Reseña: Gabriela Estrada / @GabaMaiden
Al filo de la consola y listas para dar muestra del impacto que es presenciar un show de las Pussy Riot, lanzaron el siguiente discurso:
“Nosotras aquí y ahora, quienes enfrentamos cada día el machismo en nuestro país, en nuestras calles, en nuestros espacios de trabajo, en nuestros hogares; por la libertad de expresión, aquí en Rusia y en cada rincón del mundo, levantemos nuestra voz, porque en otros países y en otros momentos de la historia, la fuerza de miles de personas congregadas en silencio pacíficamente en una plaza derroquen dictaduras“.
Un golpe directo de sonido y congruencia con su discurso entró con la primera bocanada de hits de las Riot, dando paso a la rola ‘anti Putin’, misma que las llevara a la cárcel en 2012. ¿Recuerdan aquel episodio? En vísperas de las elecciones presidenciales, las Pussy se presentaron en la catedral del Cristo Redentor en Moscú con este fabuloso “rezo punk” que las llevó directo a un proceso judicial por el que se les condenó 3 años.
En el mismo tono y acusando a la violencia policíaca que existe en las detenciones que han mermado la libertad de expresión en Rusia ¡y en el mundo!, las Pussy danzaron al son de ‘Organs’, de 2016.
Cantada en ruso, la canción habla de toda esa carga de aplicación de la ley y de los derechos de las mujeres. Videos de policías bailando de fondo, tras un loop de imágenes violentas, donde esa magia se torna en violencia, encendiendo los ánimos de estas rusas que movieron fibras muy profundas en el escenario con su gran performance hecho piel al baile de una de sus integrantes, quien paseó en un traje que simulaba un desnudo y un cuerpo hecho retazos por la sociedad.
En este show fue increíble ver la atención que llamó en ambos géneros, provocando la unión femenina, el baile, la sonoridad, al tiempo que en el rostro de algunos de los hombres asistentes, reflejó de asombro.