Pareciera que fue ayer cuando se estrenó The Devil Wears Prada, o es quizás la cantidad de veces que he visto esta película la que la siguen haciendo – ante mis ojos – tan vigente y actual. Sin embargo, el día de hoy se cumplen 16 años desde su estreno. Este espectacular film es tanto una película sobre trabajar en una revista como sobre perpetuar la idea de que tener una ética de trabajo sin límites es la única forma de impulsar tu carrera. Después de todo, cuando “un millón de chicas matarían por ese trabajo”, como le dice Miranda a Andy cuando van en la limosina en París, ¿cuál es el daño en no tener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal y estar sujeto a constantes abusos verbales y psicológicos por parte de tu jefe?
Claro, esto no es un caso único que solo ocurra en la industria de la moda, ocurre en todas las áreas, en todos los puestos y empresas que están hypeadas. Sin embargo decido hoy poner de ejemplo esta película que tanto amo para dar un punto de vista que es tan importante: no dejar que el trabajo afecte tu salud mental.
La película quiere que creamos que “la oportunidad” es una recompensa por soportar tal abuso. Andy lidia con un salario bajo, la falta de beneficios y los colegas nefastos, todo por la mera “posibilidad” de desarrollo profesional en el futuro. Y de alguien que ha pasado por eso te digo: no vale la pena. Nada vale la pena por sacrificar tu salud mental.
Se podría argumentar que Miranda era una girlboss por excelencia, una rara líder femenina de alto perfil que tomaba las decisiones en una deslumbrante empresa capitalista. Pero, ella también era, y seamos honestos aquí, una jefa totalmente tóxica que, al final, estaba más interesada en mantener el status quo que en reinventarlo, a pesar de tener todo, el poder y la autoridad para hacerlo. Quería que Andy creyera que decirle que no sería el final de su carrera, aunque sabía que Andy tenía todo el potencial del mundo para salir adelante sin ella ni sus conexiones.
Este tipo de películas que se puso tan de moda en los 2000s, sentaron las bases para el arquetipo de girlboss que dominaría el discurso en torno a las mujeres y el lugar de trabajo durante la última década. Y claro no estoy diciendo no trabajes, sé una floja, conviértete en parte del cliché de la generación de cristal que estigmatiza a los millennials. Por el contrario, mi punto es el siguiente: trabaja, ten metas, explota al máximo tu creatividad pero nunca olvidando que tu salud y paz mental van primero.
Soportar horarios extremos con poca paga no es normal, soportar abuso verbal o psicológico por parte de tu jefe o algún compañero de trabajo no es aceptable, que tu trabajo te haga miserable tampoco lo es. Tenemos que aprender a poner límites sanos que nos peritan prosperar en nuestro ambiente laboral, crecer tanto profesional como personalmente y ser un mejor asset para la empresa. Todo esto bajo la burbuja de que, al cuidar mi salud mental estoy cuidando y mejorando también todos los ambientes en los que me desenvuelvo.
Ayúdate de herramientas clave como ir a terapia, psicológica o energética, haz ejercicio, practica yoga, medita, sal a caminar, escribe. Cualquier actividad que te ayude a sacar todo este estrés y carga del día a día y que te ayude a mantenerte enfocadx y en tu centro.
Aquí te dejamos una lista de lugares dentro de la CDMX donde puedes ir a meditar y una lista de estudios de yoga para practicar.