A través de un anuncio público, el gobierno ruso informó que una de las mayores figuras políticas de su historia moderna, Mojaíl Gorbachov, falleció a los 91 años de edad por causas relacionadas a un problema renal. Él fue el último presidente de la Unión Soviética, al cual líderó de 1988 hasta su disolución, en 1991, tras haber sido el Secretario General del Partido Comunista de la URSS.
Será enterrado en el cementerio Novodevichy de Moscú, en una tumba junto a los restos de su esposa Raísa, según reportó la agencia TASS, agregando que a él se le recordará gracias a sus reformas para lograr la “glasnost” (apertura) y la “perestroika” (reestructuración). Este político desencadenó las fuerzas que condujeron a la disolución de la URSS y su propia expulsión del poder, razón por la cual incluso llego a ganar el Premio Nobel de La Paz.
“El presidente Vladimir Putin expresa su profundo pesar por la muerte de Gorbachov, por la mañana enviará un telegrama de condolencias a sus familiares y amigos”, dijo el vocero del Kremlin, citado por la agencia Interfax.
El gobierno ruso ahora tendrá la difícil tarea de decidir el tipo de homenajes que le brindará a un exdirigente que sigue siendo muy cuestionado dentro de la propia Rusia, incluso por las propias personas que se encuentran ahora mismo en el poder, puesto que los imperialistas lo ven como la figura que propició el fin de una etapa de grandeza y no como el impulsor de la paz que se le reconoce en Occidente.
“Había que luchar por la integridad territorial de nuestro Estado de una manera más insistente, coherente y osada, y no esconder la cabeza bajo la arena, dejando el culo al aire”, le echó en cara el Presidente Putin, en su momento, debido a la disolución de la Unión Soviética.
Por otro lado, Gorbachov criticó a Putin por haber monopolizado el poder ruso. Aunque se mostró positivo con respecto a la anexión de Crimea, en los últimos meses fue uno de los más duros críticos de la invasión a Ucrania, pues aseguró que perestroika era “una revolución inconclusa”.