Previo a la presentación de Annie Clark en el Festival Ceremonia, el escenario principal se vació casi por completo. De la cantidad de gente que disfrutó de King Krule pocos minutos antes, sólo quedaba aproximadamente una quinta parte.
La salida de personas se convirtió en una buena oportunidad para que los seguidores de St. Vincent se acercaran al escenario, cosa que hicieron, elevando las ansias por la salida de la compositora de temas como ‘Digital Witness’ y ‘Your Lips Are Red’. Cuando lo hizo aparecieron primero sus músicos de apoyo, cubiertos por máscaras y trajes blancos que los cubrían por completo, como si se trataran de autómatas franceses de principios del siglo pasado.
Es esa falta de alma y automatización de las emociones a la cual critica Annie dentro de su último disco de estudio, MASSEDUCTION (2017), uno de los materiales más aclamados del año pasado. Sin embargo, su acto en vivo, aunque histriónico, se mostró con la misma automatización que ella critica, similar a lo hecho por Sparks en los 80, pero sin la ironía. Esto no sucedió durante la gira promocional de St. Vincent (2014), cuando logró exponer su visión respecto a los mundos distópicos de Huxley y Orwell con bailes y una puesta en escena muy llamativa.
MASSEDUCTION no es un disco muy obscuro, las lindas armonías a sintetizadores que distinguen a la cantautora desde su etapa de Actor (2009), siguen ahí, al igual que los coros pop, y el dramatismo de su voz, pero ella quiso ejecutar un set bastante gris, inmóvil. A lo largo de hora y tres cuartos de set, Annie dijo e hizo poco más de tocar las canciones que componen a su más nuevo lanzamiento.
En forma de rechazo al starsystem, se paró en la zona del lado izquierdo del escenario, en lugar de en el centro, para presentar canciones de su último material. ‘Sugarboy’, ‘Los Angeles’ y ‘Pills’, fueron coreadas por un público entusiasmado, pero fue cuando empezó a tocar temas de sus discos pasados que la recepción de los asistentes empezó a tomar forma.
‘Digital Witness’ fue bailada tal como en el video musical que acompañó a su lanzamiento, un aclamado audiovisual que la hizo ganadora de varios premios Mtv, al igual que otras canciones de su disco homónimo ganador del Grammy a Mejor Disco Alternativo, ‘Prince Johnny’, ‘Rattlesnake’ y ‘Severed Crossed Fingers’.
‘Marrow’ de su segundo disco de estudio, Actor (2009), tuvo una interpretación soberbia, con un juego de luces programadas que resaltaron los cambios en el tempo con los cuales cuenta la canción. St. Vincent se soltó de su personaje para mover un poco las caderas mientras tocaba su guitarra Ernie Ball Music Man, la cual ella misma diseñó.
La entrada y salida de esas guitarras fue impresionante, por cada canción que tocaba, Annie Clark recibía una guitarra del mismo tipo con variación en su color. Adora a su guitarra, y el público pareció adorarla también a ella.