Fotografías de Daniela Méndez Jaimes (@la.danisela)
Es la primera canción del show de Álvaro Díaz en el Pepsi Center de la Ciudad de México. Uno que por número y por significado, tiene argumentos para ser el más importante de su carrera hasta el momento. Mientras los casi ocho mil asistentes levantan sus celulares y cantan “OG Black”, un muchacho que seguramente no supera los veinte años se abre paso entre el público cubriéndose la cara con el antebrazo derecho mientras su pecho se contrae.
Cuando pasa a mi lado cruzamos miradas y puedo ver que se avergüenza porque noto sus lágrimas desbordantes. No son de euforia sino de tristeza. Está decidido a salir del recinto pero alguien le advierte que una vez afuera, no hay manera de regresar.
Lo piensa dos veces: regresa su mirada al escenario y ya no puede contener su corazón en llamas. Entre los altos decibeles que corean “que no pare el bellakeo”, él grita: “¡¿Por qué me hiciste eso?!”. Creo que solo yo lo escuché.
Fotografía de @la.danisela
Con Ese Brillo Dejas Ciego A Cualquiera
Muy a lo Kanye en meses recientes: full Balenciaga en blanco y negro, con unos golpes maquillados en toda la cara, Álvaro Díaz se abrió paso desde la rampa de su escenario a la vista de toda una legión de fans que hicieron de ese concierto un sold out contundente.
La escenografía que pretendía emular una tierra fantástica, los visuales tridimensionales a cargo del artista digital mexicano ROJAS (@rxxjvs) y la energía que irradiaba Álvaro lo hacían ver más como el villano de la historia que como el Mickey Mouse.
Una tras otra tiró en orden prácticamente todos los temas del lado A de Felicilandia, el motivo de este mini tour por las principales ciudades de México y al que ha empezado a despedir para darle paso a su siguiente era.
Fotografías de @la.danisela
Le acompañaban un baterista, un tecladista, un bajista y un guitarrista que matizaron las canciones desde lo melódico pero que le restan intención bailable.
La gente no se inmuta: es de esas noches en las que por más esfuerzos que haga la ingeniería de audio y la voz del artista, están destinados a ser opacados por la multitud.
El show es de nosotros: de las dos chicas cuyas madres esperan en una esquina del venue en lo que ellas se desviven por el que probablemente fue el primer concierto de sus vidas… De la pareja que decidió usar el show como música de fondo para besarse durante dos horas continúas… Del grupo de amigos que venían vestidos casi uniformados entre sí y que cantaron todas las canciones como si fueran ellos los que estaban arriba del escenario… De la pareja que tuvo una discusión mientras sonaba “Tortura China”… De Zizzy, de Bratty y de Papi Sousa que se unieron al show para recrear sus versos en canciones del protagonista… de Malverde, que se nos adelantó en el camino y que en voz del mismo Álvaro, fue el artífice de que él llegara a México…
Young Luis Miguel tira un medley de veinte minutos con todos sus éxitos del pasado: de cuando era rapero de Soundcloud y sus rolas eran pesadas. Los fans que han estado con él desde el principio lo agradecen y él los recuerda, de aquella tarde en el Trokadero de la colonia Roma cuando tocó por primera vez en nuestro país y se sorprendió de que hubiera una fila de treinta personas esperando a verlo.
Previo a la última media hora del show, la energía cayó en un pequeño bache que varios utilizaron para ir al baño y recargar cerveza.
Después, hit tras hit: desde “Problemón” hasta “Reina Pepiada” y algunos guiños a Sayonara, el disco que se viene: al parecer con más sintetizadores y sonidos Pop.
Una explosión de papelitos, lásers y neblina cierran un performance que tuvo para todos. Álvaro Díaz consolida su posición como uno de los consentidos de esta ciudad y del Pop alternativo que a veces parece Reggaeton y a veces parece R&B.
Otra vez no tocó “Para Ya!”, quizá su canción más propositiva y explosiva. Algún día se saldará esa cuenta. Adiós a Felicilandia.
Epílogo
El muchacho no deja de llorar contra sus manos. Del público emerge una chica que corre hacia él y lo abraza. Le dice que todo va a estar bien. Ya lo decía el intro del show: “Felicilandia, el lugar al que los niños tristes vienen a ser felices”. Y yo espero que, sin importar qué viste o qué escuchaste en esa primera canción, para la última sí hayas logrado ser feliz. Felicilandia se trata de ti y de tu amiga… De todos los que estuvimos ahí.