#WARPPresenta: Entrevista con The Horrors, el arte de hacer tus propios pedales de guitarra

// Por: Oscar Adame

vie 25 agosto, 2017

En su libro ‘Retromanía’ el crítico Simon Reynolds usa el término ‘record collection rock’ para describir a todas aquellas bandas que retomando conceptos, estéticas y sonoridades características de décadas pasadas, construyen su propio discurso. En los peores casos las influencias son una jaula, pero en el mejor de ellos son puertas abiertas.

The Horrors siempre ha sido una banda que sabe elegir bien la puerta que abrirá a continuación: sea el post-punk de The Cure, el krautrock de Can, el new wave de The Human League o el britpop de Suede, lo que hace éste quinteto inglés siempre logra sonar fresco.

Su futuro será abierto el 22 de septiembre, se llama ‘V’ y es uno de los discos más esperados del año por lo cual nos sentamos a hablar con el guitarrista Joshua Hayward, famoso por construir sus propios pedales de efectos, sobre la Iglesia en donde lo grabaron, sus influencias y el significado de la palabra ‘nasty

En pasadas entrevistas afirmaron que su intención para ‘V’ es que sonara ‘nasty’ ¿Qué significa esa palabra para The Horrors?

Mucho, creemos que nosotros somos ‘nasty’ la mayor parte del tiempo. El disco es asqueroso, lo cual lo vuelve algo mucho más personal. Era necesario impregnar esa característica que nos representa de nuevo, algo que habíamos perdido en nuestra música.

Ok, pero ¿cómo suena algo así, podrías describir algo ‘nasty’ para mí? jaja.

(Ríe a carcajadas) ay hombre. Pues significa muchas cosas. Habla sobre asuntos personales.

Éste es su primer disco desde ‘Primary Colours’ que no es auto producido contratando a Paul Epworth, para el trabajo. ¿Por qué?

Necesitábamos tratar algo distinto, algo que no hayamos hecho anteriormente. Acordamos que tener un productor nos ayudaría a lograrlo y creo que sí lo hizo.

Es la primera vez que no producimos nada y cambiamos de estudio para entrar en un nuevo ambiente. Antes trabajábamos en nuestro propio estudio y creo que eso reducía nuestras ideas. Cuando te sientes tan familiarizado con un lugar empiezas a sentirte seguro dentro y por lo mismo tus ideas se sienten de la misma forma, repitiéndose. Si se repiten tus ideas tú también te repites y eso nos estaba pasando.

¿Crees que la atmósfera de los lugares en donde trabajan tiene un impacto directo en la música que hacen?

Definitivamente. Éste disco lo hicimos en la Iglesia de Couch Hill, por lo que hay una vibra muy espiritual en el disco. Es fácilmente uno de los lugares más geniales que he visto, desde los 90 lo usan para grabaciones por sus largos cuartos y el techo, que es tan alto, hace que todo se escuche mucho más espacioso.

La comunicación dentro era difícil, teníamos que gritarnos para escuchar lo que los demás tenían que decir, lo que hizo que no pudiéramos hablar mucho, pero ayudó a las sesiones porque todo lo que hablaba era la música y los instrumentos.

¿El arte dentro de la Iglesia y la estética de la misma pudo haber tenido una repercusión artística o discursiva dentro del álbum?

Es posible, no tiene muchos adornos, más bien es un lugar muy plano. Pero para nuestra grabación sí prendimos las velas de alrededor.

Hay fotografías de libros de Ray Bradbury y de Phillip K.Dick en su Instagram ¿hay referencias a la ciencia ficción del siglo pasado en ‘V’?

No estaba seguro siquiera de que tuviéramos una cuenta de Instagram, no soy muy adepto al Internet. Son sólo un par de libros que leíamos mientras grabábamos el disco. Ray Bradbury es excelente, me volví un gran fan desde que leí ‘Fahrenheit 451’ hace un par de años.

No tengo nada que ver con esas fotografías, pero supongo que las líricas están influidas en aquellos libros. Mi trabajo, crear las líneas de guitarra, estuvo basado en los experimentos que empezó Robert Fripp al dejar por primera vez a King Crimson, una serie de experimentos llenos de delay en las guitarras. No construí ningún pedal nuevo, estuve experimentando con programas de computadora.

Es una lástima, siento que algo muy interesante de ti como músico es tu interés por crear tus herramientas. ¿Qué te hizo empezar a diseñar y producir tus propios pedales?

Cuando empezaba no podía costear pedales reales, en su lugar tuve que investigar cómo hacerlos por mí cuenta. Ahora estoy en un punto en el que las personas me pueden hacer pedales personalizados y podrían tenérmelos en un par de días haciendo los sonidos tal y como los imagino en mi cabeza. No me gusta eso, me gusta sentarme y hacerlos yo mismo.

¿Crees que si los haces, éstos tienen un significado más grande para ti y para tu música?

Sí, porque son como una extensión del cómo te sientes y lo que puedes producir. Es raro con las herramientas, pues sólo son herramientas, pero sin ellas no podrías construir la misma obra.

Siento que si los hago yo mismo, logro un sonido más personal.

¿Cómo fue la primera experiencia que tuviste armando un pedal?

El primer pedal que armé fue un ‘big muscular pit’ que no sonaba exactamente como quería. Lo agarré, lo quemé y exploté por no hacerlo… lo destruí de la frustración. Pero no me di por vencido, lo que es algo muy bueno.

¿Tienes alguno favorito?

Son bastantes. Tengo uno que hace el sonido de un gato, pero no lo usamos en éste disco. Acabo de comprar un pedal que tiene la cara de James McAvoy, el actor escocés, y saca la lengua cuando lo pisas. Es mi actor favorito, el primer actor prominente de la clase media del reino unido.

Por los extraños usos que les dan a sus instrumentos y por su interés por generar los propios, como la pirámide de sintetizadores y sus pedales, los conecto bastante con lo representado por la corriente artística del Fluxus y por artistas como John Cage. ¿Qué opinas al respecto?

Sí, creo que estamos en lugares similares por nuestros interesas artísticos. Amamos a John Cage, es muy cool que me digas ésto, muchas gracias.

Es muy triste que no toquen desde el 2010 canciones de ‘Strange House’, su primer disco de estudio.

Esperamos hacerlo en éste tour. Es sólo que habíamos estado bastante cansados de esas canciones, hubo un tiempo en el que tocábamos ese disco de inicio a fin 5 veces al día.

Hace poco revisamos la cantidad de veces que hemos tocado cada una de nuestras canciones y es ridículo porque las de ‘Strange House’ siguen venciendo en cantidad por unas cuatro veces a todas las demás piezas que hemos compuesto.