Durante las décadas de 1960 y 1970 en los Estados Unidos el surfing era uno de los deportes más populares en ambas costas del país del norte, particularmente en California los jóvenes empezaron a transformar su estilo de vida y a mudarse tan cerca del mar como pudieran para practicar esta actividad que implicaba además un estilo de vida.
Deslizarse sobre las olas en una tabla y lograr mantener el equilibrio para luego, con la práctica, aventurarse a hacer toda clase de trucos y malabares y conquistar el ímpetu del mar era el objetivo.
Sin embargo, para los que vivían en las grandes ciudades del centro o el norte de la Unión Americana esto era apenas un sueño y la lejanía del océano hacía imposible que pudieran subirse a la creciente moda del surf.
No se sabe a quién se le ocurrió integrar a una tabla un set de ruedas, originalmente tomadas de unos patines, para poder deslizarse al estilo surfer por las calles de cualquier barrio sintiendo, al menos en parte, la emoción de la velocidad y la libertad.
Ahí nació el skateboard y por todos lados se empezaron a construir patinetas caseras con cualquier material a la mano.
Fue en 1972 cuando se comenzaron a desarrollar y fabricar modelos de skateboards con especificaciones de diseño y materiales que fueron sofisticando el estilo de las tablas; ya para 1980 existían distintas marcas que construían y comercializaban estos artefactos que rápidamente pasaron de ser juguetes para convertirse en vehículos y artículos para realizar un deporte cada vez más extremo, pues se empezaron a crear infinidad de trucos, primero en calle y luego en rampas, que requerían de habilidad y destreza.
Powell Peralta, Santa Cruz, Vision Street Wear y muchas compañías más entendieron el potencial del skateboarding como un estilo de vida con sabores de cultura urban y además de patinetas comenzaron a hacer ropa, tenis, gorras y todo tipo de merchandise que empezó a imponer moda alrededor de esta práctica.
Ya en los ochenta, patinadores de prestigio como Tony Hawk, Steve Caballero y Kevin Harris se dedicaron a filmarse, mientras patinaban o hacían evoluciones en las rampas o albercas vacías, con las primeras cámaras VHS y BETA y a distribuir los videos en tiendas locales de patinetas, la idea tuvo tal éxito que muchas empresas patrocinaron esos primeros filmes y los vendieron alrededor del mundo. El impacto del skateboarding fue ya imparable.
Cuando esos primeros videos se hicieron eran sonorizados con música de las incipientes bandas de punk, hardcore, trash y metal que nacían todos los días en cada garage de California, así que desde su origen el skateboarding ha estado intimamente ligado a la música.
Este 2017 el espacio perfecto para vivir esta experiencia en su versión más moderna y ruda en nuestro país se llama WARPED Tour, un evento de música alternativa y juegos extremos, surgido en los Estados Unidos, que llega finalmente a tierras mexicanas en formato de festival.
Patinetas (SKATE), bicicletas (BMX), atracciones de deportes extremos y por supuesto horas ininterrumpidas de mucha música podrán ser disfrutadas por los asistentes a este emblemático tour nacido en el año 1995.
La fecha es 27 de mayo en el Foro Pegaso y explosivas bandas internacionales como Incubus, Good Charlotte, Echosmith y de México Sputnik o Joliette atacarán los escenarios con su sonido brutal, mientras las patinetas corren sobre las rampas y se elevan por el aire…hay que estar ahí.