Stephen Hawking, el famoso divulgador científico que pasó una gran parte de su vida en estudiar los teoremas espacio-temporales. Él falleció a los 76 años de edad el 13 de marzo en su hogar de Cambridge, Inglaterra.
Su vida y obra dentro de las ciencias de la física serán recordados por siempre tanto por sus colegas científicos, como por los artistas que se han inspirado en sus investigaciones para escribir cuentos, novelas y películas de gran éxito.
“Di una fiesta para viajeros en el tiempo pero no di invitaciones hasta después de la fiesta”, con certeza, nadie asistió y para Hawking fue una señal de que los viajeros en el tiempo no existen.
Siendo sinceros, hábiles y sin ningún conocimiento real en física, además después de haber visto la trilogía de Back to the Future (1985), ¿quién asistiría a una fiesta de viajeros en el tiempo a cuestas de que esta sea un experimento grabado? Haciéndole caso al buen Emmet Brown, lo último que se deben causar son paradojas temporales o el conocimiento público, claro, si tú eres un viajero en el tiempo, sabes que debes resguardar la integridad y el orden individual-social.
Fue un golpe fulminante para sus teorías, las cuales nos inspiran a ver más allá, a pensar que existe algo posible dentro de lo imposible.
La física no sólo le ha dado satisfacción y éxito al mundo científico, también es una gran fuente de inspiración para las artes, e especial la literatura y el cine dentro de la ciencia ficción. Las leyes y pensamientos construidos por Hawking explotaron la imaginación, de ahí que no hay que ser un erudito en física para empatizar con él.
Aunque tampoco se puede hablar desde la ignorancia de él y su trabajo, aunque tiene una complejidad que requiere del conocimiento en la rama de estudio, lo digerible y lo esencial es fundamental para todo creativo. Las ideas más descabelladas tienen fundamentos si se tiene perseverancia y fe en lo que se hace, lo que comúnmente llaman “amor al arte”. Tal como la materia, las ideas no se crean ni se destruyen con el paso del tiempo, sólo se transforman. Todo tiene un origen, hasta el espacio y las ideas no surgen de un momento etéreo, siempre hay algo mínimo o enorme que pica la curiosidad del romántico.
Sólo que no entiendo si fue un acto de conciencia o miedo de lo que se pueda hacer con la amplia exploración a sus teorías, algo como Einstein y la bomba atómica. Incluso le dio un tiempo limite a la tierra para cambiar los hábitos de sus personas.
Como decía, el teórico logra volarnos la cabeza con el mundo de posibilidades que existen para hacerle una lectura a sus pensamientos. Tampoco digo que Hawking haya propuesto la idea de los viajes en el tiempo, lo que sí puso en la mesa es el estudio de los agujeros negros, los cuales han abierto la ventana a pensar en viajar en el tiempo, tal como lo menciona Deborah Dultzin, investigadora del Instituto de Astronomía de UNAM: “Desde el punto de vista matemático no es imposible, hay lo que se llama agujeros de gusano o puentes de Einstein-Rosen, sin embargo, aunque es matemáticamente posible, físicamente no lo es.”
Si tienen tiempo salten de los hoyos negros a la teorías de supercuerdas, la cual aunada sobre la existencia de finitas dimensiones que encajan con esta idea de diferentes escenarios llevados al mismo tiempo. A veces me gusta pensar a los científicos como los filósofos que quieren materializar sus ideas, y ante la imposibilidad proponen teorías y leyes, de las cuales el tiempo y la sociedad en turno se encargan de retomar para validar, refutar o descubrir algo que no se había visto con anterioridad.
Kip Thorne, científico de 77 años dedicado al estudio de la relatividad y agujeros negros, que fue una de las personas encargadas de desarrollar el concepto de la película Interstellar (2014), de Cristopher Nolan, escribió el libro The Science of Interstellar. En él abunda explicando el clímax y final de la película, filme donde la idea de espacio y tiempo se reformulan, haciendo de lo imposible una posibilidad basada en la teoría.
Las perspectivas se enriquecen con el paso de los años y esto hasta ahora ha sido muy bien explotado por la ciencia ficción, en varias ocasiones nos ha demostrado parecerse más a la realidad de lo que pensábamos.
La partida de Stephen Hawking hace un llamado a todas las personas curiosas que quieran comprobar que su imaginación puede lograr grandes cosas, no importa si se es científico o no, hay que tratar de materializar lo que creemos, aunque esto signifique contradecirnos, decepcionarnos y cambiar de opinión.