Este domingo 2 de septiembre, un incendio se inició en el Museo Nacional de Brasil, uno de los edificios culturales más importantes del país sudamericano, destruyendo casi en su totalidad un acervo de más de 20 millones de piezas.
El inmueble situado en Rio de Janeiro contenía piezas invaluables de distintos periodos de la historia brasileña y de todo el mundo. Había ejemplares únicos que iban desde huesos de dinosaurios y momias egipcias, hasta utensilios pre-colombinos.
El desastre ocurrió a las 19:30 horas locales, por causas que hasta el momento continúan siendo desconocidas. Las puertas ya estaban cerradas a los visitantes y por ahora no se conoce de alguna persona herida por el siniestro. Varias imágenes han mostrado al edificio, ubicado en la zona norte de Río de Janeiro, siendo devorado por las enormes llamas, docenas de bomberos fueron incapaces de sofocar el fuego del lugar.
“Perdimos nuestra memoria, nuestra historia. No vamos a tener a Luzia nunca más. Luzia murió en el incendio”, declaró la Presidenta del Instituto de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional de Brasil, Kátia Bogéa, respecto a los restos humanos más antiguos del Hemisferio Occidental.
“Este incendio es una tragedia para nuestra cultura”, terminó por declarar el Director del Museo Histórico Nacional, Paulo Knauss, a una cadena de televisión brasileña. “No va a quedar nada. Las llamas están altísimas y el fuego está por todos lados”, declaró el exdirector del museo, José Perez Pombal.
El Museo Nacional era el inmueble cultural más antiguo del país. Su posicionamiento desde 1818 como casa de exposición se había mantenido hasta hoy en día con un acervo que se ha extendido a lo largo de las décadas con colecciones únicas de geología, botánica, paleontología y arqueología.
Fue fundado por el Rey de Portugal Juan VI, el 6 de junio de 1818, bajo el nombre de Museo Real, con el propósito de fomentar la investigación científica en Brasil, hasta entonces una colonia salvaje y desconocida. Originalmente se encontraba ocupando un predio ubicado en el Campo de Santana, en el centro de Río pero tras la independencia todo fue transferido al Palacio Imperial de São Cristóvão.
Además de las piezas sudamericanas, el museo también era casa de material invaluable proveniente de otras regiones del mundo. Se incluían momias egipcias, estatuas de la Antigua Grecia y piezas arqueológicas de la civilización etrusca, entre muchas otras cosas.
La pieza de la que más se ha hablado en la prensa brasileña es la correspondiente al cráneo de Luzia, el resto de una mujer prehistórica que fue encontrado en una cueva de Minas Gerais en 1975, por la arqueóloga Annette Laming-Emperaire. Durante años fue el resto humano más antiguo encontrado en occidente, hasta la llegada de Eva de Naharon en Yucatán, México.
Ha sido una de las principales atracciones del museo desde el 2011. En 1999 su rostro fue reconstruido gracias a la financiación de la BBC y, poco después, la Universidad de Manchester elaboró una réplica de su rostro.
Este gigantesco meteorito fue encontrado en 1784 dentro de la Bahía. Tiene dos metros de largo y uno de ancho con un peso de 5,260 kg.
Se trata de un objeto metálico y pesado, por lo cual se espera que sea una de las pocas piezas que sobreviva a las llamas. Sin embargo, se ha reportado que una gran parte del edificio de ha derrumbado, por lo cual es probable que sea difícil encontrar al objeto entre los escombros.
La colección arqueológica más grande de América Latina ingresó al museo en 1826 gracias al comerciante Nicolau Fiengo. Él llevó a Brasil una colección de antigüedades que perteneció al explorador italiano Giovanni Battista Belzoni.
De acuerdo a los registros, el Museo Nacional poseía un acervo paleontológico de más de 56,000 ejemplares divididos en núcleos de paleobotánica, paleo invertebrados y paleo vertebrados.
La colección estaba compuesta por fósiles de plantas y animales. Aunado a ello, había reconstrucciones, réplicas, modelos y moldes.