Nine Inch Nails en El Plaza Condesa #WARPGigs

// Por: Diovanny Garfias

mar 20 noviembre, 2018

Fotos por: Diego Figueroa/OCESA

Lugar: El Plaza Condesa

Fecha: 19 November 2018

A menudo la música de Nine Inch Nails es referida como adelantada a su tiempo, visceral y llena de referencias provocadoras, la mayoría de las veces a la vida misma, con anotaciones que recorren una amplia paleta de emociones, del dolor a la tristeza, pasando por la frustración o la sensación de pérdida, sin olvidar claro, la rabia y la ira. Lo anterior no es casualidad, Trent Reznor, el autor detrás de NIN, estableció el mundo en el que se movería su proyecto a través de trabajos legendarios como The Downward Spiral (1994) o The Fragile(1999), álbumes que dejaron un testimonio en el tiempo de la manera en la que la música puede cobijar las insurrecciones generadas en lo más profundo del sentido y a la vez, arrojar un resultado artístico, ilustre y glorioso.

Y aunque el trabajo de Reznor a través de los años ha evolucionado, ampliando su sentido estético y creativo, permitiéndole experimentación en otros flancos (a veces en forma de ARG con una dosis de reclamo a los sistemas totalitarios y otras, trabajando al lado de Atticus Ross bajo la batuta de un director de cine, dotando a alguna película de identidad sonara), el fuerte del proyecto y su mejor arma son las presentaciones en vivo. Más allá de los grandes shows llenos de proyecciones, pantallas de LED translucidas o incluso, de iluminación responsiva al movimiento, es el poder interpretativo de Trent y sus esbirros lo que hace de Nine Inch Nails una banda legendaria.

Hoy, luego de varias visitas a nuestro país, incluida aquella vez en 2008 en la que Reznor trajo Lights In The Sky a tres ciudades del país (CDMX, GDL y MTY), está claro que México es uno de los puntos más importantes en el globo para la banda; con esa seriedad y compromiso fue que Trent, Atticus, Alessandro Cortini, Robin Finck e Ilan Rubin entregaron, primero, un setlist diseñado para festivales en el Corona Capital (con reclamo anti Trump previo a ‘I’m Afraid of Americans’ incluido), para después, cerrar su paso por la ciudad con un show para 1500 personas en El Plaza Condesa.

 

En esta ocasión los grandes y complejos show quedaron atrás, Reznor se cansó de “tocar enfrente de videos” y en su lugar, para el Cold And Black And Infinite Touroptó por las siempre efectivas máquinas de humo y un diseño de iluminación cortesía de Paul “Arlo” Guthrie (Sheryl Crow, Fleetwood Mac, Van Halen, Lady Antebellum, etc.), algo descrito por el mismo artista como un “anti-diseño, sucio y caótico”, lo suficientemente versátil para abrazar los momentos más estruendosos de la banda o aquellos que son ceñidos por el silencio, apenas ambientados por la melodía del piano.

Durante 110 minutos Trent Reznor llevó la experiencia de Nine inch Nails al límite, con una curaduría propia del músico, para algunos inaudita, para otros fantástica, pero para todos los asistentes catártica, vehemente y seductora. ‘Branches/Bones’ fue la encargada de abrir el show, la estridencia del corte que hace lo propio en el EP Not The Acual Events(2016) es prueba contundente del poderío de la banda sobre el escenario, el preámbulo perfecto para ‘Wish’, el track clásico de Broken(1993), estandarte de los shows de NIN: “I’m the one without a soul, I’m the one with this big fucking hole” grita Reznor para dar paso a uno de los riffs de guitarra más infames en la historia del rock industrial. ‘Letting You’ y ‘March Of The Pigs’ completaron la frenética primera parte. Después Atticus tomó el piano y tras demostrar su maestría en el instrumento, dio a paso a ‘This Isn’t The Place’, de los más atmosférico de Add Violence(2017), le siguió ‘Sanctified’, la versión con los arreglos del Tension Tour, con su cadenciosa línea de bajo y su saludo a ‘Sunspots’, previo al final.

Entonces Reznor nos llevó al pasado, cuando NIN se trataba de ferocidad y de provocar, ya fuera a través de su estética, de su imagen o de su lúgubre sonido basado en máquinas. Así pasamos por ‘Reptile’, el reclamo desesperado de su álbum clásico de 1994, ambientado por el característico color verde en la iluminación. Una favorita de los fans hizo su aparición, ‘Sin’ de Pretty Hate Machine(1989), de lo más electrónicamente violento de la placa.

De su rabioso EP de 1993 se oyeron ‘Help Me I Am in Hell’ con su ensamble de tenebrosas guitarras, en una versión más fiel a la original (sin la batería que la acompañaba desde el Live: With Teeth Tour) y después, cientos de fans cumplimos el sueño de escuchar una de las canciones de NIN que, sin ser de las más representativas, nos remite a una era en específico de la banda, hablo de ‘Happiness In Slavery’, la cual con sus desgarradoras voces y su interludio metálico nos hace añorar a aquel músico lánguido, cubierto de lodo que machacaba instrumentos en Woodstoock 94. La misteriosa interpretación de saxofón de Trent en ‘God Break Down The Door’ y el vendaval de luces rojas y azul durante ‘Gave Up’ cerraron la pinza.

Durante una sesión de preguntas y respuestas con la banda en el venue, previo al concierto pude preguntarle a Reznor respecto a cómo había convencido a Atticus a unirse a la banda “lo engañé”, dijo entre risas, para después mencionar que “era una manera de reconocer su trabajo a lo largo de la historia de la banda”; anoche quedó clara la importancia del ex baterista de 12 Rounds en el proyecto, ya que protagonizó al lado de Alessandro uno de los momentos climáticos, cuando ambos se encargaron del final de ‘The Great Destroyer’, un track conocido por la experimentación implícita en su ADN, la cual fue llevada al extremo por estos artífices de la electrónica.

‘Survivalism’ y ‘The Hand That Feeds’ solo hicieron que la comunión entre público e intérpretes aumentara hasta estados prácticamente iluminados, ambos cortes viven entre los más queridos por el público que descubrió a NIN en los dosmiles. Para cuando el riff de ‘Head Like A Hole’ retumbó en las paredes de El Plaza, el concierto ya se encontraba entre los legendarios del venue, al grito de “Bow down before the one you serve, you’re going to get what you deserve”, Reznor alzó los brazos y los cientos de asistentes lo imitaron, como si de un líder de culto se tratara. Pero el show aún estaba lejos de acabar.

Tras un breve encore, la banda volvió para entregar la parte más emotiva del show, iniciando con ‘The Day the World Went Away’, una atmósfera dio pie a la iluminación en diferentes tonos de rojo para arrojar los distorsionados riffs de guitara, una de las canciones más personales para Trent volvió a sus setlist, como la majestuosa pieza de melancolía que es. Le siguió ‘Even Deeper’, que sonó por primera vez en México, “vamos a tocar una de mis canciones favoritas, de mi álbum preferido”, dijo el músico antes de que una de las indispensables de The Fragile envolviera al público. Los arreglos de cuerdas, las líneas de percusiones y las guitarras cuasi acústicas acompañaron la desgarradora voz de Reznor, que con urgencia dejaba entonar: “Do you know how far this has gone? Just how damaged have I become? When I think I can overcome, it runs even deeper.”

‘Over And Out’ demostró que la experimentación en el estudio y sobre el escenario es algo que formará parte de NIN hasta el fin de los tiempos, mientras que ‘Hurt’, en una versión maravillosa, puso punto final a una de las actuaciones que quedaran marcadas durante varios años en la mente de todos aquellos quienes tuvimos la fortuna de estar ahí y de cruzarnos en el espacio tiempo con uno de los genios de nuestras era, para escuchar a la mejor encarnación de su banda, Nine Inch Nails en su máximo esplendor.

The Fireman (Angelo Badalamenti song)
Play Video
Branches/Bones
Wish
Letting You
March of the Pigs
This Isn’t the Place
Sanctified
Reptile
Sin
Help Me I Am in Hell
Happiness in Slavery
God Break Down the Door
Gave Up
The Great Destroyer
Burning Bright (Field on Fire)
Survivalism
The Hand That Feeds
Head Like a Hole

Encore:

The Day the World Went Away
Even Deeper
Over and Out
Hurt