Existe una diversidad de industrias creativas donde hemos visto grandes talentos reconocidos internacionalmente de quienes muchos somos fans; en el mundo de la música, moda, diseño, gastronomía, arquitectura, fotografía…
Pero ¿realmente sabemos su historia?, ¿sabemos lo que han tenido que pasar a lo largo de los años contra la sociedad defendiendo sus ideales?
Si bien conocemos a un sinfín de personalidades dentro de esta industria que han declarado ser parte de la comunidad LGBTTTIQ, también siguen existiendo ciertos estigmas dentro las mismas, motivo por el cual una significativa cantidad de celebridades mantienen en secreto sus preferencias sexuales.
Empecemos por el mundo de la música electrónica donde , específicamente el house, nace dentro de la comunidad LGBTTTIQ, pero existe actualmente un gran cuestionamiento: ¿cuántos DJs masculinos conocemos hoy en día que hayan declarado tener preferencia por otro hombre?
Realmente la cantidad es mínima; ahí empieza el primer estigma dentro de esta industria. Es más común que podamos encontrarnos con Djane’s (mujeres) que hayan declarado esto pero en cuanto al talento masculino, la mayoría de las personas los tienen en mente como los hombres que se la viven de fiesta en fiesta, rodeado de mujeres, alcohol, excesos y fama; es fácil deducir que tengan una o más mujeres en cada ciudad que visitan e incluso que ellas mismas encuentren que un hombre detrás de las tornamesas es “sexy”, “atractivo” o “sumamente masculino”.
Sin embargo, como ya mencionamos, parte de las vertientes de la música electrónica han surgido dentro de la comunidad LGBTTTIQ; el mundo de la vida nocturna en la década de los setenta y ochenta estaba básicamente abierto a cualquier público donde predominaban homosexuales en las pistas de baile porque realmente a la gente sólo le importaba divertirse sin estigmas, sin complejos. La música dance y house estaba en su máximo apogeo, al grado de ser una inspiración muy fuerte para DJs y productores hoy en día, y el público sólo disfrutaba; más de 40 años después ha dado un giro donde no es precisamente la comunidad LGBTTTIQ quien reina los clubes de todo el mundo, al menos no donde también asisten heterosexuales, ¿por qué hay clubes específicamente para unos y para otros?
Aquí es donde entra el pensamiento de ver al DJ como el “hombre de muchas mujeres”, aunado a la llegada de nuevas generaciones que no tienen gran interacción con la comunidad LGBTTTIQ y que su corta edad anhelan estar involucrados dentro de esta escena cuando en muchos casos, no tengan ni idea de quién está detrás de las tornamesas y ni hablemos de las influencias musicales de muchos como Kraftwerk.
Otro claro ejemplo dentro de la música es el Rap, género que en la mente del público recae como “bad boys”, dinero, mujeres, fama, sexo, más dinero, coches, lujo y más pero ¿conocen a algún rapero gay?
ILoveMakonnen es una figura emblemática del hip-hop, con canciones que incluyen letras como “Club goin’ up, on a Tuesday Got your girl in the cut and she choosey Squad goin’ up”; con ese estigma de rudeza y una inclinación por las mujeres. A inicios de este año, declaró en Twitter abiertamente ser homosexual, lo cual provocó el cuestionamiento de muchos que incluso señalaron dónde quedaría su credibilidad como rapero después de esto. Y en realidad ¿está peleado el talento con las preferencias sexuales de cada persona? Nunca antes se había debatido sobre su “credibilidad” hasta el día en el que decidió sincerarse con su público. Ante esto el rapero sólo tuvo una respuesta:
“We have no problem with anyone’s sexual preference. We love people.”
Ocurre otro caso muy similar alrededor de la gastronomía; no es tan común que tengamos conocimiento de grandes chefs que sean abiertamente homosexuales. Por un lado, desafortunadamente más marcado en nuestro país, esta el señalamiento sexista que “la cocina es para las mujeres”; pero en el mundo de la gastronomía existe incluso discriminación a chefs femeninas, algo que la sociedad, en especial en México, ha puesto como “algo de mujeres” y da por completo la vuelta cuando hablamos de una profesión como algo donde los hombres deben ser fuertes tanto en carácter como en condición física, haciendo referencia a la heterosexualidad “obligada” de los mismos.
Incluso existe el estigma contrario; por ejemplo, en el ámbito de la moda y el diseño, que todas las personas que se dedican a esta profesión forman parte de la comunidad LGBTTTIQ, cuando también está la otra cara de la moneda para los heterosexuales ser señalados como homosexuales simplemente por ejercer una carrera enfocada al diseño lo cual hace referencia de algo “femenino” más que “creativo”.
Y si nos fuéramos incluso más allá de las industrias creativas o artísticas, seguiríamos con el listado de estigmas, pensemos en la política. En muchos países ni siquiera está aceptado el matrimonio homosexual, mucho menos que este sea entre el gobernante y su pareja. Al contrario, es requisito para poder ser Presidente el mantener un matrimonio heterosexual. ¿Por qué?
Porque es lo socialmente “correcto”, es lo que debe mostrar el líder político, la máxima autoridad al pueblo, es el ejemplo que debe fomentar (ni hablemos de todas las atrocidades que suceden día a día con el gobierno). ¿Cómo es posible esto? Estigmas, etiquetas, prejuicios que han tomado cientos de años en busca de la igualdad y respeto con la finalidad simplemente de ser feliz sin importar con quién.
Entonces la pregunta es ¿por qué no permitimos la felicidad del mundo?