SIN SPOILERS
Es bien sabido cómo es que se encuentra la industria fílmica en el momento. Las películas de superhéroes reemplazaron a los one-man army en el cine, que a su vez habían reemplazado al blockbuster spielbergiano ochentero, que a su vez habían reemplazado a otro “género” en una cadena sin fin, para tener en la actualidad una contienda por crear el universo de superhéroes más redituable y atrayente. Con “Suicide Squad” es que empieza la verdadera contienda.
Warner Bros. decidió por años explotar a sus dos caras más famosas una y otra vez, hasta darse cuenta del otro lado de la calle, que también era redituable hacer uso de personajes más obscuros, con la promesa de crear un universo interconectado. Así fue que cuando lograron crear un nuevo éxito de taquilla con la cara de Superman, arrancaron el auto a toda velocidad y pusieron las manos a la obra para de una vez por todas sacarle jugo a la compañía de cómics que había tenido con medio uso desde hace décadas.
“Batman V. Superman” fue el inicio serio de este plan atropellado, que en lo personal, me resultó como un rompecabezas que se trata de armar a la fuerza con una trama que se desploma poco a poco. “Suicide Squad” cuenta con matices parecidos, pero subiendo un nivel en efectividad, estilo, e incluso trama.
Amanda Waller, una mujer con un alto rango clasificado en el gobierno, decide formar un equipo de superhumanos (o metahumanos cómo se les conoce en el filme), que consiste en los personajes que sin duda alguna han visto hasta el cansancio en spots, trailers y demás parafernalia. El twist de este team es que está compuesto por villanos que deben trabajar bajo una amenaza de muerte y una promesa de conseguir cierta esperanza que aminorará su sentencia en Belle Reve, una cárcel de máxima seguridad repleta de asesinos psicóticos y ladrones de alto perfil.
Harley Quinn, Killer Croc, El Diablo, Deadshot y Captain Boomerang son los principales individuos de este filme y aunque parecía una hazaña imposible, cada uno tiene el tiempo que debe de tener en pantalla e incluso, se vuelve un equipo que deseas ver de regreso de alguna u otra manera en películas posteriores.
Por obvias razones hay ciertos personajes que palidecen ante otros y Harley Quinn es quien, definitivamente, se roba la película, gracias a la carismática Margot Robbie, dentro de un equipo que se siente balanceado en motivaciones y con puntos álgidos en donde deben de estar.
No todo es oro dentro de este espectáculo multicolor y explosivo, Warner vuelve a cojear del mismo pie con una trama que bien se habría podido pulir más; el ritmo que comienza de manera increíble cae rotundamente y creciendo hacia la última parte del filme.
La amenaza principal de la película nunca se siente presente a lo largo de las 2 horas de duración, siendo sólo un vano pretexto para ver al equipo reunido y disfrutar de acción en pantalla, la misma acción que hace que la experiencia sea llevadera y se deje de lado el por qué estamos viendo el enfrentamiento en cuestión.
Entrando a terrenos más puristas, David Ayer, hace guiños al material original del comic, que personalmente creo resultan mucho mejores que los que Zack Snyder intenta meter a la fuerza en sus espectáculos sin sentido, para así, hacer bromas y desarrollar easter eggs bien llevados.
Por otro lado, personajes como el Joker de Jared Leto caen del lado contrario y no le hacen justicia a su contraparte original, sintiéndose modificados y sin esencia. Esto, a reserva de los minutos en pantalla que tiene el personaje y la manera en que se logre explotar en un futuro.
En el campo técnico la cinta cuenta con un aspecto visual que la hace única y a mi parecer, le brinda un feeling real de viñeta, a diferencia del atenuado de colores que le ha inyectado el antes mencionado Zack Snyder a sus entregas dentro del universo cinematográfico de DC Comics.
La selección musical es impresionante y le brinda un humor a veces imperceptible al filme, pero después de cierto tiempo se convierte en un espectáculo creado para que el público se dé cuenta del dinero derrochado en los derechos de grandes temas clásicos de incontables géneros.
“Suicide Squad” no es un ningún logro cinematográfico en ningún sentido, pero es divertida desde su punto de vista más simple e incluso hace más placentera la experiencia de saber que detrás de todo esto hay un universo interconectado, el cual podemos ver a base de cameos que aquí sí se sienten bien ejecutados.
Falla en aspectos básicos y nos muestra que los creativos encargados de llevar estos personajes al cine a veces dejan de lado los elementos que conforman una buena película, por presionar a que todo quepa en el mismo empaque.
Sin evitar comparaciones, “Suicide Squad” se siente como un paquete más completo que “Batman V. Superman: Dawn of Justice”, e incluso me atrevo a aseverar que esta es la verdadera película que intenta solidificar un universo cinematográfico compartido, arrancando en serio la batalla de superhéroes de este siglo. Queda a reserva que la compañía productora resuelva desatinos (que aquí se encuentran de manera menor), que son el bache para crear más que un espectáculo visual y entretenido.
Calificación: 7 / 10