Tras varios meses de estrenos, finalmente tenemos la oportunidad de escuchar el segundo álbum de estudio de Jónsi como solista Shiver (2020), mismo que estuvo en desarrollo por poco más de una década y que nos muestra al líder de Sigur Rós en un papel bastante lejano al cual nos tenía acostumbrado, pero que no sorprende dado lo visibles que han sido sus influencias desde el principio de su carrera.
Así pues, este material de once tracks nos muestra al islandés experimentando con sonidos electrónicos. Sobre sus dulces baladas que siguen cargando con elementos de dream-pop y puentes instrumentales largos y pasionales a la post-rock que siempre lo han distinguido, Jónsi ha decidido colocar capas de beats glitch-core, fuertes bajos a la trap y poliritmos a la IDM. Tal como lo hicieron sus héroes Radiohead en Kid A (2000) hace veinte años con su rock-pop y Sufjan Stevens con su folk en Age Of Adz (2010).
El resultado es un material bastante interesante que lejos de cumplir con la promesa de sus sencillos ‘Exhel’ y ‘Cannibal’ (en colaboración con otra de sus heroínas, Elizabeth Fraser de Cocteau Twins) de seguir con la búsqueda de integrar bases industriales y agresivas a su música, que nos mostró con Sigur Rós en el estreno de su último sencillo ‘Ovedour’, una maravillosa evolución en el sonido de la banda; lo que Jónsi entrega en este proyecto es una compilación de tiernas canciones pop con bloques de beats colocados encima de ellas.
La gran mayoría de las canciones se sientes salidas de Go (2010), su predecesor, solo que con los experimentos electrónicos encima de ellas. Es un rejuvenecimiento creativo que en ocasiones emociona, como en los golpeteos de ‘Wildeye’ o en el outro disonante de ‘Kórall’, pero en ocasiones estas capas se sienten fuera de lugar. Contrario a los experimentos de Sufjan y de Thom Yorke, estos elementos que se integran al imaginario de Jónsi no toman un papel substancial en el desarrollo y el planteamiento de sus canciones; las bases siguen siendo las mismas que nos mostró en su trabajo pasado.
Para celebrar su estreno, el islandés publicó un comunicado en redes sociales en el cual explica que estas piezas las empezó a escribir justo después del lanzamiento de su primer álbum con la intención de hacer todo el trabajo de composición, grabación, producción y mezcla por sí mismo. A mitad del proceso, se dio cuenta de que necesitaba ayuda, acudió a diversos músicos y productores, desconstruyendo las canciones que ya tenía hechas y re-imaginándolas como algo más, agregando elementos sobre ellas, en específico los electrónicos.
Este proceso se nota dentro de la escucha y debido a la familiaridad, es difícil no ver con claridad la verdadera cara de las canciones, debajo de esa máscara pesada de música glitch.