Tras dos días de intensas exhibiciones creativas en el Frontón México, el miércoles 3 de abril pareció enfocarse en propuestas de diseñadores con un punto de vista más comercial y enfocada en la clientela para la que cada marca diseña. El apoyo de diversas marcas hacia algunos diseñadores permitió una variedad de shows atractivos visualmente no solo por la ropa, también explotando el uso de la gigantesca pantalla al fondo para proyectar visuales que enriquecieron considerablemente cada propuesta.
mucho más esculturales, y una gran diversidad en la elección de modelos, demostraron que la interacción entre usuario y prenda no debe limitarse a lo que se vende y usa habitualmente.
Nike Air apadrinó los desfiles de las marcas ARKATHA y OCELOTE. Antes de que empezara el show, se podía ver al equipo de Nike acomodando todo lo necesario vestidos en uniformes blancos que mostraban el logo de la marca en la espalda. Pocas veces se toman en cuenta los momentos previos al desfile, y haber hecho esto sin duda vuelve a la experiencia algo más inmersivo.
ARKATHA propuso un guardarropa deportivo con detalles innovadores, pero enfocado en la comodidad de un cliente que seguramente se ejercita y busca representar su estilo incluso durante esta actividad. Materiales blancos, elásticos, de tonos claros se utilizaron en siluetas amplias para las piezas bajas: los tops se ceñían al cuerpo mientras los pantalones o faldas permitían dinamismo al ser de corte amplio. Rompe vientos y chamarras también se mostraron en los mismos materiales. El maquillaje fue discreto, intentando no opacar la colección. Durante la caminata de los modelos, se escuchaba un remix de Portishead, finalizando con “Born Slippy” de Underworld, lo que percibí como un guiño al rave de los noventas al combinar el sonido con la colección.
OCELOTE no desaprovechó la oportunidad para demostrar sus habilidades e intereses de vestir a un público joven, creativo y expresivo. La energía que irradiaban los modelos era un claro efecto de las prendas portadas. Los accesorios fueron lo más llamativo: aretes redondos, geométricos y plateados que cubrían los oídos por completo y los headpieces que parecían una cruza entre gorros de natación y máscaras de luchador, pero con un toque bastante alienígena por los diversos materiales en los que se fabricaron y los colores utilizados: verdes fosforescentes, negros charolados, plateados, plásticos transparentes. Guiños góticos, espaciales y geométricos alejaban la propuesta de temas orgánicos, explotados por otros diseñadores este mismo día.
Armando Takeda fue uno de los desfiles más esperados del día. Sin decepcionar, Takeda presentó una colección sofisticada, actual y sobria en sus detalles, a pesar de utilizar asimetrías en materiales diversos para cada modelo. Los accesorios llamaban la atención sin opacar los detalles de la ropa.
El turno de Vero Díaz fue una experiencia casi chamánica, y sin embargo no logró hacer coherencia entre la parte performática, las prendas y las modelos. Los visuales revelaban intenciones naturales y prehispánicas, lo cual fue llevado al extremo gracias a quienes se encargaron de musicalizar el show. Incluso había un choque entre la parafernalia de estos contra la elegancia de la ropa. Detalles como encajes y transparencias permitían mostrar estas influencias. Aunque hubo una búsqueda por romper con las siluetas convencionales, esto se quedó en los detalles y no lucían demasiado.
El concepto rector para la colección de Alfredo Martínez era el “lado salvaje”. Por secciones, las ideas fueron aterrizando una por una en la pasarela: telas verdes, brillantes, aterciopeladas y transparentes que daban paso a números en estampados más atrevidos: leopardo, cebra, franjas, manchas. Detalles brillantes sobre telas que no ocupaban esta característica. Las siluetas explotaban la amplitud en hombros en vestidos y trajes de 3 piezas. Al parecer, decidieron limitarse a un mismo corte y utilizarlo en diferentes materiales, lo que provocaba distintas opciones gráficas de una misma prenda. Adornadas con holanes, moños largos, faldas en capas y demás gestos de fluidez, era difícil conectar la relación entre las prendas y los visuales de caos urbano que sucedían al fondo.
Un día bastante ajetreado para todos los involucrados, este miércoles se vio mucho más abundante en el público, que atiborró el Frontón México desde las primeras horas del evento. Una celebración a la creatividad y a la comercialización de la moda que llegó a su punto más explotado en este miércoles.