Tras diez años desde la última visita de The Rolling Stones a la Ciudad de México, quienes tuvimos la oportunidad de ir al Foro Sol la noche de ayer, fuimos agasajados con una exquisita presentación en vivo por parte de la más grande banda de rock de la historia.
Esta vez, sin una escenografía o parafernalia espectacular como en ocasiones anteriores, Mick, Keith, Ronnie, Charlie y su banda de respaldo, no necesitaron más que su energía y su legado para hacer vibrar el recinto entero.
A las 19:45 comenzó Little Jesus, la banda nacional telonera, con un Foro Sol en un 40 o 50 porciento de su aforo total. La audiencia se encontraba adaptándose, mientras buscaba a los suyos dentro del recinto o miraba alrededor para ver qué comer o beber. Una que otra alma bailaba, uno que otro abucheaba y otros simplemente se encontraban en estado contemplativo. A decir verdad, la respuesta fue sorpresivamente más positiva que con Fobia en febrero de 2006, quienes abrieron el concierto pasado en la gira A Bigger Bang. Obviamente, al momento en el que Little Jesus anunció su partida, la gente respondió con un eufórico grito de emoción dedicado a The Stones. A las 20:15 salieron del escenario.
En el momento entre banda y banda, se comenzó a llenar el lugar. Los asistentes comenzaban a mostrar destellos de emoción desde que cruzaban la puerta de acceso y veían el logo de la lengua iluminado sobre un fondo amarillo y decorado con la leyenda Ciudad de México.
En punto de las 21:00 comenzó la proyección de un visual que pasó por prácticamente toda la historia y las portadas de la banda en tan solo unos minutos. Consecuentemente se escucharon los primeros acordes de ‘Start Me Up’ y vimos sus delgadas figuras arropadas con prendas llamativas para empezar el viaje por su amplio repertorio. Continuaron con uno de los clásicos favoritos de sus fans, ‘It’s Only Rock N’ Roll (But I Like It)’, canción que Mick complementó con sus característicos movimientos de pelvis.
Con un español relativamente ensayado, Jagger saludó a la audiencia “Hola México, hola pues. ¿Cómo estás? ¿Bien?” y dio inicio a ‘Tumbling Dice’, canción apoyada por coros y metales. “Hace 10 años que no estábamos en México. Antes tomábamos tequila, ahora tomamos mezcal.” Mencionó Mick antes de comenzar con ‘Out Of Control’ y entregar una esmerada ejecución de armónica como bien sabe lograrlo. Posteriormente dieron paso a la canción ganadora dentro de la encuesta realizada por la banda, es decir, la que el público mexicano escogió: ‘Street Fighting Man’, en la que Ronnie y Keith se repartieron acordes en un diálogo entre sus guitarras y ambos parecían muy entretenidos mientras Mick los acompañaba al ritmo de las maracas.
Le siguió su balada por excelencia ‘Wild Horses’, para después reventar con ‘Paint It Black’. Charlie Watts, aunque es el integrante de mayor edad dentro de la banda y a pesar de que últimamente su estado de salud ha pasado por altibajos, dejó mostrar su habilidad –y valga la paradoja- una frescura jovial. La audiencia acompañó la melodía de la guitarra con un sonoro “oh oh oh”. Tanta euforia se duplicó con ‘Honky Tonk Woman’, canción que con un impecable solo, se llevó su tecladista Chuck Leavell, quien ha acompañado a la banda desde 1982, fue parte de Allman Bros., ha colaborado con Eric Clapton, George Harrison, John Mayer, AC/DC y está considerado como el “sexto” Stone.
Al terminar esa canción, Mick retomó su discurso en español: “La estamos pasado bien en México. Sean Penn vino al hotel… Fuimos al Zócalo y las pirámides pero lo mejor fue cuando fuimos a las luchas. Charlie Watts quiso subirse al ring… Ok, basta de chistes en español, voy a presentar a la banda: En los coros, Bernard Fowler y Sasha Allen. En el sax, Tim Ries y Karl Denson. En los teclados, Matt Clifford. En el bajo, Mr. Darryl Jones. En la guitarra, Ronnie Wood. En la batería, Charlie Watts. Y también en la guitarra, mi compadre, Keith Richards.”
Tras la presentación, Keith tomó la palabra: “México, ha pasado mucho tiempo. Disfruten esta canción.” Y con guitarras acústicas, Ronnie con un slider y Keef en la voz principal, comenzaron ‘You Got The Silver’ al más puro estilo country blues característico de los inicios de la banda. Considerando los dedos artríticos de Keith y su rasposa voz, nos entregaron una presentación llena de emoción. Keith siguió en la voz, apoyado por los coristas, ahora con ‘Before They Make Me Run’, canción que sustituyó por su afamada pieza, ‘Happy’, haciendo saltar a unos cuantos miles.
Se apagaron las luces, hubo un minúsculo break amenizado por el sonido de los toms para luego incorporar guitarra y harmónica. Se enciende la luz y vemos un nuevo vestuario brilloso en nuestros queridos intérpretes. ‘Midnight Rambler’ revivió el blues, extendiéndose a casi 10 minutos de duración y haciendo que Jagger, en la parte instrumental, se soltara con una brutal y energética coreografía. Después dirigió al público de manera interactiva, señalando cuando cantar “my my my” y “oh yeah”.
“Ustedes son chidos.” Dijo Mick, muy seguro, y le entregaron una stratocaster negra. Comienza ‘Miss You’, su consagrada pieza disco con es particular línea de bajo dominada por Darryl Jones, quien desde 1993 ha sido parte de la banda tras la renuncia de Bill Wyman, y además fue bajista del maestro trompetista Miles Davis. Se originó un duelo entre saxofón y bajo con el más puro Groove y al final Mick sacó una bandera nacional, creando así un furor extremo entre los más de 65,000 fans.
‘Gimme Shelter’ acogió perfectamente la potente vocalización de Sasha Allen, la corista que sustituye a Lisa Fisher, quien estuvo durante muchos años con la banda. Ella tomó la batuta en la canción, llenando los huecos que ocasionalmente se le atravesaban a Jagger en la voz. Con su constante interacción con el público, Jagger preguntó a los asistentes de las gradas que cómo la estaban pasando, mientras que los primeros fuegos artificiales de la noche anunciaron también los primeros 4/4 de ‘Jumpin’ Jack Flash’. Si uno cierra los ojos por un momento, es difícil creer que los miembros de la banda están por llegar a los tres cuartos de siglo, pues su efusividad continúa a flor de piel.
‘Sympathy For The Devil’ fue decorada con los visuales más llamativos: diablos, cruces, el símbolo de Lucifer, pentagramas, todo rojo en un fondo negro, enmarcando a sus satánicas majestades mientras la audiencia permanecía en trance, invocando el auténtico ritual del rock n roll. ‘Brown Sugar’ funcionó para romper el trance y volver a la euforia, cuando ya varios sabíamos que se acercaba el final. Aún con una gran energía, se escuchó a Jagger despedirse “Gracias México, hasta luego.”
Mucha gente aún no entiende el viejo truco del encore y empezaron a desalojar el lugar. Después de unos minutos, comenzó el emotivo coro introductorio de ‘You Can’t Always Get What You Want’. El coro del público resultó casi tan potente como Elementuum, el coro que acompañó a la banda en el escenario. La canción tuvo un desenlace al más puro estilo Be-Bop. Mick agradece al coro y comienza el sonido de la despedida, ‘Satisfaction’. La audiencia ensordecía el audio y sus saltos creaban una frecuencia extra dentro de la canción. Mick boxeaba al aire mientras Charlie Watts llevaba el tiempo perfecto y Keith y Ronnie tocaban uno de los riffs más recordados en la historia de la música del siglo XX (¿Y quizás XXI?). The Rolling Stones concedieron un épico final a las 23:05, tras dos horas de show, entregando cada chispa de energía de principio a fin en la primera de dos fechas en la Ciudad de México, antes de terminar su gira Latinoamericana con su primer presentación en la historia en Cuba.