Encapsulados en un ambiente que nos transportó en el tiempo, con visuales en blanco y negro y las letras de Agustín Lara haciéndose presentes a través de las bocinas, así dio inicio el concierto de Natalia Lafourcade en El Plaza Condesa.
Intensas luces alumbraron a la cantante, quien ofreció un recital en donde, con grandes arreglos y una muy cuidada producción, cada instrumento sonó impecable, denotando la entrega de los músicos involucrados que desempolvaron aquellas canciones que pensamos nunca podrían tener de nueva cuenta el eco que Natalia ha conseguido en nuestros tiempos.
La telonera Daniela Spalla con su fresco electro pop hizo bailar a la audiencia por momentos, sin embargo, la verdadera energía se hizo sentir cuando los primeros acordes de ‘Farolito’ empezaron a sonar. Natalia apareció en el escenario con una sonrisa y a partir de ese momento comenzaron a desfilar, uno a uno, los invitados que hicieron de la noche un recital increíble.
‘María Bonita’ se escuchó en la voz de Luis, de Enjambre; sorpresa mayúscula causó ver entrar a Eugenia León al escenario para interpretar ‘Piensa En Mi’; le siguieron ‘La Fugitiva’ y ‘Mujer Divina’, esta última con Billy y Diego, de Motel. Una de las muy esperadas por el público, Denise, de Hello Seahorse!, fue ovacionada al compartir ‘Imposible’. Las notas de ‘Morir y Renacer’ se escuchaban con Chetes al piano y poco después la audiencia coreo ‘Amor, Amor De Mis Amores’.
Dejando por un momento a Agustín Lara, recordamos temas como ‘Amarte Duele’, ‘Casa’, ‘Elefantes’, ‘Un Pato’ y ‘En El 2000’. Con ‘Azul’ volvimos a envolvernos en la tira de organdí, ‘Si No Pueden Quererte’ hizo bailar al público, al igual que ‘Aventurera’, que para sorpresa de todos fue interpretada junto con Alex Ferreira, tal como en el disco. ‘Limosna’ le dio la oportunidad a Santiago, de Little Jesus, de hacer su propia versión junto a Natalia; ‘Ella Es Bonita’ fue seguida por ‘Derecho De Nacimiento’, para después continuar con un segundo dueto con Eugenia León.
Con ‘Cursis Melodías’ Natalia derrochó entusiasmo sin igual, la pieza perfecta para cerrar su concierto, una noche en la que nos contagió con su entrega y alegría.