“Los cerdos manejan el mundo…al diablo con ellos”. Hablar de un artista como Roger Waters y su influencia en la música podría tomar horas. El hecho de debatir cuál de sus piezas discográficas es más contundente o la postura política que adoptará en su siguiente aparición en público, son temas que dejan con más preguntas qué respuestas.
Waters creó obras icónicas como The Dark Side Of The Moon (1973), Animals (1977) o The Wall (1979), llevó su música a la pantalla grande a través de discos conceptuales y maravilló al mundo con espectáculos enormes. Podríamos pensar que esto es suficiente para la carrera de cualquiera, pero para el artista de 75 años esto apenas empieza.
En México, el fenómeno Waters se ha vuelto más fuerte desde el concierto que ofreció en el Zócalo de la Ciudad de México en 2016, mismo año en el que se presentó dos noches seguidas en el Foro Sol agotando las localidades. Su visita, lo que antes parecía imposible, se ha convertido en una agradable tradición y es ahora cuando el músico le ha tomado un cariño especial al público mexicano.
Anoche presenciamos el primero de tres conciertos que ofrecerá en la capital del país. Un espectáculo que dejó sin palabras desde el comienzo. Un show que si bien recorrió discos emblemáticos, sirvió para escuchar los temas del álbum que Waters lanzó hace apenas un año titulado Is This The Life We Really Want? (2017). A través de una orquestación perfecta y una gigantesca puesta en escena el viaje daba inicio. Temas como ‘Breathe’, ‘Time’ o ‘The Great Gig In The Sky’ sacudían la sala y enchinaban la piel de los casi 15 mil asistentes.
‘Another Brick In The Wall’, como era de esperarse, recibió la participación de un grupo de niños mexicanos que bailaban y cantaban al ritmo de la música. El mensaje estaba claro, “Resistencia” una frase que nos acompañó a lo largo de las casi tres horas de espectáculo.Para la segunda parte del show la cosa se puso más interesante. Desde el alto techo del recinto una plataforma bajaba y con ella comenzaba a construirse la fábrica más emblemática del rock, la imagen que le da vida a Animals.
La locura se apoderó del recinto, la ejecución de cada una de las canciones era perfecta además de estar acompañadas de imágenes que describen la crisis, la violencia, el maltrato, que se vive actualmente en el mundo. ‘Dogs’, ‘Pigs’, ‘Money’ y la más coreada de la noche ‘Wish You Were Here’, tocaban el punto más sensible de nuestro ser.
El famoso y controversial cerdo volador, hizo su aparición atravesando de lado a lado el recinto mientras se proyectaban imágenes de Donald Trump en las pantallas gigantes que se movían al ritmo de la música. ‘Brain Damage’ fue el tema cumbre de la noche, un momento épico en donde el prisma piramidal que ilustra la portada de The Dark Side Of The Moon se apoderó de la pista descomponiendo la luz en colores aludiendo a la locura como único precio para conocer la verdad.
El paso de Roger Waters por México, es un hecho que queda marcado en la psyche de cada uno de los asistentes. Un espectáculo sin igual que siendo fanático o no del artista es un hecho obligado de ver. La majestuosidad de un show de esta magnitud no cabe en las palabras que se puedan colocar en una reseña. Simplemente es Roger Waters.