Twitter remueve la etiqueta de verificación clásica y crea caos

// Por: Roberto Vizzuett

sáb 22 abril, 2023

Elon Musk y Twitter finalmente cumplieron la amenaza, porque eso fue todo este tiempo, de retirar la etiqueta o palomita de cuenta verificada a todos aquellos que no estuvieran subscritos a Twitter Blue.

La fecha favorita de Musk 4/20 fue cuando celebridades, empresas, medios, periodistas, instituciones de gobierno y toda cuenta que portaba la etiqueta de verificación otorgada bajo el sistema previo a la llegada de Musk al trono de Twitter, perdieron su estatus de cuenta verificada.

A partir de ese momento, la etiqueta azul pasó de ser un comprobante de que efectivamente la cuenta representa a quien dice representar, a totalmente ser una marca de que dicha cuenta está pagando la subscripción Blue de US$8 y dio su número de celular — sin que Twitter realmente verifique que la persona en realidad sea quien dice ser.

El caos dominó Twitter durante las horas siguientes en que la etiqueta de verificación clásica desapareció de las cuentas. El twitter oficial de la Ciudad de Nueva York @nycgov tuvo que piar que esa era la única y auténtica cuenta de la ciudad, solo para que una cuenta subscrita a Blue @nyc_government piara que no, que ellos eran la cuenta oficial.

Twitter terminó suspendiendo la cuenta falsa y el viernes 21 de abril comenzó a añadir etiquetas grises de verificación a “organizaciones de gobierno o multilaterales”. En el caso de prominentes negocios y medios de comunicación, añadió una etiqueta dorada de verificación bajo la leyenda “esta cuenta está verificada porque es una organización oficial en Twitter”. En ambos casos la etiqueta de “verificación” es otorgada sin que las cuentas estén subscritas a Twitter Blue.

En cuanto a periodistas, influencers, celebridades y demás seres que contaban con cuentas verificadas con el sistema original, solo aquellas cuentas subscritas a Blue mantienen la típica etiqueta azul.

Tres cuentas en particular, Stephen King, Lebron James y William Shatner que fueron vocales en su rechazo a pagar, ostentan la etiqueta de subscripción a Blue — cosa que no le cayó en gracia a Stephen King quien pio que él no pagó por la subscripción ni verificó su teléfono — a lo que Musk le respondió a modo de troleo “de nada, namaste”.

Después Musk escribió que él personalmente estaba pagando por una cuantas, para posteriormente clarificar que solo las de Shatner, LeBron y King.

Originalmente Musk pintó el cambio en el sistema de verificación para deshacerse del sistema de “amos y plebeyos” y como única forma de combatir a los bots. Su idea inicial era cobrar US$20, justamente por protestas de King es que la subscripción ahora es de US$8.

Está quedando claro que en realidad lo único que Musk busca es incrementar las ganancias de Twitter, apostando enormemente a que el grueso de celebridades, negocios y demás entidades van a dar el brazo a torcer y entrarle a Blue.

También ha quedado claro que después de todo Musk no es tan “absolutista de la libertad de expresión”. En cuanto Mastodon, la red social “descentralizada” que comenzó a destacar como el principal refugio a los que se hartaron del caos del excéntrico CEO, comenzó a ocultar o bloquear a cuanta cuenta tuviera ligas a Mastodon — bajo la excusa de que Mastondon promovía la cuenta que rastreaba su jet privado.

Hace unas semanas, Twitter comenzó a ocultar en los resultados de búsqueda todo pío relacionado a Substack, la plataforma de newsletters, después de que ésta anunciara Substack Notes — que no dista mucho de cómo funciona Twitter. Incluso, si alguien llegaba a dar click en alguna liga a Substack, aparecía una advertencia de que Substack no era seguro.

Por otro lado, Musk también ha mostrado su rapidez en revertir decisiones cuando sus troleos y amenazas no tienen el resultado deseado.

A un par de semanas de que la red social modificara sus lineamientos de como designa la etiqueta de “medio afiliado al estado” o “medio financiado por el gobierno”, que propiciara que organizaciones públicas como la National Public Radio y la Public Broadcasting Service de Estados Unidos dejaran de usar Twitter, la compañía dejó de usar dichas etiquetas — aunque llego al extremo de quitárselas también a medios que sí son propiedad de gobiernos o están afiliados a ellos como aquellos en Rusia y China.

En esta nueva etapa de Twitter, en realidad el único consejo que se puede dar para distinguir una cuenta “oficial” de una “apócrifa”, es corroborar la información y no irse con lo primero que uno ve — el número de seguidores no es indicación de que dicha cuenta pertenece a quien dice pertenecer — del mismo modo que ahora la etiqueta azul tampoco lo es.