La generación llamada ‘ochentera’ ha podido convocar a las bandas de antaño que nunca pudieron venir a México en su mejor forma. Aunque, para ser justos, Orchestral Manoeuvres in the Dark (u OMD en sus míticas siglas) sigue haciendo discos increíbles desde hace casi 40 años. Esa combinación hizo que la noche de este miércoles en el Pepsi Center empezara a tomar tintes de mítico.
No hubo un artista abridor, por lo que la paciencia fue importante para ver, de nueva cuenta, a la pareja conformada por Andy McCluskey y Paul Humpreys, quienes tuvieron una ausencia importante de cuatro años, y ahora pueden volver para presentar su nuevo disco The Punishment of Luxury. Aunque los ingleses sabían perfectamente que lo que más prendería entre la audiencia eran sus viejos sencillos.
Y fue así que, pasadas las 21 horas, se escuchaba la introducción de “Dazzle Ships” le daba entrada a la banda Wirral para después reventar las bocinas con “Messages” y el grito ensordecedor de los presentes, quienes ya pueden etiquetarse en la zona de ‘chavorucos’ pero que le dieron amor absoluto al dúo en todo momento.
Fue momento entonces de presentar “Tesla Girls” e “History of Modern”, mientras que McCluskey, vestido totalmente de negro, comenzaba con sus movimientos de serpiente, hipnotizando con esos pasos que no eran erráticos y mejor bien calculados. Fue así que llegó la primera gran coreada de la noche con “Pandora’s box”.
Con bastantes ‘Gracias’ en español y la fascinación de ver la entrega de sus fanáticos mexicanos, advirtieron que “The Punishment of Luxury” era nueva pero ‘jodidamente buena’, algo que en verdad no defraudó. “Forever Live and die” e “If you leave”, donde los británicos no pudieron aguantar la emoción de ver que tanto ha crecido este número de seguidores, para encaminarlos a bailar de nuevo con “Isotype”, “Souvenir” y “Joan of Arc”.
Vino un poco de calma con “Maid of Orleans”, quizá de sus éxitos más antiguos y que demostraron la gran calidad de sonido que mantiene la dupla. “Talking loud and clear” y “Walking on the milky way” eran verdaderas máquinas del tiempo hacía la mezcla electrónica con new wave. No era extraño que afuera del recinto, antes y después de la presentación, todavía se vieran playeras con otras bandas de su generación como Yazoo, Bauhaus o hasta desaparecidos como Human League.
“Dreaming” y “Sailing on the seven seas” fueron el preludio al final falso que estalló el grito absoluto. Su más grande hit “Enola Gay” fue el pináculo del espectáculo. No hubo un solo pie en el recinto de la calle Dakota que pudiera quedarse quieto ante esa genialidad de McCluskey y Humpreys, totalmente un clásico que no puede olvidarse en ninguna radiodifusora de ‘hits’ que quiera darse a respetar.
El encore llegó con “Secret”, donde los músicos confesaron que no sabían porque era un éxito en varios países. Llegó el gran final con “Electricity”, que según McCluskey es “El más antiguo y rápido de sus éxitos”. El estrobo del lugar daba la sensación de que, al final de este concierto, todo iba quedar lleno de una magia estática. OMD amenazó con volver, no sin antes agradecer todo ese cariño que, parafraseando, fue eléctrico de principio a fin por casi dos horas.