// Por: Ernesto Cruz

mar 14 junio, 2022

La mancuerna de diseño entre el rapero Kanye West y Adidas es una de las más exitosas y rentables en la historia de la moda y el sportswear. Una historia que data desde 2014 y de la cual, cuando repasamos sus mejores momentos, también hablamos de varios clásicos instantáneos del sneaker culture; sin embargo, de 2020 a la fecha, Ye ha estirado la paciencia de la marca alemana hasta límites que, si se tratasen de otra persona, ya serían sinónimo de despidos o hasta demandas.

Tal es el caso de aquella vez en la que se dejó ver probándose unas Nike ISPA, o cuando se quejó de que las “three stripes” no le permitían usar Jordans. También podríamos hablar de cuando alabó la labor que hacía Nike con los Ninja Warrior o cuando asistió al debut de Demna Gvsalia en el haute couture de Balenciaga con unos calcetines del swoosh. Incluso una canción de Donda apareció en un comercial de Nike.

En fin, la lista necesita varios dedos de ambas manos para enlistar los múltiples desencuentros entre ambas partes.

Una recriminación por Adilettes

Ahora, este matrimonio tiene una nueva grieta luego de que Kanye utilizara su cuenta de Instagram para recriminar a Adidas y a su CEO -Kasper Rørsted- por lo que él considera una copia de sus Yeezy Slides: las Adilettes, otras sandalias también manufacturados por la marca alemana que, salvo la textura de su superficie, sí luce como una variante de la diseñada por el rapero de Chicago; misma que, evidentemente, se realizó si su autorización ni supervisión.

En el comunicado, Kanye argumenta que “este tipo de acciones son un atentado contra otros diseñadores, músicos y deportistas”, mismos que “no se expresan libremente por miedo a las consecuencias que les pueda acarrear con las personas al poder”.

West cierra el mensaje con una invitación a que el CEO se comunique directamente con él para resolver el inconveniente.

Si bien al acuerdo entre Kanye West y Adidas todavía le quedan muchos años de vigencia (de hecho no podemos olvidar que ya hay lanzamientos programados de la colaboración para los próximos tres años), no suena descabellado que el vínculo termine repentinamente.