A partir de octubre del 2020, la legendaria casa discográfica BM Records ha trabajado para dar accesibilidad a su repertorio de álbumes, sencillos y videos musicales, mismos que formaron parte imprescindible del fenómeno de música underground que se desarrolló a lo largo de la década de los años noventa en Puerto Rico. Un movimiento artístico contracultural que cimentó las bases de lo que terminaría por convertirse en el reggaetón.
Con su nueva incursión a plataformas digitales, la compañía dirigida por Omar Merced, hijo del fundador de la casa Pedro Merced, está digitalizando y retocando las grabaciones más importantes de la primera etapa del género, colocando canciones y álbumes en plataformas de streaming y YouTube que previamente solo estaban disponibles en formato físico. Es por ello que platicamos con su director, para profundizar un poco en la historia de la compañía y saber cómo es que su padre fue el único empresario que vio el valor no solo artístico, sino también comercial del reggaetón, durante la década de los noventa.
Como la única compañía discográfica que trabajó en la distribución y promoción de los artistas de música underground, BM Records es poseedora de una de las bibliotecas más importantes para la historia de la música en español. Desde las primeras grabaciones de DJ Playero y The Noise, hasta los primeros crossovers culturales del reggaetón, como la grabación Boricua Guerrero que reunió a Daddy Yankee con NAS en 1998. La compañía es uno de los pilares más grandes para entender cómo este movimiento nacido en las zonas oprimidas de Puerto Rico, demonizado por el resto de la isla, y sin ningún tipo de apoyo de los medios de comunicación, empezó a generar sus propia industria y expandirse hasta convertirse en “el nuevo pop internacional”.
Previo a involucrarse en el underground, BM Records solía ser una distribuidora de todo tipo de proyectos musicales, incluyendo salsa, merengue y los álbumes anglosajones de sellos transnacionales como Sony Music. Ellos manejaban sus propias tiendas en Puerto Rico, incluyendo la más grande dentro de la principal plaza de la isla, Plaza Las Américas, con la cual tenían la fuerza suficiente como para introducir nuevos artistas nacionales en su mercado mainstream.
Era una compañía local, aunque muy querida, dirigida por su fundador Pedro Merced, un hombre hambriento por consumir tanta música como pudiera que siempre tenía la puerta abierta para escuchar a nuevo talento local. “Fue alrededor de 1985-86 que surge una persona que llega a BM y dice -tengo un muchacho que canta rap en español-“, me comentó Omar Merced, su hijo, ahora director del proyecto.
“Yo creo que ahí fue donde el reggaetón comenzó, a finales de los años ochenta, cuando maquinamos el primer sencillo de Rubén DJ llamado ‘La Escuela’ y a la semana salió el primer álbum de Vico C, distribuido por nosotros también”, comentó sobre los inicios del llamado -rap en español-, un momento en la isla que se empezó a generar tras la visita del grupo norteamericano RUN-DMC al Coliseo de San Juan, un momento en el cual los chicos de la ciudad empezaron a ver en el rap a una forma de expresión libre, barata y con la cual podían alzar la voz como una sociedad oprimida, al igual que sus similares en los Estados Unidos. El intercambio cultural entre afroamericanos y latinos en ciudades como Nueva York y Miami también fue fundamental en este proceso.
El primer sencillo que editó BM Records con respecto a este movimiento fue ‘La Escuela’, una canción de Rubén DJ que habla sobre la importancia que tiene el democratizar el acceso a la educación básica para tener una sociedad más igualitaria. Al igual que el siguiente gran lanzamiento que tuvo su impacto sobre Puerto Rico, el álbum de Vico C con DJ Negro La Recta Final (1989), supuso la inclusión de un discurso contestatario dentro de la música popular boricua, siempre a favor del apoyo a los habitantes de los caseríos y señalando la falta de responsabilidad por parte de los gobernadores de la isla y de sus clases privilegiadas por señalar a aquellos que, ante la falta de oportunidades, no tienen otro recurso más que el malianteo para salir adelante.
“Fueron mensajes positivos, la escuela, la recta final, toda esta generación que comenzó fue la base del reggaetón y mucha gente lo olvida, pero hubo muchos productores, muchos promotores, emisoras de radio que apoyaron todo esto. Lo que pasa es que, en algún momento, todo como que cae, entra el rock, la gente se olvida del rap y estos cantantes de rap no evolucionaron”, señaló Omar en entrevista, agregando que el verdadero impulso a la música underground se dio cuando Jerry Merced y su tienda LC Music contactaron a su padre a finales del año 94 para decirle que una serie de casetes independientes se estaban vendiendo como locos.
En aquel momento, la música underground era una mezcla generada exclusivamente para los conciertos en vivos de pistas que jugaban con riddims jamaiquinos y bases de hip-hop estadounidense con un rapero boricua, normalmente improvisando líneas sobre el instrumental, hablando sobre sus condiciones de vida y narrando historias relacionadas con la falta de oportunidades, el crimen en las calles, los ataques clasistas que sufren en las calles y el sexo como un medio de catarsis ante la opresión. Mantenía la influencia, siempre presente, de Vico C dentro de su espíritu contestatario, aunque con un vocabulario más -calle- y con una mayor base en los ritmos procedentes de Jamaica, sobretodo el popular dembow que primero se expandió dentro del movimiento post-reggae del dancehall para después llegar a más oídos como la base rítmica del reggaetón.
“Cuando tú escuchas esos temas, los primeros temas, eran totalmente lo que los muchachos vivían en esos momentos, relataban lo que ellos estaban viviendo. Mucha gente no les prestaba atención, así que qué mejor manera que a través de la música, ellos poder expresarse y dar a conocer lo que vivían en los caseríos”, afirmó el director del sello sobre este momento en el cual los artistas se presentaban en marquesinas y pequeños clubes, más específicamente en el club The Noise, dirigido por DJ Negro y montado exclusivamente para este tipo de eventos.
Sin embargo, el amigo de DJ Negro, DJ Playero, fue el primer hombre que empezó a grabar música, pensando en distribuirla como una grabación comercial y no solamente para reproducirla como base para las presentaciones. Haciendo uso de una invitación pública en la cual recibió a cada persona que quisiera rapear sobre sus mixtapes, él fue la plataforma más importante en la juventud de artistas como Daddy Yankee. La distribución de sus primeros dos volúmenes Playero 34 (1991) y Playero 36 (1991) fue por medio de copias caseras, en las calles, y rápidamente se convirtió en un éxito dentro de los caseríos.
“Ahí es donde Pedro Merced hace el acercamiento con Playero. Ahí es cuando Playero 37 comienza, se hace una versión más corta y se envía a las tiendas, se promociona dentro del parámetro que podíamos promocionar, era un casete de contenido social muy fuerte, así que era muy difícil promocionarlo”, mencionó, agregando que “básicamente dos o tres posters, las tiendas de discos y así es cómo comenzó todo”.
Para ellos fue “sorprendente ver las ventas de este primer disco porque no existía nada igual, en comparación de un género o un disco que saliera sin promoción. Nosotros dijimos -¿cómo es que se está promoviendo, como es que todos los días están saliendo 10 mil, 15 mil copias?-. Para Puerto Rico es muchísimo, recuerda que es un 100 por 35, vender 50 mil copias para nosotros es un Disco de Oro, en aquel momento, y esos discos salieron de una forma increíble”.
DJ Playero recuerda que “cuando estaba esparcido como un virus, se me acercó el dueño de una disquera y me dijo -dame esa música, que la voy a sacar en CD. Era Pedro Merced (de BM Records), un señor mayor que distribuía discos de merengue, de música de trío… ¡Es el único que creyó en este movimiento! Los que no creyeron, los que decían que éramos unos locos y que el reggaetón era pasajero, están comiendo de esto. La industria musical entera está sostenida ahora en el reggaetón”.
Al poco tiempo, DJ Negro se acercó con ellos para empezar a distribuir las grabaciones que trabajaba en vivo dentro de su club The Noise y lo distribuyeron de 1992 a 1997 como la única casa discográfica en Puerto Rico que creía en el género. “Las multinacionales no creían en esto, no lo entendían”, declaró Omar, agregando que “la época de nosotros fue de mucha crítica porque la sociedad no entendía, no entendía lo que cantaban, por qué lo cantaban, por qué uno lo distribuía y por qué lo promocionábamos”.
Cuando la música se empezó a popularizar dentro de sectores -no oprimidos- de la isla, empezaron a demonizar a las canciones, a sus artistas y escuchas al punto en el cual hubo incluso dos persecuciones gubernamentales en búsqueda de la censura de su contenido. La política Mano Dura Contra el Crimen del gobernador Pedro Roselló fue el primer golpe en el cual incluso decomisaron miles de discos dentro de las tiendas de BM Records bajo el fundamento de que el underground daba una mala imagen a los niños y que lo veían como “un elemento infeccioso que podría afectar la cultura de la isla”. Por lo mismo, en una reacción dictatorial, el ejército tomó 80 comunidades en búsqueda de drogas, armas y música underground para arrestar a sus propietarios. Pronto, el sello ganó una batalla legal contra su propio gobierno, defendiéndose con los derechos básicos de la libertad de expresión
Sin embargo, la persecución no terminó, como rememora el director de videos musicales, -El Flaco- Figueroa, incluso los mismos colegas de la industria los señalaban, afirmando que estaban apoyando al crimen, sus amigos les dieron la espalda y el gobierno pronto empezó a perseguirlos; sin embargo, no se rindieron puesto que “Pedro Merced creía tanto en esto, creía tanto en el deseo de superación de los chicos, que eso era su medicina para contrarrestar todas las críticas”.
“Así es como él lo vio. Mucha gente me dice que, gracias a él, ellos lograron ir en otros caminos, porque iban en caminos que definitivamente no eran muy buenos. Él los ayudó, sacó a muchos de la calle y los puso a cantar, les dio la mano como cantante de darles una oportunidad totalmente distinta al camino por el cual ellos iban. Yo creo que eso también es una parte importante de BM, cómo es que BM los ayuda en realidad, porque había muchos de ellos que estaban perdidos, había muchos de ellos que encontraron cómo sentirse mejor y darle al mundo su creatividad”.
Fue hasta finales de la década de los años noventa cuando empezaron a surgir nuevos sellos centrados en expandir a la cultura del reggaetón, Elías de León fundó la célebre White Lion Records mediante el cual se lanzaron los primeros álbumes de artistas como Tego Calderón y Calle 13, mientras el mismo Daddy Yankee usaba todos sus ahorros para apostarse a sí mismo y fundar El Cartel Records para imprimir y distribuir sus propios álbumes de estudio. Poco antes, Sony Music se interesó en distribuir de forma internacional el primer álbum de Ivy Queen En Mi Imperio (1997) y, entonces, el reggaetón se empezó a expandir.
“Lo lograron, me alegro mucho por muchos de ellos y por los que está por venir porque este género no ha acabado”, agregó Omar al final de nuestra conversación.