Fotografías de David Barajas (@daviddbarajas)
“Música Electrónica-Figura Rítmica-Arte Política de la Era Atómica”, extraída de “Electric Café”, una de las canciones más icónicas de Kraftwerk, resume perfecto lo que son los shows en vivo de la banda alemana y lo que se vivió anoche en el Pepsi Center en su regreso a la Ciudad de México.
No existe otra banda en la historia de la música electrónica que haya transformado e influenciado tanto a la cultura pop como lo hizo Kraftwerk, su legado es infinito, incluso, hoy en día; las canciones que hicieron hace más de cuatro décadas siguen sonando a un futuro brillante. Música inspirada en el ruido de las ciudades, en las máquinas y en sucesos históricos y los inventos de la humanidad y de la tecnología, que sigue conectando con generaciones tras generaciones. Kraftwerk siempre ha hecho música relevante, música que trasciende, atemporal y futurista y siguen siendo una instalación viva y activa que sigue respirando modernidad a pesar de que ya solo nos quede un miembro original, el eterno Ralf Hütter.
Los pioneros de la música electrónica alemana Kraftwerk nos regalaron probablemente el mejor show desde su primera visita a la carpa neumática en aquel lejano 2004, y es que para sorpresa de muchos que esperábamos básicamente ver el mismo show que venían presentando en su última gira, en esta ocasión agregaron nuevas canciones, rescataron otras y las versiones eran diferentes en su estructura final, además de incorporar nuevas modificaciones visuales y personalizadas.
Kraftwerk entregó una experiencia sonora y visual que raya la perfección con una pantalla gigante y de gran tamaño detrás de ellos y un diseño de escenario minimalista que consiste en cuatro podios robóticos que sostienen a los cuatro integrantes que permanecen casi inmóviles con esos uniformes fosforescentes a rayas que emulan al futuro de la música en la que se inspira y dando inicio a su show con un bloque de su disco Computer World encabezada por Numbers-Computer World-Homecomputer y seguida de Spacelab, en donde en los visuales se puede ver a un ovni aterrizar en el mismísimo Pepsi Center provocando la euforia de los asistentes.
Y aquí vienen las primeras grandes sorpresas integradas al setlist de esta gira Airwaves adaptada a la versión de su catálogo 3-D y Tango, un lado “b” que jamás fue lanzado en un disco oficial (al menos de estudio) y que tocan esporádicamente por no decir rara vez en vivo exclusivamente, una versión muy techno y oscura.
Después vino una estructura de los éxitos más grandes de la banda, un recital perfecto en donde sonaban espectacularmente The Man-Machine con los visuales adaptados a los integrantes modernos de la agrupación, Electric Café que es prácticamente una catedra de introducción a toda persona que quiera saber de que va la música electrónica explicada breve y contundente, Autobahn que sigue siendo un clásico que se disfruta bastante, Computer Love que es la balada irresistible de la banda y que encumbra una de sus más grandes composiciones pop, y así llega un boom de la noche con The Model, que para muchos es simplemente una canción obligada pero que para otros es quizás la canción más famosa que tanto esperan del set, seguimos aterrizados y en mood relax con la otra bella balada que también es otra infaltable y que nos regala una atmosfera de comunión bellísima con Neon Lights.
Mientras los robots nos encantan con sus sintetizadores, vocoders y varias máquinas de efectos, la audiencia se quedó paralizada con el último momento bloque de la noche, y sobre todo, el más poderoso, Radioactivity suena y suena más fuerte que cualquier otra canción, es una experiencia intensa experimentar lo que esa canción proyecta en vivo, es estar atrapado en un espacio y momento de la historia de la humanidad y los fans lo saben, el publico presente lo sabe y lo viven al máximo.
Después llegaron los éxitos del que hasta ahora es el último disco de estudio de Kraftwerk y el único que han lanzado en lo que va del siglo XXI, Tour de France 1983 / Prologue / Tour de France Étape 1 / Chrono / Tour de France Étape 2, una de las canciones más celebradas de la noche y sin duda uno de los clásicos que perduraran hasta el fin de los tiempos, combinándolas de gran forma.
Trans-Europe Express, The Robots y Boing Boom Tschak-Music Non-Stop marcaron el final de esta gran experiencia que ningún asistente olvidará y Kraftwerk permanecerán influyendo hoy en día y en las décadas por venir, y eso es una realidad. Su legado sigue evolucionando y vitalizando con todas y cada una de sus presentaciones en vivo de las que muchos de nosotros pudimos disfrutar tal vez más de una o dos o tres veces.
Kraftwerk nos brindó una gloriosa experiencia alta fidelidad llenas de imágenes impresionantes. Dejando claro que no han existido arquitectos del sonido como ellos en la historia de la música, así que estos shows en el futuro se convertirán en una leyenda.