Ubisoft parece que finalmente ha comenzado a percatarse de la casa en llamas que ha estado habitando los últimos años, pero continúa en estado de negación de que los culpables son los altos directivos de la compañía de videojuegos.
El pasado 11 de enero durante su reporte financiero, Ubisoft confirmó que está cancelando tres juegos que aún no daba a conocer. Además anunció que por séptima ocasión está recorriendo la fecha de lanzamiento de Skull and Bones, el cual originalmente vería la luz en el 2018 y a penas en octubre del año pasado lo movieron a marzo de este 2023 — solo para ahora aventarlo a “principios” de su año fiscal 2023-2024, lo que se traduce a una escueta ventana que va de abril a julio, si me veo optimista.
La compañía también dio a conocer que el pobre desempeño de Mario + Rabbids Sparks of Hope y Just Dance 2023, ambos lanzados en el último trimestre de 2022, junto a las “empeoradas condiciones macroeconómicas” la están llevando a reducir costos y a ser más cautelosa en el desafiante mercado de videojuegos de hoy en día, por lo que su atención se centrará en un menor número de títulos.
En realidad Ubisoft comenzó a mostrar sus grietas durante el 2019 con el desastroso lanzamiento de Ghost Recon Breakpoint, que propició el retraso de otros títulos y que supuestamente implementaran “cambios significativos” a sus procesos de producción.
Para mediados del 2020 las grietas ya eran derrumbes tras acusaciones de acoso, abuso y discriminación laboral a lo largo de los estudios canadienses y las oficinas centrales de Ubisoft. Las endebles acciones de la compañía y la actitud de su CEO Yves Guillemot de hacerse el que no sabía nada, resultaron en una fuga de talento de la compañía francesa.
Hyper Scape, su primera incursión en los battle royale, cerró sus puertas poco después del año de lanzado y tras 10 meses en el abandono. El anuncio de Ghost Recon Frontline, otro intento de entrar a los battle royale, tuvo tal rechazo que no llegó ni a la fase beta antes de ser cancelado. Y su ambicioso Watch Dogs Legion, dejó de recibir actualizaciones a menos del año de lanzado.
Para echarle sal a la herida, Jeff Grubb de Giant Bomb reportó que Ubisoft ha estado tratando de ser adquirida o fusionarse con otras compañías de su rango, pero que básicamente esas otras compañías se han burlado de Ubisoft — ya que la compañía francesa dejó de tener su más grande atractivo, una estructura distribuida de desarrollo.
Ubisoft definitely already did the rounds proposing acquisitions and mergers with other similar companies, and it mostly got laughed at. It's just too unwieldy. Its strength was its distributed development structure, and now that is an albatross.
— Grubb (@JeffGrubb) January 11, 2023
Ante todo esto Guillemot tuvo la ocurrencia de básicamente culpar a los empleados — y no a directivos — del pobre desempeño de la compañía, diciéndoles en un correo al que tuvo acceso Kotaku que “Ahora más que nunca, necesito de toda su energía y compromiso para asegurarnos de que regresaremos al camino del éxito”.
En ese mismo correo Guillemot también les pidió a los empleados ser especialmente cuidadosos y estratégicos con sus gastos e iniciativas, para lograr que la compañía sea más eficiente.
Cosa que la unión de trabajadores en las oficinas centrales de Ubisoft en París, tomó como una ironía al considerar la “estrategia editorial de la compañía en los últimos años” además de percibir las otras demandas en el correo del CEO como indicaciones de tiempo extra sin paga, recortes de salario y posibles cierres de estudios.
Así que la unión de trabajadores ha hecho un llamado a huelga para este viernes 27 de enero. En un aparente intento por calmar las aguas, Guillemot y otros directivos sostuvieron una junta el pasado miércoles 18 de enero con empleados para aplicar un “lo que en realidad quisimos decir”, pero la reunión fue largamente percibida como reiterativa de que los directivos se encuentran fuera de tacto con la situación — por ahora el llamado a huelga sigue en pie.
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