of Metal es un triunfo de todos los involucrados: de Marder y Ahmed, de los guionistas-el propio Marder y su hermano Abraham, basado en un cuento del cineasta Derek Cianfrance- y de los editores de sonido, que capturan la desesperación de Ruben.
La película está nominada a varios premios Oscar, incluidas mejor película y mejor actuación para Ahmed: merece todas las menciones. Ojalá gane Ahmed, pero el premio que tiene en la bolsa es el edición de audio: el sonido (o su ausencia) es asunto brutal pero sutil, como diría Truman Capote. Hace la diferencia entre un melodrama cualquiera y un verdadero viaje emocional.
El silencio os hará libres en este mundo que nos insiste en llenar de ruido, en no encontrarnos con nuestra propia paz interna. Hay un secreto en esta cinta que no revelaré, pero que define perfectamente cómo opera la mente de un adicto. Si quieren un pedazo de verdad, tienen que ver Sound of Metal. Está disponible en Amazon Prime.