nohacernada es un colectivo artístico-curatorial conformada por las artistas mexicanas Daniela Flores Arias y Carmen Huízar. Desde su conformación en 2015, han producido una serie de exposiciones, publicaciones, eventos presenciales y digitales, para impulsar las propuestas de artistas emergentes.
Actualmente presentan Hacer algo de la nada, una exposición colectiva en el Museo de Arte Carrillo Gil. Es por ello que les hicimos algunas preguntas para conocer más sobre este proyecto y su experiencia como curadoras del mismo.
¿Qué tenían en mente cuando escogieron a las artistas que conforman la muestra?
nhn: Nos interesaba pensar lo que sucede en el espacio doméstico, no sólo por la importancia que ha adquirido con la pandemia, sino por su usual asociación con el trabajo femenino. Con el trabajo de estas artistas, pretendemos explorar nuevos matices dentro de esas temáticas.
Como colectivo, no tenemos un estudio ni una sola manera de trabajar. Cuando nos ofrecieron el espacio, nos pareció lo más natural organizar una exhibición colectiva para que más artistas tuvieran visibilidad. Siempre hacemos equipos con otras artistas, curadoras, escritoras y otras colaboradoras. Con cierto humor, solemos contar que el único hombre incluido es Alan Sierra como parte de una cuota de género invertida. No somos separatistas pero sí queríamos señalar la estructura que buscamos alterar.
Al principio quizás fue un poco extraño para el museo que en la sala solo estuviéramos nosotras, trabajando en una mesa. Ahí recibimos a las artistas y tuvimos entrevistas individuales. Durante ese primer momento, los visitantes del museo literalmente nos encontraban hablando con ellas. Nos parecía importante hacer explícito ese trabajo, para hacer un comentario frontal sobre la invisibilización del trabajo femenino.
¿Cómo fue su negociación con el museo? ¿Se adaptaron bien a los modos de trabajo de ambas partes?
nhn: La invitación viene de una experimentación por parte del equipo curatorial del museo, entonces probablemente no sabían con precisión lo que íbamos a solicitarles ni a producir como resultado final. Terminamos involucradas con la mayoría de sus áreas: museografía, difusión, mediación… intentamos aprovecharlo al máximo.
Fue difícil enfrentarse a distintos escenarios donde es evidente la precarización y la falta de presupuesto con la que trabaja un museo público. Nos tocaba insistir y dar mucho seguimiento a los requerimientos que presentamos, de manera que el trato con las artistas siempre fuera digno y respetuoso hacia el préstamo de sus obras. Para nosotras, el esfuerzo que implica darte tu lugar y tener condiciones formales de trabajo es parte de una convicción política. Sobre eso escribimos un texto, como parte de nuestro proyecto Pausa para la escritura.
Una exhibición como esta se podría confundir como un intento de adaptarse a las maneras tradicionales de exhibir arte, pero ese no es el sentido que le damos. Tratamos de proponer nuestras propias maneras, en las que las primeras beneficiarias del proyecto son las artistas que participan. No nos interesa preparar proyectos espectaculares ni efectistas que dependan únicamente de su imagen pública.
¿Cuáles fueron algunos highlights en el proceso de escoger piezas específicas de cada artista?
nhn: Para escoger las piezas, las entrevistas fueron super iluminadoras. Fue muy interesante y rico rastrear las preocupaciones comunes, aunque todas trabajaran con medios muy distintos. Por ejemplo, cuando hablamos con Magali Lara, que es de una generación previa a la nuestra, encontramos que las preguntas sobre cómo las mujeres ocupamos el espacio no son nada recientes, tanto en términos de cuerpas femeninas como de minorías en el gremio artístico. Con sus piezas nos dimos cuenta que llevamos mucho tiempo disputando una voz para producir narrativas propias.
La otra cosa que se nos hacía importante era abordar el trabajo manual. Casi todas las piezas incluídas en la exposición fueron producidas en 2020/21, enmarcadas por la cuarentena. Muchas de ellas podrían ser vistas como manualidades, y por lo tanto, como obra menor, pero a nosotras nos interesa mucho reivindicar este tipo de trabajo. Son piezas que hablan de sus condiciones materiales de producción, donde es palpable el tiempo invertido y la manera en que cada artista involucró su corporalidad.
Hay varias piezas en soportes textiles, algo fácilmente asociado con el arte producido por mujeres. Sin embargo, queríamos ensanchar esa sola cateogría de textiles, por lo que incluimos varias facturas. La pieza Carmen Serratos es una técnica que se llama felting, Larissa Garza utilizó una máquina de coser, Pilar Córdoba usó un punto de cruz muy fino… En fin, hay variedad.
¿Qué le dirían a artistas jóvenes, que están en formación o que comenzaron a producir hace poco?
nhn: Creemos que es muy común que como artistas mujeres dudemos de nuestra propia voz, sobre todo frente a voces masculinas herederas del mito del genio creador. A las artistas jóvenes les diríamos que sientan seguridad de externar sus ideas, y que no se dejen intimidar por comentarios grandilocuentes, que muchas veces, no son pertinentes. Eso también lo procuramos mucho para la exposición: que se presentaran voces con apuntes pertinentes al entorno que compartimos.
También añadiríamos que no hay nada que lamentar si como artista joven no estás conectado con los círculos más mainstream. Cuando eres estudiante hay mucha presión por pertenecer a una comunidad que al parecer existe, pero que nunca es clara. Lo interesante es imaginar nuevos caminos y producir tú misma condiciones para mostrar tu trabajo. Hay que hacer una valoración constante de por qué estás haciendo las cosas tal y como las haces, además de preguntarse a quiénes favorece trabajar así. Parecen preguntas simples, pero son muy importantes.
¿Tienen algunas recomendaciones de cosas que ver o leer? ¿Cuáles son sus favoritos recientes?
DF: Yo dejé de leer sobre arte y volví a encaminarme a la literatura. Estoy leyendo Cometierra, de Dolores Reyes, es una historia muy fuerte sobre una chica que puede tener visiones sobre lo acontecido en un lugar si come tierra de su suelo, literalmente. La recomiendo mucho. También quiero empezar Mujer al borde del tiempo, de Marge Piercy, que es más de ciencia ficción.
CH: Yo recientemente visité la librería Utópicas, que vende una gran selección de autoras con perspectiva de género. Quiero comenzar a revisar las obras como Calibán y la bruja de Silvia Federici y Mujeres, raza y género de Angela Davis.
Le pregunto a nohacernada qué viene para ellas como colectivo luego de esta exposición y me responden que lo que sigue es una bien merecida pausa.
Como parte del programa público de la muestra, presentarán el libro Un Cachondeo Tirano, de la artista Anais Vasconcelos, el sábado 17 de julio a las 12:30, en las instalaciones del Museo de Arte Carrillo Gil.
Hacer algo de la nada puede visitarse hasta el 8 de agosto, en los horarios regulares del museo.
Con obras de: Carolina Berrocal, Joelle Meylan, Michelle Saénz Burrola, Pilar Córdoba, Nicole Chaput, Mili Herrera, Larissa Garza, Victoria Núñez Estrada, Mariana Paniagua, Anaís Vasconcelos, Paloma Muy Kuay Nicolai Lee, Alan Sierra, Pierina Másquez, Daniela de la Torre, Sofía Hinojosa, Magali Lara, Carmen Serratos, Sara Serratos, Lic. Sniffany Garnier Odio, Araceli Gutierrez Cervantes.