El próximo viernes 25 de septiembre se estrenará The Beginner’s Mind (2021), un nuevo álbum dentro de las discografías de nuestros protagonistas del mes, el cantautor estadounidense Sufjan Stevens y la nueva promesa folk Angelo De Augustine. Un material de folk-rock que recuerda al trabajo más clásico del primero y en el cual cada una de las canciones está basada en una película distinta.
Sufjan Stevens no es ajeno a esta clase de colaboraciones y es que en una discografía de 13 álbumes de estudio, cuatro de ellos han sido lanzados como proyectos colaborativos. Tras esta amalgama de material que también se distingue por siempre entregar una nueva cara de su visión como músico, es difícil describir a su proyecto en un solo género musical o como parte de un movimiento específico.
Es música folk-rock con elementos synth-pop, también, por momentos, es noise o céltica, mientras que en otras ocasiones hace uso de bandas escolares y algunas veces le da por crear piezas de más de veinte minutos con interludios jazzísticos y segmentadas en movimientos como si de música clásica se tratara. Tenemos los álbumes de electrónica experimental y aquellos experimentos compuestos especialmente para orquestas. Lo más impresionante de todo esto no es que todo suene bien, es que todo suena a Sufjan Stevens y todos estos lanzamientos han sido un éxito, en mayor o menor medida.
De la oda nostálgica a la inocencia juvenil repleta de toques orquestales y de melodías eufóricas que es Illinois (2005) y que ha sido elegida por infinidad de publicaciones no como uno, sino como el mejor álbum de su década, al lento intimista que reflexiona sobre la muerte que es Carrie & Lowell (2015), y que cuenta con el mismo honor, Sufjan Stevens no es ajeno a la transformación siempre en pro de lo que le nace decir en el momento en el cual empieza a grabar y es esa pulsión la que nos lleva a reconocerlo: Gestor de mundos que denotan inocencia con detalles espirituales que fungen para realizar críticas a la sociedad, dueño de una pluma que se enfoca en las cosas fatalistas, para, en el fondo, ser optimista al respecto.
El álbum debut del cantautor norteamericano es una excéntrica colección de canciones que dan a notar desde el primer momento lo que sería su carrera subsecuente: Una amalgama de sonidos distintos que trabajan en armonía para entregar historias que van de la ficción más ridícula a un desgarrador intimismo autobiográfico.
Esta es su primera colección de canciones tras un par de intentos en su EP Stalker (1998), que trata justamente sobre una persona que entra en la espiral auto-destructuva del obsesionarse en espiar a otros en su sentir eterno de soledad, y su trabajo como miembro del grupo de folk Marzuki. Es en este punto en el cual, además, decide dejar a un lado sus pretensiones como escritor para enfocarse a narrar sus historias con la música como su principal herramienta.
Lo más interesante del material es que fue grabado directamente en una four-track, siendo lo más barato del mundo, pero está muy bien producido, llegando no solo a un sonido limpio, sino incluso bastante ambicioso. Esto último no nos debería de sorprender en un álbum de más de una hora con 21 canciones con detalles célticos y que contiene, por momentos, guiños al trabajo progresivo de bandas como Captain Beeffheart y a la libertad académica de Sonic Youth.
Es un álbum sin rumbo, pero con experimentos interesantes que vale la pena escuchar si eres un gran seguidor de Sufjan Stevens.
Canciones Imprescindibles: A Winner Need a Wand, Wordsworth’s Rige, Happy Birthday y A Sun Came.
Es interesante, pero no impresionante que el segundo álbum de estudio de Sufjan Stevens sea algo completamente distinto a lo que entregó en su debut.
Tras la reacción positiva, aunque muy tenue y limitada de A Sun Came (2000), el cantautor hizo a un lado todas las expectativas que su pequeño público tenía sobre él y entregó un álbum lejos de la excéntrica intimidad folk-pop de su material pasado para, en su lugar, lanzar un álbum de poco más de una hora repleta de sonidos electrónicos disonantes y tiernas melodías cuyo origen podría encontrarse en la influencia de la música IDM de Aphex Twin o Autechre en su música.
Cada track del álbum tiene el nombre de un año distinto, según el calendario chino, siendo una representación sonora de las cualidades detrás de la personalidad de cada uno de los animales a los que representan. De esta forma, ‘Year Of Monkey’ suena alegre y cuenta con golpeteos que simulan un saltar constante, mientras que ‘Year Of Rat’ es un constante pulsar de distintos elementos chillones y minimalistas, por dar un par de ejemplos.
Aunque haya sido realizado con una cantidad muy limitada de instrumentos electrónicos, la realidad es que cumple a la perfección con su cometido de crear experiencias increíblemente bien orquestadas, grandiosas y únicas. Memorables melodías, alegres y pegajosas, su producción no le pide nada a la de cualquier artista reconocido de la WARP Records y mantiene esos aires de inocencia que caracterizan al trabajo de Stevens.
Es un álbum con una gran personalidad que le valió la entrada a los principales blogs de música en el país, con atención especial de Pitchfork que declaró que “será interesante ver a donde va el músico a partir de aquí”.
Canciones Imprescindibles: Year Of The Monkey, Year Of The Rat, Year Of The Tiger, Year Of The Rabbit, Year Of The Dog.
Un álbum conceptual que lo integró de lleno a la lista de los cantautores más interesantes de la década, Michigan (2003) fue su primer gran éxito con una aclamación crítica que lo consideró uno de los mejores proyectos del año y que le trajo un público que se acrecentaba de forma exponencial. Lo más impresionante es que fue grabado, producido y compuesto por el mismo Sufjan Stevens, manteniendo la cualidad independiente de sus álbumes pasados, pero con un sonido tan bien definido que parece haber sido trabajado por un equipo distinguido con apoyo de un presupuesto holgado.
Esta es una carta de amor al estado en donde creció, siendo un trayecto de sector a sector, iniciando en las zonas industriales repletas de familias de clase trabajadora que tienen que luchar contra las crisis financieras tras depender de una industria automovilística en decadencia, pasando por los suburbios de personas progresivas y liberales. El paisaje termina en las altas montañas, con un anciano describiendo todo a su alrededor, criticando al estado y a las nuevas generaciones por no seguir con su estilo de vida tradicional.
Lo innovador de este álbum es que Sufjan no solo escribe sobre Michigan a través del ojo de un turista o de un historiador, lo hace como el escenario en donde creció y en él logra exponer las dificultades que él también atravesó en ese lugar, como parte de una comunidad cristiana y con dificultades para mantener un estilo de vida que fuera cómodo. Es un material personal en el cual profundiza en sus propias ideas de Dios, la vida y el amor a través de sus personajes.
El álbum fue un éxito en la industria independiente, nombrado álbum del año en Somwhere Cold y el tercero en Pitchfork, en una retrospectiva Stereogum se atrevió a declarar que sin este álbum no hubiera existido toda una generación de artistas indie rock que apostaron por los sonidos orquestales que agregó Stevens. Nada de Arcade Fire, Bon Iver o Richard Marx, los oboes, glockenspiel, trombones, trompetas, banjos y grupos corales llegaron primero con Sufjan Stevens
Canciones Imprescindibles: Flint (For The Unemployed And Underused), Holland, Oh Detroit Lift Your Weary Head!, Romulus y For The Windows In Paradise, for the Featherless in Ypsilanti.
A Sufjan Stevens solo le tomó un año lanzar otro álbum que se considera como un clásico de la música independiente. Seven Swans (2004), contrario al álbum que inició con su proyecto de lanzar un álbum por cada estado que conforma a los Estados Unidos, es un álbum que apuesta menos por los detalles resplandecientes de su orquestación y más por la intimidad de sus letras y de su grabación, protagonizada por la voz de Sufjan Stevens y su banjo.
Son doce canciones que hablan sobre historias directamente retomadas de la Biblia que Spin describió como “si Elliott Smith hubiera tomado 10 años de clases en la capilla”. Pese a ello, no se trata del típico álbum cristiano, puesto que Stevens no solo narra las historias escritas y que dan forma a esta religión, sino que se coloca dentro de ellas, poniéndose en la piel de sus protagonistas, sintiendo su dolor y su deseo por superarse a sí mismos a través del sacrificio y hacer lo que consideran que es lo correcto.
El álbum, pese a su temática, fue recibido con los brazos abiertos por una comunidad de críticos y de escuchas que se distinguen por ser progresistas y detestar cualquier cosa que lleve la religión de la mano. El mismo recibió calificaciones estelares de parte de Pitchfork, Mojo y lo llevó a ser protagonista musical de Entertainment Weekly.
Canciones Impresindibles: To Be Alone With You, Seven Swans, All the Trees of the Field Will Clap Their Hands, The Dress Looks Nice On You, The Transfiguration.
Tal como el meme dice, pero sin la ironía presente en él. Este es aquel material que más que ser un proyecto importante dentro de la carrera de Stevens, es parte de su columna vertebral y una referencia a lo que sucedió en la música durante la primera década del milenio. Un disco que no solo fue considerado como un clásico instantáneo y el mejor material del año para docenas de plataformas, sino que se convirtió en uno de aquellos discos en los que piensas de forma inmediata cuando la conversación refiere a los mejores discos de la historia.
Grabado, producido e interpretado en su totalidad por Sufjan Stevens, así es, las docenas de elementos que suenan en sus 22 canciones fueron tocados por él, Illinoise es una amalgama de sonidos que salta del folk al rock a la música de cámara, el jazz, la música minimalista y el lo-fi en un trayecto directo a la tierra del estado del cual toma su nombre y que nos pinta en el centro de un mundo con una apariencia infantil, pero que se desarrolla con la profundidad y seriedad de cualquier gran libro de ficción.
De las maravillas tecnológicas del World’s Columbian Exposition que se llevó a cabo en Chicado en 1893 a la piel del asesino serial John Wayne Gacy, Jr, cada uno de los pequeños relatos que conforman a este material dan una pinta, una nueva percepción de lo que significa esta tierra y del sueño norteamericano. Acompañado por una orquesta estudiantil, Stevens canta “desde el corazón”, introduciéndose en sus personajes a tal punto en el cual puede admitir que pese a todos los horrores que cometió el payaso asesino, puede ponerse en sus zapatos y ver que no son tan diferentes.
Es en esos momentos, en los cuales desaparecen los brillos y colores excitantes de la celebración a Ilinoise en donde el álbum logra encontrar su balance y desarrollarse como un álbum lleno de sorpresas, coherente, pero con mucho que ofrecer. Piezas serias e intimas como ‘Casimir Pulaski Day’ son un guiño de lo que vendría después para Stevens, accediendo a narrar historias que lo definen a él como persona, en este caso, su compañero de clases que murió por cáncer de hueso.
Este álbum es para All Songs, Amazon, Pitchfork, PopMatters, Paste y NPR el mejor álbum del 2005 y ha sido elegido como uno de los mejores álbumes de la década por esta y diversas publicaciones más, incluyendo la NME. Además, le hizo ganar un seguimiento masivo en su país de origen.
Canciones Imprescindibles: Concerning The UFO Sighting near Highland Illinoise, Come On! Feel The Illinoise!, John Wayne Gacy Jr, Casimir Pulaski Day, Chicago, The Man Of Metropolis Steals Our Hearts, The Predatory Wasp of the Palisades Is Out to Get Us, The Tallest Man the Broadest Shoulders.
Aunque tardó cinco años en lanzar la contunuación a Ilinoise (2005), Sufjan Stevens no se sintió ausente de la industria musical. Produjo un álbum de rarezas derivadas de aquel álbum llamado The Avalanche (2006) que, pese a consistir de canciones que él mismo rechazó, fue recibido con un optimismo crítico. También lanzó su primera compilación de 58 canciones navideñas en Songs For Christmas (2006) y compuso una pieza orquestal de trece movimientos basado en la carretera neoyorquina The BQE (2009).
Sin embargo, de entre todos estos lanzamiento, conviene enfocarnos en el EP All Delighted People (2010), una colección de ocho canciones cuya columna vertebral son dos versiones distintas de la composición que le da su titulo al lanzamiento, una orquestal y otra con arreglos de rock clásico, ambas experiencias completamente distintas.
Esta es una colección increíble de canciones entre disonancias experimentales y piezas de folk acústicas, íntimas, sobre fantasmas y relatos de desamor. También es el EP en donde viene una de las piezas más discutidas en el repertorio de su artista: Djohariah, una canción épica de más de 17 minutos en donde se repite una simple frase musical y la expande a través de guitarras, pianos y coros para generar una experiencia intensa con un solo de guitarra disonante que dura por más de cinco minutos y que finaliza con Stevens cantándole, en soledad, a su hermana, Djohariah, quien ha sufrido de violencia doméstica. El ruido se disipa mientras le declara que tiene un futuro brillante por venir, que suelte la tristeza y siga adelante con su vida. Es una pieza verdaderamente fantástica.
Canciones Imprescindibles: All Delighted People (original version), Heirloom, Djohariah.
Lanzado solo un par de semanas después de All Delighted People EP (2010), The Age Of Adz (2010) es un álbum que prosigue con sus experimentos sonoros, integrando los electrónicos de tinte experimental de su segundo álbum Enjoy Your Rabbit (2001) al folk-rock orquestal que lo empezó a distinguir desde Michigan (2003). La recepción, tras cinco años de espera por un nuevo álbum de estudio del cantautor, fue optimista, aunque lejana a sus anteriores trabajos, pese a todo, hoy se recuerda como una joya más dentro de su discografía y un álbum que, con diversas escuchas, ha recompensado por más de una década a los seguidores de Sufjan Stevens.
Basado en el trabajo pictórico del artista Royal Robertson, el centro temático de este álbum es uno de carácter post-apocalítpico con canciones que hablan sobre la despersonalización a través de la publicidad y los medios. También habla sobre cómo nos observarían los alienígenas en el espacio, como una raza enloquecida que en su pieza final, la épica de más de viente minutos ‘Impossible Soul’, tiene que explicarle la razón de nuestra existencia.
Instrumentalmente es fantástico, los beats son una locura que golpea al escucha con la intensidad de cualquier gran canción de música IDM, mientras en el fondo se escuchan melodías especialmente orquestadas para narrar historias de amor y confusión. Aquí se encuentran varias de las mejores canciones en la carrera del músico y es, sin duda, un álbum único en su tipo.
Canciones Imprescindibles: Futile Devices, Too Much, Age Of Adz, I Walked, Vesuvius, I Want To Be Well, Impossible Soul.
Otro álbum que llegó para convertirse en un clásico instantáneo, esta narración de su infancia con un enfoque específico en su relación con su madre y su padrastro llevó hasta las lágrimas a los mejores especialistas del medio, consagrando a Stevens en lo más alto de la historia de la música de cantautor y consiguiendo, de nueva cuenta, incontables menciones como el autor del mejor álbum de su año de lanzamiento.
Carrie & Lowell (2015) va más allá de un regreso a los planes acústicos de sus inicios, sin acompañamientos orquestales. Stevens revela su frágil estructura familiar. Su madre, que era bipolar, esquizofrénica y adicta (tanto a drogas como a otras sustancias), lo abandonó repetidamente a lo largo de su vida, convirtiéndose en una presencia intermitente. Desde la imagen real, gastada en la portada del álbum, pasando por la pareja formada por con Lowell, hasta las letras y la forma de cantar con susurros, todo confluye hasta conformar un todo. Se unen para contar una historia. La historia de vida del joven Sufjan.
Hay músicas que te reconcilian con el mundo. Hay músicas que son caricias. Que son como abrazos. Como las sonrisas. Hay músicas que son como la amistad, necesarias para hacer a las personas inmensamente felices. Hay músicas que salen del corazón. Y como dijimos antes, hay músicas que te reconcilian con el mundo. Y eso es Carrie & Lowell. El resultado de un proceso de superación. Un disco que cura una pérdida.
Canciones Imprescindibles: Death With Dignity, Should Have Known Better, Eugene, Fourth Of July, Carrie & Lowell y The Only Thing.
Pasaron cinco años desde el triunfo sonoro que significó Carrie & Lowell (2015) para que Sufjan Stevens lanzara otro álbum de estudio como solista, aunque dirigió el proyecto Planetarium (2017) con los hermanos Dessner de The National con un gran éxito crítico e incluso fue nominado al Premio de la Academia gracias a su participación en el soundtrack de Call Me By Your Name (2018) con la canción ‘Mystery Of Love’.
Su regreso fue una exploración del caos en el cual se convirtió la política norteamericana y del mundo a través de 15 temas reflexivos cargados de una electrónica gélida, etérea e hipnótica, dando un giro sonoro total respecto al estilo orgánico e intimista que significó su último trabajo.
The Ascension (2020) es un regreso a sus ejercicios con música electronica, uno bastante interesante que hace a un lado a los golpes intensos y a las disonancias de The Age Of Adz (2010), para utilizarlo, en su lugar, como un elemento con el cual se puede detallar a la música de su centro, no destrozarla.
Con un hábil enfoque en los temas del terror existencial y la búsqueda del significado, tanto a nivel individual como colectivo, con 15 canciones llenas de ira pero esperanzadoras, que satisfacen melódicamente y metafísicamente al escucha, lo que hace que haya valido la pena la espera de 5 años para tener de regreso a Sufjan Stevens que volvió a entregar una gran obra, de las mejor logradas del caótico 2020 que encontró, de nueva cuenta, su gran cantidad de aclamación crítica.
Canciones Imprescindibles: Run Away With Me, Video Game, Tell Me You Love Me, Sugar, Landslide y America.