Esta historia basada en un grupo de personajes femeninos solo podía ser narrada a través del ojo de una mujer. La directora mexicana Alejandra Márquez Abella retrata con honestidad e inteligencia, a un grupo social peculiar que vive dentro del imaginario de la escritora Guadalupe Loaeza.
Sofía es una mujer frívola, sus únicos intereses se centran en su estilo de vida, las compras y en el status social. Su vida dentro de la clase alta de nuestro país, no le permite entender las realidades alternas que involucran el día a día. Los viajes al extranjero, los vestidos de diseñador, el tenis y el círculo de amigas del club son lo único que la definen como persona, alejarla de esto es impensable. Después de celebrar su cumpleaños en su mansión, rodeada de la crema y nata de la sociedad, se entera que su esposo Fernando tiene que tomar las riendas de su empresa golpeada por una crisis económica inclemente. La vida perfecta llena de lujos y comodidades se desbarata ante sus ojos hilada al desapruebo social y las habladurías de su círculo de amigas.
La película presentada en el pasado Festival Internacional de Cine de Toronto, es una grandiosa pieza que señala de forma asertiva y minuciosa, una realidad inminente en la sociedad mexicana que ha permeado hasta el día de hoy. La crisis vivida en los tiempos del presidente José López Portillo, se trasmuta a la narrativa universal contemporánea pero tomada desde un sujeto de seriedad que no había sido visto en películas que hablan acerca de este estrato en particular. El drama vivido por un personaje tan superficial, genera empatía en su desmorono emocional, Ilse Salas, logra una interpretación magistral que genera una compasión profunda vista desde un lado humano y a la vez un ápice de alegría por la decadencia de su puerilidad.
La directora quien también escribe esta adaptación, juega con una hipérbole dramática que funciona muy bien para el planteamiento de la historia, los personajes secundarios añaden una conjunción sinigual en el arco de un personaje tan abatido como el de la protagonista. Por una parte vemos a la que pareciera ser la mejor amiga, que se aparta con discreción al enterarse de la situación financiera. Ana Paula, interpretada por Paulina Gaitán, es la nueva rica del grupo a quién Sofía ve con desprecio por venir de otro status social y la amiga en crisis con un marido perdido en problemas y alcohol. Las actuaciones son impecables y permiten ampliar el panorama de un terreno poco explorado.
La fotografía de Dariela Ludlow es uno de los elementos más importantes del lenguaje de la cinta y es en esos viajes detallados en los planos, los giros de cámara y los close-ups en dónde vemos el detalle de la frivolidad mezclada por genuinos sentimientos represivos y lamentos no callados. El guión ejecuta en sus tres actos una historia llena de sutilezas y plantea una premisa interesantísima donde un grupo de mujeres aparentemente empoderadas no son más que el trofeo de un grupo de hombres ávidos de control y poder.
La crítica social de Márquez Abella es puntual, exhibe la realidad de fondo sin caer en críticas vanas y gratuitas mientras pone sobre la mesa un análisis extraordinario del poder de la mujer y su evolución en una sociedad tan contrastante como la mexicana, además que acierta en retratar una crítica tan necesaria al clasismo y la desigualdad social.