El fin de una década para el rock mexicano, una retrospectiva a Hombre Sintetizador de Zurdok

// Por: Oscar Adame

vie 12 agosto, 2022

Por: Diego Vázquez

El 12 de agosto de 1999, la agrupación regia Zurdok publicó su segundo disco de estudio bajo el nombre de Hombre Sintetizador. Desde Monterrey, Nuevo León, la agrupación liderada por Gerardo Garza  Chetes,  Fernando Martínez, David Izquierdo, Maurizio Terracina, Jorge “Fletch” Saénz y Gustavo “Catsup” Hernández destaparon una estampa de la Avanzada Regia. 

Esta segunda placa es el sucesor de su disco debut Antena (1997) en  el que en ese entonces se hacían llamar Zurdok Movimiento. Con este álbum y con el principio de la banda surgió la llamada Avanzada regia con la que Zurdok hizo eco más allá de Monterrey junto con otras bandas más como Plastilina Mosh, Jumbo, Control Machete, El Gran Silencio y más.

Este fue un álbum pilar para que Zurdok mutara, se despojaron de su apellido para ser solo  Zurdok. Su segundo trabajo discográfico fue muy aplaudido, destacando como quizá el más relevante de su corta discografía, pero que se convertiría esencialmente en un clásico de finales de la década de los años noventa. 

Sin titubeos, pudiésemos decir que Zurdok comandó una de las primeras agrupaciones en el exponente del rock creado en el norte del país, este combo de músicos despidieron una década, la más fructífera de todos los tiempos en creación de bandas. 

Si bien su disco debut Antena, se procreó con influencias del país vecino y con ese tinte del grunge noventero; El Hombre Sintetizador los hizo consolidarse en la última estela, justo antes de que entrara el nuevo milenio. 

Editado bajo el sello Manicomio, es un material que se nutrió de la auto exploración sonora de parte de sus miembros. Producido por Peter Reardon en los Estudios Capitol (Hollywood) y Tetragramaton (Pasadena, California), fue el álbum que los puso fuera del radar mexicano, y los hizo cruzar el charco. 

Para las quince pistas que incluye el LP, parte de su sonido tomaron tripulación su líder, Chetes y su bajista, Murizio Terracina.  Hombre sintetizador es un artífice de una nueva generación de rock mexicano, donde su sonido primario fue la experimentación sonora en el juego de sintetizadores y voces distorsionadas, poco usual en bandas de su generación. 

El afortunado acierto de Zurdok fue emular aquellos discos clásicos anglo, que en ese entonces cimbraban. En ese entonces había pocas agrupaciones que estaban llamando la atención con su propuesta: Zoé, Jumbo, La Gusana Ciega y Plastilina Mosh. 

Ellos de alguna manera dieron la cara, para futuras bandas que les seguirán los pasos, haciendo que Zurdok se perfilara como una agrupación que estaría en las estanterías del rock nacional. Hombre Sintetizador fue un disco con poca credibilidad de éxito, sin en cambio , vio el génesis de una banda que definiría un concepto . Atestiguando que el año 99 fueron de las más sostenidas en germinación de talento. 

Su aparición a poco más de dos décadas: Hombre Sintetizador de Zurdok sigue siendo un álbum memorable que engloba el principio de una época que vale guardar en el cajón. Canciones como ‘Abre los Ojos’, ‘¿Cuántos Pasos?’ o ‘Si me Advertí’ son parte de ese legado que ese material nos regaló. 

Metáforas y un sentido de viaje. Posmodernidad 

Tal pareciese que Hombre Sintetizador pretendía emular a contarnos una historia de Metáforas y un sentido de viaje, iba más enfocado a mirar hacía la posmodernidad. Desde su peculiar portada de un hombre ( robot) con figuras geométricas. 

Es un álbum que plantea más preguntas que respuestas. Con perspectiva filosófica que plantea desde lo básico y moderno el sentido y sinsentido de su propia existencia como seres humanos. Un álbum que se enfoca en la búsqueda del propósito de vida de cualquier hombre posmoderno.

Dicho en otro sentido, Hombre Sintetizador: Un álbum conceptual que nos revela el viaje de un personaje, de la ignorancia a la verdad. Este es el disco más existencialista , quizá más fundado y creado en una década crucial ; y en la que la nueva era estaba en camino. 

El álbum se caracteriza por el gran número de instrumentos musicales que lo forman y le dan textura e identidad a cada una de las canciones. Batería, guitarras, bajo, contrabajo, banjo, teclados, flautas, oboe, clarinete, fagot, corno francés, trompeta, trombón, tuba, timbal, platos, clavecín, arpa de boca, triángulo, pandero, palo de lluvia, vocoder, marimba, flauta de vara kazoo, theremin, salterio, arpa, violines, shakers, cello, viola y campanas son los instrumentos que se llegan a escuchar en el disco.

Definido como un viaje ecléctico y excelso, un disco “visionario” que encontró una identidad y ahora se quedó atrapado en el tiempo. Los 60 minutos más trascendentales del mundo futurista.