“El mezcal tiene su tiempo. Los agaves necesitan tiempo para carecer, no puedes forzar nada. El mezcal te escoge a ti.”
Mezcal Marca Negra es un proyecto de Pedro Quintanilla y Tomás Vilchis. Un empresario y un dentista con un interés común en el mezcal, sus propiedades artesanales y el poder beberlo de la manera debida.
Una bebida estrictamente mexicana, de historial profundo y ahora en medio de una cambiante industria alcholera que pretende hacerlo. Sin embargo, sus protectores siempre siguen vigentes.
La búsqueda de Marca Negra, se centró desde un inicio en poder hacer mezcal de la manera más íntegra y sujeta a sus raíces conforme lo posible. Es decir, tomando todo el tiempo y proceso necesario, que una bebida de estas características necesita para hacerse.
“Todo el fundamento es sobre quién hace el mezcal, quién es el maestro” nos cuenta Quintanilla, al explicar la forma en que la “marca” o mano negra, se gestó en su botella. Una marca de cada maestro de mezcal, para que su particular esencia quedará plasmada.
“Queríamos que los maestros nos facilitaran los mezcales que ellos hacen, para ellos, que beben ellos, para ellos. No para el chilango, ni para el gringo, ni para nadie. Traerlo porque es la verdadera expresión del mezcal. Cómo lo beben en cada pueblo. Trabajamos con varias comunidades y varios maestros, con diferentes tipos de agave y cada uno tiene su historia y su maestro. Era [un mezcal] para nosotros y los que se dejaran” agregó Quintanilla.
Hoy, sin precedente alguno, el proyecto nacido de la mera exploración y pasión, se encuentra en se encuentra en un contexto donde el mezcal se ha convertido en una moda, una sensación internacional.
Mientras que el tequila conquistó al mundo con su particular personalidad y este se quedó mermado frente a una demanda excesiva, el mezcal llegó como alternativa y novedad para los mercados. Una frente al tequila que ha cambiado profundamente.
En el corazón de los mezcaleros, cómo Quintanilla y Vilchis, permanece la necesidad por proceder con cautela y de manera responsable, considerando que la esencia misma de destilado es la paciencia.
“Siempre ha sido un peligro, pasó con el tequila. […] Todo obedece a la comercialización y la demanda”.
Ambos fueron parte de un contexto donde el mezcal, no era ni bien reconocido, ni apreciado o mucho menos bien visto. Una percepción de un producto inferior al tequila. Además de tener que luchar con la idea generalizada, de los mezcaleros como productores ineficientes.
“La tentación es hacerlo más eficiente, cortar caminos, tomar atajos. La fermentación por ejemplo, la puedes acelerar con químicos y eso es absolutamente lo que no vamos hacer” nos dice Pedro, asegurando el compromiso con esta bebida que frente a la demanda, se ve inmiscuida en presión comercial.
La metodología de Mezcal Marca Negra, permanece en el sentido de enfocarse en la gente y el destilado, no en la botella. Justamente recordando la historia de cada maestro, Pedro y Tomás nos cuentan como esta exploración de mezcal, los ha llevado a conocer otro México.
“Trabajando con comunidades zapotecas, hablaban tres idiomas, español, zapoteco e ingles, muchas personas de las que estaban ahí se la rifaron a la frontera y hoy en día gracias al producto mezcal están regresando para seguir haciendo sus tradiciones que en algún momento no fueron valorados y hoy día sí. Para que estas personas regresen con sus esposas, hijas y familia en su tierra” […]
Quizá el sentido de la percepción y la popularidad de mezcal, este cambiando, pero su cuidado y la protección de su costumbre debe ser lo importante. Esta está ligada directamente con la comunidad mexicana y no el vidrio.
“La parte más hermosa de este viaje es conocer otro México, otras comunidades que te abren sus corazones, sus puertas, te dan la confianza y se encantan de compartir lo que ellos hacen”.