Ayer, seis de julio, se anunció el fallecimiento del cantautor João Gilberto, quien revolucionó a la música latinoamericana al verse considerado como uno de los mayores iconos del bossa nova, un derivado del samba con fuerte influencia de los sonidos del jazz que surgió a finales de los años cincuenta en Río de Janeiro, Brasil, con exponentes como el fallecido cantante y sus contemporáneos, Tom Jobin y Vinícius de Moraes.
El anuncio se dio a conocer a través de la cuenta de Facebook de su hijo Marcelo Gilberto, quien declaró: “Mi padre ha fallecido. Intentó mantener la dignidad ante la pérdida de su soberanía. Doy las gracias a mi familia por estar ahí junto a él”. La causa de su muerte no ha sido difundida, pero será velado este lunes dentro del teatro municipal de Río de Janeiro.
Respecto a su fallecimiento, artistas como Kevin Johansen y Fito Paez se han pronunciado, declarando este último que “fue uno de los más grandes artistas de todos los tiempos. Hoy más que nunca la precisa frase de Catano Veloso: Mejor que el silencio, solo João”.
Nacido el 10 de junio de 1931 dentro del estado de Bahía, el cantautor emigró a Río de Janeiro y ahí aprendió a tocar la guitarra de forma autodidacta. Su primer intento en la música se dio como cantante de la banda Garotos de Lua, de la cual fue expulsado por sus actitudes rebeldes.
Tras perder confianza en su carrera musical por unos cuantos años, se volvió a acercar a su guitarra, madurando en soledad su expresión musical. Su esfuerzo dio frutos cuando obtuvo la posibilidad de tonocer al compositor de jazz Tom Jobim, con quien cooperó para crear este estilo musical conocido como el bossa nova, el cual en sus orígenes se caracterizó por contar con el ritmo sincopado del samba colaborando con la improvisación de guitarra.
Esta colaboración lo convirtió en un icono dentro de su país de origen y el extranjero, contando con álbumes tan aclamados como Chega de saudade (1959), O amor, o sorriso e a flor (1960) y el homónimo João Gilberto (1961).