Dentro del marco de la Semana Indie Rocks!, el viernes 7 de junio tuvieron lugar los 2 shows de TR/ST en la Ciudad de México. La demanda de boletos fue gigantesca y el sold out del primer show anunciado provocó que se abriera una segunda función más temprano el mismo día para dar cabida a aún mas seguidores del proyecto de Robert Alfons.
El desfile de personajes abandonando el Foro Indie Rocks y de los que llegaban para el segundo show daba testimonio de la diversidad en el público de TR/ST, lo que les ha permitido ser parte del repertorio musical de personas afines a distintas formas de expresión: había personas semi-drageadas y excéntricas en su vestimenta y maquillaje, algunas revelando una vena gótica y oscura mientras otras se inclinaban por atuendos coloridos, aprovechando la ocasión para usar la vestimenta más estrafalaria. También había quienes se alejaban de lo excéntrico y estaban ahí para disfrutar del concierto, sin necesidad de llamar la atención.
Ya adentro, el foro se llenó casi inmediatamente, y a pocos minutos de comenzar era imposible moverse demasiado. Una vez que las luces se apagaron y TR/ST saltó al escenario, nadie pudo estar quieto en ningún momento, especialmente por las canciones que la banda soltaba desde el escenario. Enfocándose sobre todo en The Destroyer, el setlist estuvo plagado de fan favorites del aclamado primer disco del 2012, ese que puso en el radar a TR/ST y que inevitablemente hace bailar tanto a punks como a góticos y drag queens.
Robert Alfons ya ha hablado sobre la liberación resultado de hacer su último álbum, y de sentirse más cómodo consigo mismo sobre el escenario. Lo ocurrido el viernes demuestra la energía que se le ha inyectado a Alfons, viéndose más seguro en sus movimientos y menos tímido al mostrarse vulnerable.
La energía del público sin duda también provocó muchos de los atrevimientos del canadiense:
mientras soltaban joyas como “Bulbform” y “Shoom”, a donde se volteara había una actitud de gozo y despojo de cualquier indicio de vergüenza. El baile en el que todos nos vimos inmersos en ocasiones pudo resultar molesto para algunos sensibles, pero era la muestra de la desenvoltura que provoca la música de TR/ST sobre su público.
Las canciones de The Destroyer fueron recibidas como si ya se trataran de clásicos, y su cercanía musical hacia lo mostrado en TRST (2012) no pudo haber sido más obvia. “Unbleached”, “Poorly Coward” y “Colossal” se sintieron naturales al convivir con canciones del primer álbum, creando un arco entre discos sin bajar los ánimos en ningún momento.
El sonido del lugar fue exquisito como pocas veces, y aunque se trata de un proyecto completamente electrónico, la incorporación de la batería en vivo nunca se sintió forzada. Al contrario, lograba elevar el punch de cada canción haciéndonos bailar más, ya que la percusión continua y profunda es un elemento importante en la música de TR/ST.
La madurez que ha alcanzado Alfons con el proyecto es admirable. Pudiendo caer en lugares comunes o aburridos, deslumbra con una energía pocas veces vista anteriormente. La honestidad que impera en esta nueva etapa de TR/ST hace visible la importancia de mantener cerca a su público, fortaleciendo el vínculo al dejarnos ver la fragilidad humana de Alfons.