Es increíble que dentro de la larga historia del cine mexicano dentro del séptimo arte universal, sólo hayamos podido exportar tres cineastas grandiosos que se hayan establecido en Hollywood como tres grandes nombres con técnicas y cintas muy distintas, pero con una filmografía de gran calidad.
De estos tres amigos, con el paso de los años, el que logró destacar en mayor medida fue Alfonso Cuarón, cuyos filmes aún se mantienen como los mejores trabajados de los tres susodichos en una cuestión muy personal.
Alejandro G. Iñárritu – Cómo se hace llamar ahora por eso de la mala pronunciación gringa – se estableció con películas cuyo atractivo principal era el de enredar un sinnúmero de historias que a su vez se encontrarían en algún punto de la trama. De esta marca reconocida del director, su gran éxito, “Amores Perros”, sigue siendo el filme mejor logrado hasta la fecha, colocando a esta cinta como un antes y un después de México en el cine.
Particularmente, la narrativa de Iñárritu se empezó a desgastar con estas historias “sobrias” que involucraban muerte, melancolía y la batalla de la sociedad por encontrarse en este turbulento mundo actual, hasta llegar a una gran sorpresa que salió triunfante apenas hace un año.
“Birdman…” que en un principio confundió al mundo entero como una adaptación del personaje de Hanna Barbera para después tomarnos desprevenidos con el comeback no sólo de Michael Keaton sino del mismo Iñárritu, que se alejaba de su desgastada marca, para mostrar una historia muy apegada a la industria cinematográfica actual.
Ahora, tomando el lugar de lo que bien podría ser el mejor director mexicano de la historia – para algunos – continuar este éxito parecía prácticamente imposible, pero con “El Renacido”, Iñárritu podría volver a hacer historia al consagrarse con dos Oscares mejor película, uno tras otro (mera especulación).
“El Renacido” o “The Revenant” por su nombre en inglés, nos presenta la historia prácticamente mítica de Hugh Glass, un “trapper” o “trampero”, cazador de pieles que sobrevive a un fatídico ataque con un oso y parece volver a la vida como parte de un viaje en busca de retribución y un dejo de venganza.
A pesar de que “The Revenant” ha sido vendida como “Basada en hechos reales”, cabe destacar que la historia de Hugh Glass es prácticamente un mito, hasta en cierto punto similar al del nacimiento de la ciudad de la icónica serie amarilla de Matt Groening.
Leonardo DiCaprio, quién siempre ha destacado por sus papeles básicamente hipnotizantes, parece rogar por ese anhelado Oscar, arrastrándose por las heladas tierras de Canadá y Argentina (a donde tuvo que llegar la producción después de que se quedarán sin invierno en la primera locación) sin decir una sola palabra y haciéndonos rogar por un abrigo al verlo en increíbles situaciones precarias que van desde comer hasta carne cruda o nadar en un lago congelado.
Lejos de la actuación de DiCaprio que literalmente se fue hasta el borde de la muerte para este papel, cabe destacar que si bien llega al límite histriónicamente, ha tenido roles en los que juega más con la psique del personaje y nos muestra un lado que desde mi perspectiva, merece más un premio, que al verlo gatear en la nieve o dormir en el cadáver de un animal.
La película es simplemente brutal, no se ahorra la sangre, no se ahorra los golpes, no se ahorra las muertes, no decide dejar nada de lado. Todos y cada uno de los momentos se sienten reales, desde una flecha que atraviesa el cielo invernal, hasta los animales que se escuchan a lo lejos.
La técnica de Iñárritu se excede en este largometraje por donde se vea, al igual que la fotografía de Emmanuel Lubezki que llevó a la producción hasta el extremo de construir dos sets iguales, uno en el oeste y otro en el este, para poder aprovechar la luz natural en dos momentos claves del día.
La mezcla de sonido es brutal, puedes escuchar todas y cada una de las cosas que pasan alrededor de los personajes y para mí, es lo mejor de todo el filme gracias a la minuciosa atención al detalle que involucró su creación.
Ahora, a pesar de que “The Revenant” es técnicamente perfecta, a veces peca de las clásicas fallas narrativas que habían manchado la carrera de Iñárritu, con excepción de “Birdman”. Podemos ver esta malpráctica del cine mexicano con estos planos estáticos que duran minutos, secuencias de sueños que a veces rompen con la dinámica del filme y escenas que bien podrían haber durado mucho menos.
En resumen, “The Revenant” contiene estas marcas que muchos aman u odian de Alejandro G. Iñárritu pero no demerita que la experiencia del filme es simplemente desgarradora e impactante, pero probablemente es uno de esos momentos por los que sólo quieres pasar una vez al vida, dejando una segunda vuelta para el film descansar por un par de meses.
DiCaprio actúa soberbiamente, al igual que su contraparte en el filme encarnada por Tom Hardy, que a veces marca demasiado el acento hasta el punto de ser inteligible, pero lo balancea con su don para mostrar personajes sin escrupulos que a su vez llevan una carga emocional muy fuerte en al grado de un subcontexto.
“The Revenant” cuenta con un gran número de secuencias simplemente impactantes, de las cuales, una es un plano-secuencia majestuoso y otras tantas evocan en el público ese clásico sentimiento de “¿Cómo lo hizo?”, dejando cómo resultado, una película simplemente bella por donde se le mire.
Veredicto
Digna de varios premios de la Academia, “The Revenant” cuenta con actuaciones de primer nivel y es técnicamente perfecta gracias a Alejandro G. Iñárritu y Emmanuel Lubezki. Pero a pesar de ser sentimentalmente brutal para el espectador, llega a pecar en menor grado de un par de secuencias “mexicanescas” demasiado largas, que al final no demeritan en lo mínimo el resultado. Les aseguro al cien por ciento que nunca verán otra película que se sienta tan real como “El Renacido”. Desde la respiración hasta las hojas que caen de los arboles ofrecen una experiencia completamente inmersiva en la obra maestra de Alejandro González Iñárritu.