La pandemia hizo que ahora la vida se sienta asincrónica: dos años después, seguimos cobrando facturas emocionales de todas aquellas cosas que quisimos hacer durante el 2020 y que tuvieron que limitarse a bailar en pijama -en la sala de nuestras casas- mientras el mundo afuera se caía a pedazos.
“What’s Your Pleassure?” (2020) de Jessie Ware fue una de esas obras cuyo objetivo final se vio frustrado por el encierro y cuya calidad es tan alta que merecía su revancha, tarde que temprano.
Fotografías de @la.danisela
La nominada al Mercury Prize parecía una promesa que jamás se iba a cumplir para México; por eso, cuando finalmente se anunció su visita a nuestro país, a nadie le sorprendió el sold out.
Y lo que vimos la noche de ayer fue básicamente la coronación de un icono: el homenaje a la vida nocturna y a muchos bastiones trascendentales en la construcción de la cultura LGBTQ+.
Fotografías de @la.danisela
Con apenas dos bolas disco, un fondo de satín enorme y un sueño, demostró que no se necesita una producción millonaria para ofrecer uno de los mejores shows del 2022 en tierras mexicanas, lo cual no es poco decir si consideramos la basta cartelera de conciertos que se han vivido -y se vivirán- en lo que resta del año.
Sostenida desde lo colectivo, el recital inició con dos bailarines que irrumpieron el escenario: abanico en mano y una exhibición de voguing hasta formar un cubo con las dos coristas y darle la entrada a la reina de la noche.
Jessie Ware apareció ataviada en una capa de mesh y plumas con incrustaciones; y desde que la vimos, se confirmó que pertenece a la misma estirpe de las leyendas que movieron a su antojo los grandes clubes nocturnos del siglo XX: Donna Summer, Gloria Gaynor y Cher estarían tranquilas de que su legado quedó en las mejores manos posibles.
Fotografías de @la.danisela
Con energía desbordante pero contenida, su sola presencia es la prueba de que no existe una sola clase de Popstar. Apenas terminaba la primera canción cuando se expresó sorprendida del recibimiento que le dimos:
‘’Me contaron grandes cosas del público mexicano; pero hoy me doy cuenta que son mucho mejores que cualquier rumor que se diga sobre ustedes. Gracias a Twitter e Instagram me hicieron saber que me querían aquí y tenía que atender a su llamado… Ahora no me quiero nunca más’’.
Y el set avanzó, sin descanso y hit tras hit. Por ser la última fecha del tour -y con ello, el broche de oro de la era What’s Your Pleassure?– el concierto adquirió una energía especial, entre la melancolía y las ganas de que el venue fuese aún más grande para bailar a nuestras anchas.
Aunque había muchos pasajes coreografiados, una de las virtudes del espectáculo fue la libertad con que todos en escena reaccionaron al público y a la música, lo que generó la impresión de que realmente nos encontrábamos en una fiesta en la que Jessie Ware era nuestra anfitriona.
Por un momento, el Auditorio BB se convirtió en un ballroom con referencias al vogue, al Estudio 54 y a las películas eróticas que Hollywood hizo famosas durante los 80, como Nine & A Half Weeeks (Nitzche, 1986) o Fatal Attraction (Lyne, 1988).
El concierto duró una hora y veinte minutos pero el despliegue emocional y de energía no necesitaron de más. Jessie y todo su equipo se despidieron con la promesa de volver cada que nosotros queramos. La noche fue joven… Y lo seguirá siendo.