Fotografías por Daniela Méndez Jaimes (@la.danisela)
Tras décadas de invisibilización y desdén, finalmente se han empezado a revalorizar las expresiones artísticas hechas por estadounidenses de origen latino: Kali Uchis, Cuco, Omar Apollo y un etcétera que ya logró posicionarse en los lugares más importantes de la industria musical.
Sin embargo, entre la exotización de los anglosajones y la falta de empatía de los latinos de nacimiento, su identidad sociocultural se disputa todos los días.
Snow Tha Product se ha enfrentado a eso desde el día 1 de su carrera y tras el despunte mediático de su carrera a causa de su sesión con Bizarrap, utiliza cada espacio para una sola cosa: demostrar que es la mexicana con el flow más tremendo del país.
Y así llegó al House Of Vans: con el objetivo de romper fronteras y festejar el primer año de la “casa” a base de puro fuego.
Con una intención discursiva que mezcla amor, poder y sociedad, la Snow aventó todos sus hits mientras interaccionaba de cerca con su público, casi como si fuera nuestra mejor amiga.
Que si los ex que solo nos quitaron el tiempo, las noches con cheves en el hood y flexear que está al nivel de los meros pesados, Snow Tha Product se encargó, además, de posicionarse como toda una showoman, de esas que nos llevan a agitar las manos y que presentan las canciones con relatos como las estrellas de la vieja guardia.
Como si Chabela Vargas y Missy Elliot hubiesen tenido una hija.
Con bandera de la comunidad LGBTTQI+ en mano, el cierre del show no podría haber sido más épico: un crowdsurfing que ella confesó como el primero que hacía en México y que la erigió con la misma figura de los toreros que parten plaza por todo lo alto.
Snow Tha Product se fue, no sin antes prometer mucha música para 2023.
“El siguiente año va a estar más perrón que esté”.
Y le creemos.